A menudo en los negocios de compraventa de oro los clientes llegan con intención de vender sus joyas para sacar algo de dinero.
El precio del oro no para de crecer, y se ha revalorizado mucho en el último mes. Como ocurrió con la guerra en Ucrania, ahora con el conflicto en Gaza, el oro está alcanzando máximos históricos. El precio del gramo se sitúa actualmente en los 59,77 euros. Está muy cerca de alcanzar los 61,89 euros a los que llegó en agosto de 2020, a consecuencia de la pandemia.
Cuando los clientes llevan sus joyas a estos lugares, lo primero que se hace es pesarlas y comprobar sobre una piedra si son realmente de oro. Suele ser de 18 quilates, es decir, oro puro al 75%. Aquí lo compran, y al cabo de quince días lo funden y lo convierten en lingotes para ser vendidos posteriormente. «Lo más común que solemos vender son estos lingotes de una onza, que pesan 31,10 gramos«, explica Izquierdo. Ahora mismo el lingote de una onza se sitúa en los 1.859 euros. «La situación invita a que siga subiendo», concluye.
En el mostrador tienen más lingotes de distintos tamaños. Desde el que pesa 2 gramos hasta 1 kilo. Este último costaría cerca de 60.000 euros. A quien quiera hacer una inversión en oro, Izquierdo recomienda que «se reparta en lingotes pequeños», de tal manera que «si tienen que volverlo a vender para recuperar algo de dinero, no necesiten vender un lingote completo si no solo una parte».
La cuestión es por qué se está revalorizando tanto el oro en las últimas semanas. Y la respuesta está en la incertidumbre geopolítica y económica que existe a consecuencia el conflicto en Gaza. «El oro es un metal precioso que suele cotizar al alza en situaciones de incertidumbre extrema, especialmente cuando hay riesgo de que la inflación se dispare, porque las monedas se devalúan. En esos casos, el oro actúa como una reserva de valor fiable«, explica Leopoldo Torralba, director de análisis económico en Arcano Partners.
Es lo que se conoce como valor refugio. ¿Sería, entones, buen momento para invertir en ello? «Sería un momento razonable siempre y cuando uno no invirtiera un porcentaje alto de su patrimonio», argumenta Torralba. Porque aunque el precio esté subiendo, estima que «si se despejan los riesgos geopolíticos, o la inflación va mejorando, el oro en lugar de subir, caerá«, concluye. Lo bueno del oro es que «se puede vender en cualquier momento y en cualquier parte del mundo«, explica Izquierdo.
Pero no solo los inversores privados están comprando oro. Son sobre todo los bancos centrales los que lo hacen. Tienden a diversificar sus reservas, porque «cada vez se fían menos del dólar como valor refugio», afirma Torralba. Según la organización World Gold Council (WGC), en este proceso de desdolarización, solo en el tercer trimestre de este año los bancos centrales han adquirido 337 toneladas de oro.
Y esto ocurre sobre todo en los bancos que pertenecen a países en desarrollo «de dudosa legitimidad democrática», como lo califica Torralba. China, Turquía o India, por ejemplo. Países que llegan a acuerdos bilaterales para reducir sus operaciones comerciales en dólares y usar sus propias monedas.