La Comisión Europea ha decidido imponer un arancel del 9% a Tesla por los coches eléctricos que produce en China, y ha ajustado a la baja los aranceles provisionales para otros vehículos eléctricos que llegan desde el país asiático.
Bruselas había establecido previamente aranceles provisionales de hasta el 37,6% para los coches eléctricos fabricados en China, debido a que se consideró que los fabricantes chinos obtenían una ventaja «desleal» por los subsidios del gobierno de Pekín.
Ahora, tras una investigación más detallada, la Comisión Europea ha reducido estos aranceles. Por ejemplo, los aranceles para las marcas chinas BYD, Geely y SAIC serán del 17%, 19,3% y 36,3%, respectivamente, algo menos de lo que se había anunciado antes.
Los fabricantes que cooperaron con la investigación europea tendrán un arancel del 21,3%, ligeramente superior al de la primera propuesta, mientras que aquellos que no colaboraron enfrentarán el arancel más alto de 36,3%. Este porcentaje también se ha reducido respecto al 38,1% que se había planteado inicialmente.
En el caso de Tesla, el arancel del 9% es más bajo que para las empresas chinas porque se determinó que la compañía de Elon Musk no recibe subsidios del gobierno chino como sí ocurre con otras empresas del sector.
Las alianzas comerciales entre fabricantes europeos y chinos estarán sujetas al mismo arancel que las empresas chinas vinculadas. Estos aranceles se sumarán al 10% que la Unión Europea ya cobra por las importaciones de vehículos eléctricos de batería.
Estos aranceles provisionales entraron en vigor en julio, pero serán definitivos solo si la UE confirma su aplicación en los próximos meses. La fecha límite para esta decisión es el 30 de octubre, por lo que los aranceles podrían aplicarse a partir del 1 de noviembre y mantenerse durante cinco años.
Mientras tanto, la Comisión Europea sigue dialogando con Pekín para encontrar una solución alternativa a los aranceles. Sin embargo, algunos países de la Unión Europea, como Alemania y Suecia, están preocupados por las posibles repercusiones de una guerra comercial con China.
Éste es el único país de Sudamérica que evita a China como socio (iberoeconomia.es)