China encontró una fórmula para que sus inversiones en empresas sirvan para financiar su maquinaría represiva dentro y fuera de sus fronteras.
El Departamento de Estado norteamericano fue contundente: “La amenaza del Partido Comunista Chino (PCCh) a la seguridad nacional estadounidense se extiende a nuestros mercados financieros e impacta a los inversores”.
La advertencia llegó unos días después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmara el 12 de noviembre una orden que prohíbe a los ciudadanos norteamericanos invertir en empresas chinas que pudieran estar apoyando al aparato militar y de seguridad de Pekín.
El Departamento de Estado indicó que importantes índices de acciones, como MSCI y FTSE Rusell, “incluyen compañías malignas de la República Popular China (PRC, por sus siglas en inglés), que figuran en la lista de entidades del Departamento de Comercio y/o en la lista del Departamento de Defensa de ‘compañías militares comunistas chinas’ (CCMC)”.
El dinero que fluye hacia esos fondos indexados, procedente de inversores minoristas norteamericanos, “respalda a las empresas chinas involucradas en la producción tanto civil como militar”.
Algunas de esas compañías, añaden las autoridades de Estados Unidos, “producen tecnologías para la vigilancia de la población civil y la represión de los derechos humanos, como es el caso de los uigures y otros grupos minoritarios musulmanes en Xinjiang, así como en otros regímenes represivos, como Irán y Venezuela”.
Otras, por su parte, “ayudan a la construcción militar de China y a militarizar las islas artificiales condenadas internacionalmente en el Mar de China Meridional”.
Hasta diciembre de 2020, al menos 24 de las 35 empresas militares comunistas chinas tenían valores de sus filiales incluidos en un importante índice de valores.
Asimismo, por lo menos 13 empresas de la República Popular China están en la lista de entidades cuya empresa matriz o filiales están incluidas en los índices bursátiles MSCI o FTSE.
Además, el índice de mercados emergentes del MSCI incluye 230 acciones A de China, cotizadas en renminbi, y que cotizan en las bolsas de Shanghai y Shenzhen, controladas por el Partido Comunista de China.
China Communications Construction Company (CCCC), China Shipbuilding Group y Guangzhou Haige son algunos ejemplos destacados de empresas que permitieron al régimen chino de Xi Jinping “recuperar y militarizar las islas artificiales en disputa en el Mar de China Meridional”.
Hikvision, iFlyTek , FiberHome y Dahua, en tanto, tienen reconocidos vínculos “con la opresión de los uigures”.
China Mobile Communications Group, China National Offshore Oil Corporation, China Telecommunications Corp, y China United Network Communications Group Co., son las compañías militares chinas comunistas “afiliadas” en la Bolsa de Valores de Nueva York. En 2019, unas 165 empresas chinas cotizaron en Wall Street, incluido Alibaba, el gigante del comercio electrónico.
“Algunas de las empresas chinas [en el índice MSCI] presentan importantes preocupaciones humanitarias y de seguridad nacional para los Estados Unidos, lo que aumenta el riesgo de que puedan estar sujetas a sanciones, protestas públicas, restricciones comerciales, boicots y otras medidas punitivas que ponen en peligro sus negocios y rentabilidad: por ejemplo, contratistas militares que brindan apoyo en aviones militares y telecomunicaciones al Ejército Popular de Liberación. La lista también incluye empresas que fabrican equipos de vigilancia que China utiliza para oprimir a las minorías religiosas, así como una empresa acusada de participar en actividades económicas con Irán y Corea del Norte en violación de la ley de sanciones de Estados Unidos”, señalaron en una declaración conjunta Robert C. O’Brien, Asesor de Seguridad Nacional, y Lawrence Kudlow, Director del Consejo Económico Nacional del Departamento de Trabajo.
Ante este contexto, y tras el veto aplicado por el gobierno de Trump, la semana pasada el gestor MSCI excluyó de sus índices a siete empresas chinas, que estaban incluidas en la orden emitida por el Ejecutivo.
Entre las firmas afectadas se encuentran SMIC -el mayor fabricante de chips chinos- y Hikvision -mayor proveedor mundial de sistemas de videovigilancia y proveedor de las agencias policiales de Xinjiang, donde son reprimidas las minorías musulmanas-: ambos cotizan en Hong Kong y Shenzhen, respectivamente. Las otras cinco son: China Communications Constructions Group (cotizada en Shanghai y Hong Kong), China Spacesat (Shanghai), China Railway Construction (Hong Kong y Shanghai), CRRC (Shanghai y Hong Kong), y Dawning Information Industry (Shanghai). Las siete suponen el 0,3% del índice MSCI emergente.
Otros grandes proveedores de índices, como FTSE Russell, Nasdaq y S&P Global Dow Jones Indices, aplicaron medidas similares para cumplir con la orden ejecutiva del Gobierno.
Esta decisión afecta miles de millones de dólares en fondos negociados en la Bolsa y otras inversiones pasivas que siguen los puntos de referencia.