El Papa Benedicto XVI, cuya capilla ardiente se ha abierto hoy en la Basílica de San Pedro, dejó escrito un testamento espiritual en que el pide “perdón de corazón” y le reclama a los fieles que se mantengan firmes en la fe.
La Santa Sede ha hecho público un testamente del papa emérito, fallecido este sábado 31 de enero de 2021, en el que Benedicto XVI testamento espiritual en el que pide «perdón de corazón» a quienes haya podido perjudicar en su vida y ha emplazado a los fieles a «mantenerse firme» en la fe ante las propuestas filosóficas y científicas.
El «testamento espiritual» de Benedicto XVI lo redactó en agosto de 2006 y se ha publicado tras su muerte en alemán e italiano.
El papa Ratzinger agradece a Dios y a su familia
Benedicto XVI le agradece en su testamento a Dios: «Agradezco en primer lugar al mismo Dios, dispensador de todo buen don, que me ha dado la vida y guiado a través de varios momentos de confusión, levantándome cada vez que comenzaba a resbalar, donándome siempre de nuevo la luz de su rostro».
También tiene palabras de agradecimiento para sus padres que le dieron la vida «en un tiempo difícil», en la Alemania de entreguerras en 1927 y a sus hermanos, María y Georg. Además, dirige su agradecimiento a «los muchos amigos, hombres y mujeres» que le acompañaron a lo largo de su vida y a los maestros y alumnos que tuvo, así como a su país, Alemania, y su Baviera natal, donde, dijo, siempre vio «aparecer el esplendor del Creador».
Benedicto XVI se dirige al pueblo alemán: «Rezo porque nuestra tierra siga siendo de fe y os pido, queridos compatriotas: no os dejéis desviar de la fe». «Lo que he dicho a mis compatriotas, se lo digo ahora a todos los que en la Iglesia han sido fiados a mi servicio: ¡manteneos firmes en la fe! ¡No os dejéis confundir!».
En este sentido añade que «a menudo parece que la ciencia -las ciencias naturales por un lado y la investigación histórica (en particular la exégesis de las Sagradas Escrituras) por otro- son capaces de ofrecer resultados inconfundibles frente a la fe católica”. Y continúa: «He visto las transformaciones de las ciencias naturales desde tiempos lejanos y he podido constatar cómo, al contrario, se hayan desvanecido aparentes certezas contra la fe, demostrando ser, no ciencia, sino interpretaciones filosóficas solo aparentemente vinculadas a la ciencia».
En sus 60 años de teólogo, el papa emérito asegura en su escrito «haber visto colapsar tesis que parecían irreductibles, demostrando que eran solo hipótesis».
“Jesucristo es verdaderamente la vía, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es de verdad su cuerpo», sostiene.