La institución que ayuda a unos 50.000 niños reconoce su incapacidad para conformarse, por lo que sigue esforzándose, como con su proyecto virtual para jóvenes con autismo.
Alejandro recibe el balón al borde del área. Un control perfecto hace que el esférico quedé ajustado a su pie, con una elástica deja a su defensor atrás y se encara al portero. Un leve gesto técnico le permite librarse de él con facilidad y marcar a puerta vacía. Cuando está celebrando el gol no se escuchan el eco de su pasado, ese demarcado por las necesidades económicas que se reflejaban en una alimentación pobre y actividades vandálicas. Su vida ha cambiado ahora. Con el escudo del Real Madrid en el pecho ya no sueña con dominar las calles de su ciudad, sino los estadios del mundo entero, así como lo hace uno de sus héroes: Cristiano Ronaldo.
La Fundación Real Madrid ha logrado utilizar el balón como promotor del cambio social. “En el deporte nos encontramos con una representación en miniatura de la sociedad, en donde las normas del juego equivalen a las leyes y los equipos a un colectivo. Cuando se entiende así, es evidente que no hay espacios para los prejuicios o la discriminación, ya que necesitas de todos tus integrantes para ganar el partido”, explica a IberoEconomía el director gerente de la Fundación Real Madrid, Julio González Ronco.
Su innovador proyecto, que nació en 1997, nunca buscó una promoción de la cantera del ‘club blanco’, sino “establecer una promoción educativa y del desarrollo donde se utilice el entrenamiento como un mecanismo para la transmisión de valores, tales como son el respeto, solidaridad, autoestima y el trabajo en equipo”, precisa González Ronco. De ahí que ninguno de los equipos que conforman esta institución tenga por objetivo competir de forma profesional.
“La Fundación siempre ha tenido una vocación internacional”, indica su director gerente. De ahí, que fuese cuestión de tiempo que se ‘exportase’ el modelo hasta otras regiones, siendo Latinoamérica la primera en acogerles. “Las 15 primeras iniciativas extranjeras se celebraron en América Latina, con una fuerte presencia en Argentina, El Salvador y en Chile”, puntualiza. Hasta la fecha, la organización del Real Madrid suma unos 455 proyectos en marcha en todo el mundo, de los que 293 se han realizado fuera de España (un 60 por ciento de éstos en América Latina).
Si bien España registra la mayor parte de las iniciativas, Colombia y México no se quedan atrás. “En Colombia sumamos unas 50 actividades, mientras que en México tenemos otras 40 más”, afirma González Ronco. ¿El motivo? El gran apoyo gubernamental recibido en la tierra de jugadores como James o Valderrama, así como del sector público y privado en la nación de Chicharito o Jorge Campos. En este sentido, el director gerente recuerda las palabras de Florentino Pérez, quien afirmó que la Fundación tendría que ser como un “Médicos sin fronteras del fútbol”.
El apoyo de los partners locales es clave para la viabilidad de las iniciativas de inclusión por medio del deporte. “Aunque la Fundación cuenta con un modelo establecido, son las organizaciones públicas o privadas las que ayudan a su implementación, así como de darle un valor añadido a través de la implementación de otras soluciones necesarias, como son la alimentación, vacunación, educación ordinaria o servicios sanitarios en grupos que no tienen acceso a estos servicios”.
Un gol por la escuadra
La Fundación Real Madrid estima en más de 50.000 niños los beneficiaros continuos de sus proyectos alrededor del mundo, a los que se suman otros 95.000 que participan de forma pasajera en algunos de ellos. A pesar del gran volumen de jóvenes en proceso de integración, las cifras son prometedoras. “Estamos en un constante proceso de evaluar nuestros indicadores, lo que nos permite saber que el 75 por ciento de los niños han visto cambiada su forma de vivir”, revela González Ronco. Una cifra que estima será más alta si se mide el impacto en su entorno directo, aunque esto requiere de “un estudio mucho más complejo”.
En su caso personal, recuerda una historia que le conmovió sobre un joven de El Salvador. “Cuando le conocí tenía unos 10 años. Provenía de un hogar desestructurado y tenía a su hermano en prisión. Ahora, cuenta con el título de entrenador local y una beca para poder estudiar su pasión: Ingeniería Industrial. Sólo por él, todos los esfuerzos realizados han sido compensados”, rememora. Estas historias sirven de combustible para una fundación que desconoce el conformismo. “Las metas van alcanzándose y planteándose nuevas. La más reciente es la creación de una escuela virtual para ayudar a los jóvenes con autismo”, adelanta.
La Fundación Real Madrid seguirá siendo testigo de cómo Alejandro sigue marcando goles, mientras que otros de sus compañeros se esfuerzan por integrarse a la sociedad sin ningún tipo de distinción por raza, credo o discapacidad. Todos hacen que el marcador esté a favor en la gran final de la Champions: la inclusión social de los más desfavorecidos en el mundo.