La Comisión Europea ha desaconsejado a los países de la UE que rebajen el IVA al gas y a la electricidad para amortiguar la escalada de los precios por entender que se trata de una medida poco efectiva e incoherente con los objetivos climáticos del bloque.
En una carta dirigida a los ministros de Economía y Finanzas de los Veintisiete, el comisario Paolo Gentiloni reconoce que, tras la entrada en vigor el pasado 6 de abril de las nuevas normas sobre el IVA, los Estados miembros pueden decidir a qué productos aplican tipos reducidos.
No obstante, duda de que sea la opción más adecuada para hacer frente al alza de la electricidad y les anima a apostar por ayudas directas a hogares y empresas e impuestos a los beneficios caídos del cielo.
La misiva del titular de Economía del Ejecutivo comunitario llega en plena disputa entre el Gobierno español y el nuevo líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, que reclama desde hace semanas a Pedro Sánchez que reduzca el IVA de gas y electricidad al 4 % cuanto antes.
En la actualidad, el IVA sobre gas y electricidad se encuentra en el 10% tras la decisión tomada por el Ejecutivo en junio de 2021, que ha sido prorrogada en varias ocasiones, la última en marzo hasta el 30 de junio de este año.
Apuesta por medidas más allá de la bajada de impuestos
En este contexto, el italiano escribe que reducir los impuestos sobre la energía es algo «fácil de aplicar», y esa es «probablemente» la razón que explique que la medida haya sido adoptada en las primeras semanas y meses de la crisis, pero añade que «el beneficio para empresas y consumidores es incierto» si los precios elevados son «persistentes».
«Las reducciones de los tipos del IVA, en particular, tienen un mal historial en su traducción a menores precios porque los recortes fiscales pueden ser compensados por mayores tarifas de los proveedores de energía», explica Gentiloni.
Y añade que, en esos casos, los hogares pueden encontrarse en una situación en la que no se beneficien de la disminución de impuestos y sigan «sufriendo» el incremento de los precios».
Por otro lado, el comisario de Economía subraya que la respuesta a la situación debe ser «coherente» con los objetivos climáticos del bloque para 2030 y 2050, año en el que el club europeo quiere haber completado la transición hacia una economía libre de emisiones de gases de efecto invernadero.
«Lograr esas metas requiere que las medidas de alivio fiscal para los combustibles fósiles sean temporales y estén centradas en facilitar que los productos energéticos para empresas y hogares sean asequibles mientras los precios sean altos», enfatiza.
Usar los beneficios de las compañías para financiar ayudas
Por último, desde el punto de vista de la «equidad» y la igualdad social, Gentiloni señala que «bajar la fiscalidad indirecta no es necesariamente la solución más efectiva» para garantizar que los productos energéticos sean asequibles para la población y el tejido empresarial.
En cambio, apunta que recaudar más ingresos procedentes de impuestos energéticos sobre los «beneficios inusuales» de las compañías energéticas «puede ayudar a financiar ayudas específicas para hogares y empresas vulnerables, o para categorías concretas de usuarios de transporte de una forma más justa y sostenible».
«En función de las preferencias nacionales, esto puede hacerse en forma de cheques o devoluciones, teniendo en cuenta el impacto regresivo de la escalada de los precios energéticos», recomienda.