La receta económica del país latinoamericano podrá ayudar a América del Sur en este nuevo proceso de refortalecimiento económico y evitar otra recesión.
Chile es un ejemplo para la región latinoamericana. Al menos, así lo considera el Banco Mundial en materia de política monetaria contracíclica. La institución internacional ha afirmado que “si bien es cierto que los países de la región todavía necesitan hacer ajustes fiscales para adaptarse a la nueva realidad tras la bonanza de las materias primas, muchos países tienen razón en hacerlo gradualmente y así evitar una nueva recesión«. Ahí es donde justamente entra la experiencia chilena.
América Latina, que está comenzando un proceso de reflote económico, cuenta con unos importantes retos a asumir. El Banco Mundial afirma que “de las mayores preocupaciones macroeconómicas de la región se encuentra la débil situación fiscal”. Una situación que generará que 28 de los 32 países de la región tengan «un balance fiscal negativo en 2017«.
Esta debilidad impide que Latinoamérica «aumente el gasto en capital humano y físico» que necesita por los «limitados recursos fiscales«. A lo que se suma el escaso margen de maniobra para aplicar «políticas fiscales contracíclicas» que podrían impulsar el crecimiento.
El Banco Mundial señala que el dilema al que se encuentran los países de la región, y al que alude el título del informe, es entre política procíclicas, como la elevación de los tipos de interés para proteger sus monedas pero que agravará la ralentización económica, y contraciclícas, como la reducción de los tipos de interés. ¿La solución?, seguir los pasos de Chile.
La institución aplaude “la independencia del Banco Central, bajos niveles de dolarización y un marco de política monetaria creíble que inspira confianza en los mercados y evita que parte de la depreciación de la moneda sea una fuente de inestabilidad». Incluso, afirma que su resultado ya está demostrado, ya que otros países de la región, siguiendo la receta chilena, han sido capaces de aplicar una política monetaria contracíclica desde la gran crisis financiera de los años 2008 y 2009.
A pesar de ello, tras el desplome de los precios del petróleo en 2014, algunas de las grandes economías de Suramérica (como Brasil, Colombia, Perú y Uruguay) aumentaron los tipos de interés para estabilizar sus divisas y, solo tras lograrlo, volvieron a relajar los intereses. Al mismo tiempo, Chile redujo de forma inmediata sus tipos de interés.