Un estudio de la Asociación de Abogados de Inmigración de Estados Unidos desvela cómo ha cambiado la tramitación de las visas H-1B y de la L-1
Estados Unidos ha reforzado sus barreras migratorias. Eso, no es un secreto para nadie. Sin embargo, no existen unas cifras oficiales que permitan determinar el impacto real en el cambio de la política migratoria. Una situación que, a partir de un ensayo publicado en Lexology, permite conocer el escrutinio más estricto que están viendo en sus casos los miembros de la Asociación de Abogados de Inmigración de Estados Unidos (AILA).
Desde que Donald Trump firmó la orden ejecutiva en abril del 2017, “El Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS) ha estado expidiendo avisos de Solicitud de Evidencia (RFE) a un ritmo sin precedentes”, escribe Sarah Amendola, del prestigioso bufete con sede principal en Miami Greenberg Traurig.
“Si bien la categoría de visas H-1B fue el blanco específico [de la orden ejecutiva] como una que requiere un escrutinio más estricto y esfuerzos de reforma, el Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS) también se ha enfocado en otros tipos de visas para hacer importantes cambios en la adjudicación y aprobación”, señaló la experta.
Cómo afecta a las visas
La investigación desvela que, en el caso de las visas H-1B (para profesionales con trabajos especializados), existen algunos datos de interés. Por ejemplo: El Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS) emitió una Solicitud de Evidencia (RFE) en el 69 por ciento de los casos adjudicados en el cuarto trimestre del año fiscal 2017, frente al 23 por ciento durante el tercer trimestre.
Asimismo, en el tercer trimestre, USCIS recibió 169.785 solicitudes de visa H-1B y emitió 28.711 RFE. Mientras que en el cuarto trimestre, solo recibió 71.911 solicitudes y en 63.184 de estos casos exigió más pruebas a los profesionales. Si bien las estadísticas del 2018 no han sido divulgadas, los abogados aseguran que esa tendencia represiva se ha mantenido a lo largo del año.
La situación no es diferente para las visas L-1, diseñadas para la trasferencia de profesionales especializados, ejecutivos y gerentes. La investigación apunta que USCIS negó un 28,7 por ciento de las solicitudes de visa L-1 registradas en el cuarto trimestre del 2017. Sin olvidar que en el primer trimestre del año fiscal 2018, un 30,5 por ciento de las visas solicitadas fueron negadas, y un 29,2 por ciento el trimestre siguiente.
En la misma línea se revela que, durante el cuarto trimestre del 2017, Inmigración negó un 21,4 por ciento de las peticiones de visa L-1A, casi el doble de la tasa de denegaciones (12,8 por ciento) incurridas en el primer trimestre.
El ensayo de la abogada de inmigración de Greenberg Traurig en la oficina de Virginia del bufete, destaca también los obstáculos en las extensiones de visas. Anteriormente, a un titular de estas visas de trabajo que solicitaba extender su estatus, siempre que no hubiera cambios en su empleo, no se le exigía mostrar más evidencias de su competencia. Ahora sí.