Una investigación de Journal of Clinical Medicine, reveló que desde el descubrimiento de la función de un gen de levadura por parte del robot llamado Adam el 22 de junio de 2007, la inversión en la inteligencia artificial aplicada a la salud no ha dejado de crecer.
Las nuevas tecnologías están cada vez más insertas en nuestra vida. Y la salud no escapa a ello. Según un estudio publicado este año por el Journal of Clinical Medicine, en los últimos cuatro años se triplicó la investigación sobre inteligencia artificial aplicada a la salud y en comparación con el periodo 1997-2007 es siete veces mayor.
El trabajo relevó la investigación existente sobre dicha temática en el periodo 1977-2018. Los especialistas aseguran que el punto de inflexión estuvo determinado por el descubrimiento de la función de un gen de levadura por parte del robot llamado Adam el 22 de junio de 2007.
Este hecho determinó que las máquinas también pudieran realizar descubrimientos y empezó, entonces, un crecimiento exponencial de la investigación en dicho campo. En el ranking de las patologías más estudiadas para aplicar estos adelantos se encuentran: los ataques cerebrovasculares (ACV), las enfermedades cardíacas y el cáncer.
La próxima semana, expertos de las universidades y centros de salud más prestigiosos del mundo se reunirán en el Hotel Alvear Palace en el marco de la vigésimo octava edición del SIMI, un congreso sobre la Semana del Intervencionismo Mínimamente Invasivo reconocido en su trayectoria que reúne a más de 1.000 asistentes de diversos países y que sigue las tendencias internacionales.
Allí se compartirán las experiencias relacionadas con los robots endovasculares, la big data y la neurocardiología, la simulación virtual preoperatoria en neurocirugía, la aplicación de la inteligencia artificial en el tratamiento del ACV, la utilidad del análisis computacional en oncología intervencionista, los adelantos de los networking y las redes de telestroke, entre otros.
Los especialistas aseguran que la inteligencia artificial tiene un potencial múltiple y está en constante expansión para ayudar a la toma de decisiones clínicas y, en especial, en el manejo del ACV y enfermedades cardíacas.
«Hoy, ya es posible, por ejemplo, con el machine learning –tecnología derivada de la inteligencia artificial donde la máquina de manera autónoma aprende de sus errores– predecir futuros eventos como la presencia de placas coronarias de alto riesgo, seleccionar pacientes para realizar tratamientos endovasculares reduciendo el riesgo de sangrado, o estimar la extensión de la secuela luego de un ACV», explica el doctor Pedro Lylyk, presidente del Congreso SIMI 2019.
En la Argentina y en el mundo ya hay centros de salud que incorporaron la robótica en las técnicas quirúrgicas. Con ellas, aseguran los especialistas, se logra mayor precisión y mejor destreza, neutralización de los temblores de las manos, mejora la visualización mediante reconstrucciones tridimensionales y el cirujano obtiene un mejor control de todos los instrumentos quirúrgicos.
«Si bien la robotización quirúrgica también posibilita la asistencia de un cirujano a distancia, es decir, operar a kilómetros de distancia, eso no implica que el trabajo del humano es reemplazado por la máquina; al contrario, lo refuerza. La inteligencia artificial no responde por sí misma sino por la experiencia del ser humano desarrollada a lo largo de la historia y sigue los pasos dados por él. Si el humano desarrolla un procedimiento incorrecto durante muchos años y la inteligencia artificial lo toma como parte del conocimiento, entonces la inteligencia artificial también se equivocaría, por lo que no disminuiría el error de análisis sino la rapidez de análisis», fundamenta el doctor Lylyk.
«Pero a medida que la tecnología robótica se traslade al campo de la salud, los beneficios generados impactarán profundamente en diferentes áreas, como es el caso, por ejemplo, de las neuro-prótesis, la rehabilitación psicofísica robótica, o las herramientas robóticas para diferentes tipos de cirugía», concluye el presidente del SIMI.
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