El Reino Unido firmó con Japón un acuerdo de libre comercio por un valor estimado de en 15.000 millones de libras (16.090 millones de euros), siendo el primer tratado importante del Gobierno británico tras salir de la Unión Europea.
La ministra de Comercio Internacional, Liz Truss, considera que la alianza comercial con Tokio, concretada en una videollamada con el ministro japonés de Exteriores, Motegi Toshimitsu, marca “un momento histórico” para ambos países y reportará “nuevos éxitos” para los negocios del Reino Unido en los sectores manufacturero, de alimentación y bebida y en las industrias tecnológicas.
La titular de Comercio Internacional destacó además que el acuerdo se ha negociado “en tiempo récord y en circunstancias exigentes” y que este “va más allá del actual acuerdo (de Japón) con la Unión Europea (UE)”.
El Ejecutivo de Boris Johnson remarca que el acuerdo concede beneficios que van más allá del acuerdo comercial que existe entre la UE y Japón, pues otorga a las compañías británicas que exportan productos a ese país ventajas competitivas y, en concreto, permitirá que un 99 % de estas exportaciones a Tokio se beneficien de un comercio exento de tarifas.
“Se trata de un momento histórico para el Reino Unido y Japón, pues es nuestro primer gran acuerdo comercial pos Brexit al asegurar nuevos triunfos para los negocios británicos en nuestras grandes industrias manufacturera, de alimentación y bebidas y en las industrias tecnológicas”, destacó la ministra.
Aseguró que la nueva alianza comercial con Tokio creará “nuevas oportunidades para los ciudadanos de todo el Reino Unido” además de constituir “un importante paso hacia la unión de la Alianza Transpacífica y de colocar al Reino Unido en el centro de una red de acuerdos de libre comercio modernos con amigos y aliados similares”.
El anuncio llega en un momento de creciente tensión en las actuales negociaciones que Londres mantiene esta semana con Bruselas y en las que ambas partes tratar de definir, sin éxito, cuál será finalmente su futura relación comercial una vez finalice el periodo de transición a finales de año.
El último pulso obedece a los planes de Londres de introducir legislación para modificar partes del Acuerdo de Salida de la UE ya firmado que podrían, según Bruselas, hacer peligrar el proceso de paz de Irlanda del Norte, y a los que el bloque ha reaccionado exigiendo al Reino Unido que abandone antes de finales de mes su polémico proyecto de ley.
El Gobierno británico negocia igualmente tratados de libre comercio con otros países como Estados Unidos, Nueva Zelanda o Australia, con quienes confía cerrar un pacto antes de final de este año.
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