El candidato ha ganado las elecciones presidenciales brasileñas con un 46 por ciento de los votos, quedando a menos de cuatro puntos de evitar la segunda ronda electoral.
Jair Bolsonaro está a las puertas de la Presidencia de Brasil. A pesar de que ha ganado las elecciones presidenciales brasileñas con un 46 por ciento de los votos, le han faltado menos de cuatro puntos de evitar la segunda ronda electoral, que le enfrentará al sucesor de Lula da Silva, Fernando Haddad el próximo 28 de octubre.
Bolsonaro parece haber aglutinado el voto de los brasileños hastiados por la corrupción y por la violencia, en un país que registró el pasado año 63.880 homicidios. «Nuestro país es grande y próspero, no una facción criminal comandada dentro de la cárcel», dijo este domingo en una alocución a través de Youtube.
Internet se ha convertido en la tribuna predilecta del candidato ultraderechista, después de haber sido apuñalado en el abdomen el pasado 6 de septiembre por un perturbado mental de 40 años y haber pasado la campaña electoral en un hospital de Sao Paulo.
Eso no impidió que sus seguidores se agolparan el domingo frente a su casa en Río de Janeiro, donde fue trasladado la pasada semana tras recibir el alta.
Bolsonaro vive en una casa de dos pisos, frente al océano, en Barra da Tijuca, una zona acomodada de la ciudad carioca. Cientos de personas acudieron al lugar a celebrar la victoria. Portaban banderas nacionales, cantaron varias veces el himno y gritaron consignas como «familia, unida, jamás será vencida» o «Brasil es nuestro», mientras los vehículos que pasaban por el lugar tocaban sus cláxones.
Un “político honesto”
«Voto a Bolsonaro porque es un político honesto, patriota, y le va a dar la vuelta a la crisis política y económica que tiene nuestro país. Es la única opción que tenemos. La gente está desprotegida a merced del robo, la violencia y los bandidos que están armados», dijo Glenio Ritter, un empresario presente en la celebración frente a la casa del candidato ultraderechista.
Bolsonaro ha propuesto aumentar las penas para homicidas y narcotraficantes, la castración química para violadores, empoderar a la policía, y un registro de armas para que la población pueda defenderse.
Sus declaraciones han causado especial polémica. A una diputada del PT que le tildó de «violador«, por supuestamente incentivar dicha práctica, le respondió que «jamás la violaría, porque no lo merece». Pronunció la frase en 2003 y volvió a repetirla en 2014.
«La izquierda ha acusado a Bolsonaro de todo y de todas las formas posibles», dijo su seguidor Glenio Ritter durante la celebración. «Él no es machista ni homófobo. Tampoco racista. Tiene amigos negros, entre ellos políticos» añade mientras continuaban los cláxones de los coches y la multitud gritaba «¡Mito, Mito!», el apodo que utilizan los más acérrimos fans del candidato para referirse a él.