Francia ha eliminado desde este martes la impresión de los tiques de caja automáticos en establecimientos como los supermercados o las panaderías, con el objetivo de reducir el desperdicio de materiales y minimizar la huella ecológica en el planeta.
La medida, que fue aprobada por el Parlamento francés en 2020, ha entrado en vigor este 1 de agosto tras haber sido retrasada en dos ocasiones (en enero y en abril pasados).
El consumidor, no obstante, tendrá siempre la posibilidad de pedir el tique de compra y la medida no afecta a los objetos sujetos a garantía, que también mantendrán su recibo impreso.
A buena parte de los franceses, la entrada en vigor de esta obligación no les ha pillado por sorpresa, ya que muchos establecimientos llevaban tiempo aplicando la política de proporcionar tique impreso solo a petición del cliente.
Hace apenas dos semanas que cambiaron el sistema operativo de las cajas automáticas para dar la posibilidad al consumidor de imprimir o no su tique de compra. «Pero esto ya se hacía, ¿no? No sabía que la medida era obligatoria a partir de hoy», ha indicado este martes Nitin, un consumidor en París.
«Por el ecologismo está bien, pero hay puntos a favor y en contra de la medida», ha agregado Sylvie, antes de explicar que ya no pide el tique porque «automáticamente se va a la basura», pero que sí lo seguirá haciendo para compras de más de 50 euros «para poder verificar, porque a menudo hay errores».
Esta misma preocupación la habían expresado también en el pasado una docena de asociaciones de consumidores y sindicatos, que alegaban que sin el tique de caja los consumidores perderán derechos.
«Los consumidores están privados de una verdadera capacidad de elección por un beneficio medioambiental muy incierto», han señalado en un comunicado conjunto el pasado abril organizaciones como UFC-Que Choisir o la Unión nacional de asociaciones familiares (Unaf).
Ley antidesperdicio de 2020
La medida es fruto de la ley antidesperdicio de febrero de 2020 y afecta a los recibos impresos de las superficies de venta que trabajan de cara al público, los tiques emitidos por máquinas automáticas, los recibos de las tarjetas bancarias y los vales con promociones o bonos de descuento.
Estos suponían, según el Ministerio de Economía francés, 12.000 millones de tiques al año, que además podían incluir sustancias nocivas para la salud, según el Ejecutivo, y el empleo de 150.000 toneladas de papel anuales.
Las excepciones a la norma incluyen los tiques de compra de objetos considerados duraderos o sujetos a garantía, como electrodomésticos, equipos informáticos o aparatos de telefonía.
También están exentos los recibos de la tarjeta bancaria en los que se muestran transacciones anuladas o abonadas; los impresos emitidos por máquinas automáticas que sirven para obtener un producto o servicio y los papeles en los que se muestra el pesaje de un objeto, como por ejemplo una fruta.
Para evitar molestias a los consumidores, el Ejecutivo galo ha sugerido a las empresas que ofrezcan alternativas al tique en formato papel, como que los recibos sean enviados mediante mensaje SMS, correo electrónico, a través de la propia aplicación del establecimiento o por código QR.
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