Maribel Flores se interna en el núcleo de la caravana migrante para conocer de primera mano las historias de quienes caminan kilómetros para buscar una vida mejor.
“Me preguntas si tengo miedo de morir durante el trayecto, fusilado por los militares que confirmas tú, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump envió al cruce de la frontera entre México y Estados Unidos, si es necesario vivir en la incertidumbre para lograr llegar a Estados Unidos, te contestaré. No, no tengo miedo, sabes porqué no tengo miedo, porque emigrar es la única opción para mí’, afirma el personaje de la historia, al que nombraremos Samuel.
Samuel, es uno de los personajes de mi historia, un joven hondureño de aproximadamente 18 años. El integrante de la primera Caravana de Migrantes que el pasado 4 de noviembre completaría su trayecto desde una localidad del estado de Veracruz hasta la Ciudad de México. Trayecto que según medios locales, suponía una ruta altamente peligrosa para los cientos de migrantes centroamericanos puesto que la presencia de organizaciones delictivas, dominan esa zona. El encuentro con el joven y con un pequeño grupo de migrantes centroamericanos, la mayoría hondureños tuvo como escenario en un albergue de la Ciudad de México.
En el albergue, logré comprobar la presencia de un pequeño grupo de migrantes, entre ellos, ocho menores de edad, aproximadamente diez mujeres y jóvenes entre las edades de 18 a 25 años. En el albergue, algunos migrantes presentaban síntomas de agotamiento, otros no.
Debo destacar, que mi presencia en dicho albergue era realizar un trabajo como fotoperiodista independiente. Cobertura basada en la primera Caravana de Migrantes que llegarían a la Ciudad de México desde la provincia de Veracruz. Medios locales, destacaban la presencia de organizaciones delictivas, los denominados carteles y enfatizaban sobre las probabilidades de la desaparición de cientos de migrantes centroamericanos, la mayoría hondureños.
Razones, por la que según medios, organizaciones que luchan por los derechos humanos consideraban motivos suficientes para establecer acuerdos con las autoridades mexicanas de proveer transporte a los 3.200 migrantes contabilizados hasta ese momento. Finalmente, medios locales de la Ciudad de México informaron que las autoridades mexicanas, no transportarían a los cientos de migrantes desde la provincia de Veracruz. Los integrantes de la Caravana de Migrantes Centroamericanos continuarían su trayecto sin ningún tipo de transporte.
Retomando, y recordando el primer contacto físico entre mi personaje, Samuel, con el único con el cual logré comunicación puesto que desde mi llegada al albergue, hasta llegar al lugar insistía en mantener contacto físico conmigo. En la entrada se encontraban tres policías y un grupo de profesionales de los medios comunicación a la espera de la autorización para entrar al albergue provisional habilitado para proveer alimentación y alojamiento al reducido grupo de migrantes durante su estancia en la Ciudad de México. En el lugar, un reducido grupo de voluntarios, ofrecían alimentación al grupo de jóvenes que permanecían en fila entre ellos.
Samuel. La mayoría de los migrantes jóvenes entre las edades de 18 a 25 años. El grupo de hombres migrantes utilizaban vestimenta limpia, todos sonriendo y comunicándose entre ellos hasta recibir sus alimentos, algunos de ellos con celulares en manos. Sin embargo, el grupo de mujeres migrantes, la mayoría jóvenes mostraban cierta incomodidad, aunque físicamente, lucían bien luego de completar tan largo trayecto.
Al regresar, en el exterior del edificio, mi personaje, Samuel me esperaba, rodeado de un grupo de jóvenes hondureños. En ese momento expresó las razones por las que la opción de emigrar, era su única alternativa. Según el joven hondureño, en su país fue testigo del asesinato de un amigo por partes de las autoridades. Samuel afirmó que en su país Honduras, no es posible levantar la voz de protesta en contra de las administraciones corruptas, las cuales según el hondureño tienen a pueblo sumergido en la pobreza.
De igual forma, denunció que sufrió persecución y las más crueles torturas en su país. Samuel, describió detalladamente las torturas que recibió, ante la mirada de un grupo de jóvenes, que al igual que él iniciaron su larga travesía el pasado 13 de octubre desde la ciudad hondureña de San Pedro Sul.
Finalmente, me despido de mi personaje, antes de retirarme del albergue le pregunto al joven hondureño, que es lo primero que desea realizar de lograr cruzar la frontera y obtener la residencia, a lo que este me contesta, “Quiero estudiar, quiero trabajar como electricista, eso es lo que haré” afirmó Samuel uno de los tres personajes de mi “Crónicas de migrantes ”. Al final de esta edición, un grupo de migrantes ubicados en el Estadio Jesús Martínez Palillo informaron que continuarán su marcha hacia la frontera de Estados Unidos. Establecen que la ruta planificada, no representa riesgo ninguno para cada uno de los migrantes.