Francia propone a sus ciudadanos jubilarse a los 64 años

El Gobierno de Francia ha propuesto este martes un amplio plan de reforma de pensiones que plantea subir progresivamente la edad mínima de jubilación desde los 62 años actuales a los 64 años en 2030, una de las reformas clave del segundo mandato del actual presidente, Emmanuel Macron, que no consiguió llevar a cabo en su primera legislatura.

El plan, que augura un periodo de tensión en la calle y en las Cámaras, también incluye una aceleración en el aumento hasta 43 años a partir de 2027 del tiempo de cotización necesario para disfrutar de una jubilación completa, así como que la pensión mínima suba a casi 1.200 euros netos al mes desde este año.

«La edad legal de jubilación se aumentará gradualmente tres meses al año hasta alcanzar los 64 años en 2030», ha dicho la primera ministra, Élisabeth Borne, en una rueda de prensa en la que ha presentado el plan del Ejecutivo, que previsiblemente movilizará a la oposición y a los sindicatos en su contra.

El objetivo de la reforma es el «equilibrio» del sistema, ya que «hace falta que las cotizaciones de los (trabajadores) activos financien las pensiones de los jubilados», ha defendido Borne.

Acuerdo de París
París

El déficit generado por el sistema de las pensiones fue el principal argumento defendido tanto por Borne como por el ministro de Economía, Bruno Le Maire, que pronosticó que el desfase entre ingresos y gasto llegaría a 13.500 millones de euros en 2030, pero con el cambio previsto habrá un ingreso adicional de 17.700 millones para ese año.

Los 4.200 millones resultantes se destinarán a completar las pensiones de quienes empezaron a trabajar antes de los 20 años y se jubilen antes y a los que no puedan llegar a los 64 años por problemas médicos, esegún ha explicado Le Maire.

La edad de jubilación se convirtió en uno de los temas de debate en la campaña electoral de las últimas elecciones presidenciales en Francia. Mientras que la candidata ultraderechista Marine Le Pen abogaba por un adelanto a los 60 años, Macron proponía retrasarla, incluso, hasta los 65.

Los sindicatos franceses convocan una huelga el día 19

Los sindicatos franceses han anunciado una jornada de huelga interprofesional y de manifestaciones para el próximo 19 de enero, en defensa de las pensiones. Lo han hecho minutos después de que el Gobierno desvelase los detalles de su propuesta, una de las reformas cruciales del segundo mandato de Macron, para la que no cuenta con una mayoría clara en el Parlamento.

«Nada justifica una reforma tan brutal», ha defendido el líder de la Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT), Laurent Berger, al comparecer ante la prensa junto a otros líderes sindicales. El objetivo de las organizaciones de trabajadores será, en palabras de Berger, que esta reforma «no entre en vigor» y que el «Gobierno recule».

Desde el sindicato CGT, han asegurado que con esta reforma Francia vuelve «a lo que sabían nuestros mayores, es decir, que después del trabajo viene el cementerio». Según el Instituto Francés de Estadística, una cuarta parte de los hombres más pobres mueren antes de los 62 años.

La oposición rechaza la medida

jubilación

La primera ministra se ha mostrado dispuesta a «seguir desarrollando» la reforma «gracias a un debate parlamentario justo y constructivo», aunque el plan ya ha generado una reacción negativa por parte de la oposición.

Le Pen ha reaccionado diciendo que quería «bloquear» lo que considera una «reforma injusta», mientras que La Francia Insumisa ha denunciado la maniobra del Gobierno como una «grave regresión social».

Por su parte, Los Republicanos, cuyos votos serán clave para llevar a cabo la reforma, han aplaudido la medida. «Nos han escuchado», ha dicho el líder de la formación, Olivier Marleix, que ha pedido más esfuerzos para garantizar que los ciudadanos encuentren trabajo cuando se acerquen a la edad de jubilación.

En los últimos 30 años, Francia, que goza de una de las edades de jubilación más bajas entre los países europeos, ha llevado a cabo una serie de importantes reformas de sus sistemas de pensiones, casi todas acompañadas de grandes movimientos sociales, en respuesta al deterioro financiero de sus cajas y al envejecimiento de su población.

Según un sondeo de Ifop-Fiducial, el 68% de los franceses está en contra del aplazamiento a los 64 años.

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