En cuanto al origen del Black Friday, lo encontramos en Estados Unidos y, desde hace décadas, tiene lugar tradicionalmente el último viernes de noviembre, después de la festividad de Acción de Gracias. Esta jornada viene celebrándose en el país norteamericano desde los años 60. De hecho, noviembre se conoce como el mes del Black Friday en aquel país, y se trata, como su nombre indica, de un viernes señalado porque durante esta jornada los comercios ofrecen rebajas que suelen ser, además, bastante importantes.

El diseño del llamado ‘viernes negro’ tuvo que ver con la necesidad de impulsar las ventas del comercio minorista, estando ligado única y exclusivamente a una función comercial. Eso sí, el término ‘Black’ tiene que ver con un caso concreto, el de Filadelfia, donde el caos generado por las rebajas tras Acción de Gracias era tal que la jornada acabó ganándose ese calificativo. Así, la primera vez que se usó este término por escrito fue en 1961, en un boletín público de esta ciudad en el que se advertía sobre los peligros de la jornada en cuanto a tráfico y afluencia de personas. Poco a poco, este término se generalizó en todo Estados Unidos, estandarizándose alrededor de 1975.

Hoy en día, el Black Friday ha dejado de durar tan solo una jornada en muchísimos casos y la forma de llevarlo a cabo se vuelve cada vez más flexible. De hecho, muchas veces se celebra simplemente el ultimo viernes de cada mes de noviembre, eliminando el vínculo con Acción de Gracias que tan poco tiene que ver con muchos de los países que lo celebran.  En cuanto al tipo de compras que se llevan a cabo aprovechando este periodo de descuentos, las navideñas son las más destacadas, aunque muchas familias aprovechan para adquirir aparatos de electrónica y grandes electrodomésticos en estas fechas, ya que estos productos suelen venderse con descuentos especialmente importantes