El índice PMI que ha llegado al punto más bajo en siete años y medio, refleja la fuerte caída del sector manufacturero debido a la pandemia de Covid-19 y las medidas para contener su propagación
La actividad del sector manufacturero de la zona euro ha registrado en marzo una fuerte caída, que ha superado incluso las pesimistas estimaciones preliminares, como consecuencia del impacto de la pandemia de Covid-19 y de las medidas de contención implementadas por los gobiernos, según refleja el índice PMI, que ha bajado a mínimos de siete años y medio, hasta situarse en 44,5 puntos, frente a los 49,2 del mes anterior, pero que aún estaría lejos de tocar fondo, según IHS Markit.
«Lo preocupante es que todavía estamos un poco lejos del pico de disminución del sector manufacturero», ha advertido Chris Williamson, economista jefe de IHS Markit, para quien es probable que, en las próximas semanas, además del impacto en la producción por los cierres, también disminuya notablemente el gasto empresarial y de consumo de bienes.
«Es probable que los cierres de empresas, los confinamientos y el aumento del desempleo tengan un impacto sin precedentes en el gasto en todo el mundo, hundiendo la demanda de una amplia gama de productos», apunta el experto, señalando que las pocas excepciones serán los productores de alimentos y de productos farmacéuticos, mientras que en el resto de la industria manufacturera, «grandes sectores podrían sufrir recesiones jamás vistas con anterioridad».
En el mes de marzo, la encuesta de gestores de compras del sector manufacturero constató el empeoramiento generalizado de la actividad del sector en el Viejo Continente, donde únicamente Países Bajos (50,5 puntos) logró escapar a la contracción, mientras que otras grandes economías del euro como España (45,7) registraba su peor dato en 83 meses y Alemania (45,4) profundizaba la contracción de la actividad de sus fábricas.
No obstante, entre las principales economías de la zona euro, Italia, con una lectura de 40,3 puntos, la más débil en 131 meses, y Francia, con 43,2 puntos, su peor dato en 86 meses, registraban las contracciones más agudas de la actividad fabril.
A nivel general, la producción manufacturera en la zona euro cayó en marzo al ritmo más fuerte desde abril de 2009, mientras que el comercio de exportación bajó bruscamente y al ritmo más fuerte desde marzo de 2009. En este sentido, los datos más recientes indican que las ventas de exportación cayeron por decimoctavo mes consecutivo, con Francia, Alemania y Grecia registrando las mayores reducciones de los nuevos pedidos para exportaciones.
Asimismo, los fabricantes europeos continuaron enfrentándose a obstáculos importantes para conseguir suministros, tanto dentro como fuera de los mercados del Viejo Continente. De este modo, la última encuesta mostró que los plazos medios de entrega se alargaron hasta su máximo de toda la serie histórica de casi 23 años.
Las empresas manufactureras de la zona euro también recortaron sus niveles de empleo en el mes de marzo y lo hicieron al mayor ritmo en más de una década. La pérdida de empleo fue especialmente fuerte en Austria, Alemania e Irlanda.
Por su parte, la reducción de precios de algunas materias primas y de productos semielaborados, además de unos precios más bajos relacionados con el petróleo, conllevaron a una marcada caída de los costes de los insumos en marzo.
De su lado, la confianza con respecto a las perspectivas se volvió cada vez más sombría en marzo, reflejando la preocupación sobre el impacto a corto y largo plazo de la pandemia de Covid-19 en la actividad económica global.
De este modo, el sentimiento del sector experimentó la mayor caída mensual de toda la serie, que se remonta a 2012, situándose en el nivel más bajo registrado hasta la fecha.
«Incluso la caída del índice PMI hasta su mínimo de siete años y medio oculta la gravedad del desplome del sector manufacturero, ya que incluye
una medida de los retrasos en las cadenas de abastecimiento, lo que impulsó el índice PMI, ya que los retrasos en el suministro normalmente se perciben como una señal de aumento de la demanda, pero en este momento las demoras casi récord son una indicación de que las cadenas de suministro mundiales están siendo diezmadas por el cierre de fábricas en todo el mundo», advirtió Williamson.