La crisis entre Rusia y Ucrania está desarrollándose a miles de kilómetros de la ciudad estadounidense más cercana. Y, sin embargo, millones de familias estadounidenses sentirían las consecuencias económicas de un conflicto a gran escala.
Esto se debe a que la economía mundial y los mercados financieros están interconectados. Como demostró el covid, los acontecimientos en un lado del planeta pueden provocar ondas de choque en el otro.
En este caso, una invasión de Ucrania por parte de Rusia probablemente haría subir el ya elevado costo de la vida en Estados Unidos, agitaría las carteras de inversión y quizás incluso frenaría la recuperación económica.
«El hogar estadounidense medio soportará el peso de la invasión de Ucrania por Vladimir Putin», dijo el economista jefe de RSM, Joe Brusuelas.
Queda la esperanza de que no haya invasión y que continúen los recientes signos de desescalada. Si no es así, los consumidores estadounidenses podrían verse atrapados en medio de este conflicto en ciernes.
Aumentos de precio en las gasolineras
Los precios del petróleo subieron en las últimas semanas a niveles no vistos desde 2014, en parte porque una invasión de Ucrania podría hacer descarrilar el suministro energético de Rusia.
Rusia es una superpotencia energética, produciendo 9,7 millones de barriles al día el año pasado, según Rystad Energy. Esta cifra es la segunda después de Estados Unidos y supone más petróleo que el que producen Iraq y Canadá juntos.
La oferta ya no es suficiente para satisfacer la demanda y los inversores están muy atentos a cualquier nuevo déficit de suministro que podría producirse de diversas maneras, como una infraestructura dañada en una guerra, sanciones a Rusia o que Moscú decida utilizar las exportaciones de energéticos como un arma.
JPMorgan advirtió que, si se interrumpe cualquier flujo de petróleo ruso por la crisis, los precios del petróleo podrían llegar «fácilmente» a US$ 120 el barril. En el improbable caso de que las exportaciones rusas de petróleo se reduzcan a la mitad, el crudo se dispararía a US$ 150 el barril, dijo JPMorgan.
Una subida drástica de los precios del petróleo podría compensarse, al menos en parte, con la liberación de reservas de emergencia por parte de los países consumidores y el aumento de la producción por parte de la OPEP.
Sin embargo, otra subida de los precios del petróleo elevaría los precios en las gasolineras, que responden a la evolución de los precios del crudo. El precio medio nacional del galón de gasolina ya está en su nivel más alto de los últimos siete años: US$ 3,50 el galón, según la AAA.
Los precios del petróleo retrocedieron fuertemente este martes ante la esperanza de que Rusia y Ucrania desescalen el conflicto.
Inflación histórica
La inflación es el mayor problema al que se enfrenta la economía estadounidense. Y la crisis entre Rusia y Ucrania podría agravarla aún más.
Incluso si el petróleo subiera a solo US$ 110 el barril en una escalada de tensiones, la tasa de inflación interanual superaría el 10%, según un análisis de RSM. Eso es más que el 7,5% actual.
La inflación estadounidense no ha llegado al 10% desde 1981.
Esto no solo haría subir los precios en las gasolineras, sino que el aumento de los precios del petróleo y el gas natural haría subir los costos de la calefacción y la electricidad en los hogares.
El aumento de los precios de la energía encarecería los vuelos y mantendría elevados los costos del transporte y de los insumos para las empresas que ya están lidiando con el aumento de los gastos. Lo más probable es que las empresas trasladen al menos una parte de estos costos más elevados a los consumidores en forma de subidas de precios.
Más allá de la energía, otras materias primas podrían experimentar una volatilidad de precios. Rusia es un gran productor de metales, como el aluminio y el paladio. Rusia es también el mayor exportador de trigo, mientras que Ucrania es un importante exportador tanto de trigo como de maíz.
«Todo esto ocurriría en un momento en el que los suministros de materias primas están más estresados de lo que han estado en una generación», escribió David Kelly, estratega jefe global de JPMorgan Funds, en un informe el lunes.
Por supuesto, las presiones inflacionistas serían probablemente aún mayores para los europeos, dada su proximidad a la crisis y su dependencia de la energía rusa.
Turbulencias en los mercados
Los inversores han estado pendientes de los últimos acontecimientos en la crisis entre Rusia y Ucrania.
Los signos de escalada han asustado a los mercados, mientras que los comentarios que sugieren que la guerra podría evitarse han provocado repuntes.
Los inversores detestan la incertidumbre. Es fácil ver cómo una invasión en toda regla de Ucrania desencadenaría una venta precipitada de acciones, ya que los inversores se enfrentan a la posibilidad de una crisis del petróleo, una mayor inflación y un régimen de sanciones confuso.
Una caída prolongada del mercado acabaría con el patrimonio acumulado por las familias en la bolsa y en las cuentas de jubilación. La inestabilidad del mercado también podría mermar la confianza de los consumidores y las empresas.
Las acciones tienen un historial de recuperación tras los sustos geopolíticos, aunque el tamaño de la muestra es relativamente pequeño. Y es imposible decir cómo responderían los mercados en el entorno actual.
Menor crecimiento económico
Un conflicto entre Rusia y Ucrania amenazaría con desacelerar la economía de Estados Unidos al empeorar la inflación y aumentar la incertidumbre.
El análisis de RSM concluyó que el aumento del precio del petróleo a US$ 110 mermaría el PIB estadounidense en un punto porcentual.
Esto no es tan drástico como el impacto en la inflación, pero sigue siendo significativo dado que la economía de EE.UU. no ha recuperado completamente todos los empleos perdidos durante la pandemia de covid.
Mayores costos de endeudamiento
Si la inflación se dispara por encima del 10%, la Reserva Federal se vería presionada a intensificar su lucha para controlar los precios.
Eso podría significar un ritmo más rápido de subidas de las tasas de interés para enfriar la inflación.
Las próximas subidas de las tasas de interés de la Reserva Federal aumentarán los costos de los préstamos para los consumidores, desde las hipotecas y los préstamos para automóviles hasta las tarjetas de crédito. Las tasas de interés hipotecarias ya aumentaron a niveles anteriores a la crisis en las últimas semanas, lo que supone un nuevo reto para quienes aspiran a adquirir una vivienda.
La Reserva Federal podría optar por desestimar la intensificación de la inflación como un fenómeno temporal impulsado por la situación entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, esa estrategia no funcionó tan bien el año pasado, y la Fed acabó abandonando su descripción «transitoria» de la inflación relacionada con el covid.
Como mínimo, la situación de Rusia-Ucrania complicaría aún más la ya difícil tarea de la Fed de domar la inflación sin provocar una recesión.
Ciberataques y más
El presidente de Estados Unidos Joe Biden advirtió este martes de la posibilidad de que Rusia ataque a través del ámbito cibernético.
«Si Rusia ataca a Estados Unidos o a sus aliados por medios asimétricos, como ciberataques disruptivos contra nuestras empresas o infraestructuras críticas, estamos preparados para responder», dijo Biden.
El ciberataque del oleoducto Colonial Pipeline el año pasado demostró lo perjudicial que puede ser un ciberataque en el mundo real. La intrusión cibernética cerró uno de los oleoductos más importantes de Estados Unidos, provocando compras de pánico que dejaron vacías muchas gasolineras del sureste.
Un ciberataque exitoso contra el sistema financiero de Estados Unidos, una de las principales preocupaciones del presidente de la Fed, Jerome Powell, podría ser aún más disruptivo.
Un ciberataque es solo un ejemplo de cómo la situación entre Rusia y Ucrania podría extenderse a la vida cotidiana.
«Las guerras evolucionan de manera impredecible», dijo Kelly de JPMorgan. «Nadie debería asumir que puede ver todos los impactos de una guerra en su inicio».