Los jóvenes han aumentado su demanda académica hacia Canadá, siendo una de las vías migratorias más comunes.
Pongámoslo de esta manera: estamos interesados en derribar muros y no en construirlos”, dice Meric Gertler, presidente de la Universidad de Toronto. El rector de la que es considerada como la mejor universidad de Canadá estuvo en Reino Unido en una campaña de reclutamiento, tratando de captar estudiantes internacionales.
No es ningún secreto la razón de por qué su país ha logrado tanto interés durante los últimos dos años por parte de estudiantes que tradicionalmente iban a Estados Unidos o Reino Unido.
Ha sido una combinación de “la elección de Donald Trump y la llegada del Brexit”, dice Gertler, quien asegura que el número de estudiantes extranjeros en Toronto registró dos aumentos consecutivos del 20 por ciento en los últimos años.
La Universidad de Toronto se está promocionando como una institución abierta, global y liberal, en contraste con aquello a lo que el profesor Gertler se refiere como la “turbulencia política” de otros lugares.
Como ejemplo, dice que Toronto ha atraído a estudiantes indios que podrían haber ido a universidades de Reino Unido, y a estudiantes mexicanos que podrían haber elegido EEUU.
La cantidad de estudiantes internacionales en Canadá se ha más que duplicado desde 2010, hasta situarse aproximadamente en unos 500.000. Estos alumnos aportan un valor de unos 6.000 millones a la economía del país.
Ha habido un crecimiento particular de universitarios de países como Irán y Vietnam, junto con los mayores remitentes, como China, India y Corea del Sur.
Altas tarifas
El mensaje a los estudiantes es que Toronto es una ciudad cosmopolita y con un alto nivel de migración donde serán bienvenidos. En contraste, opina el profesor Gertler, el Brexit podría dar una impresión negativa a los foráneos.
“El Brexit puede hacer que los estudiantes piensen: ‘¿Tiene todavía Reino Unido las mismas oportunidades por las que ha sido famoso?’”, dice. Pero Toronto ya no es una opción barata. Los alumnos internacionales pueden llegar a pagar hasta 38.000 por año.
Paradójicamente, las tarifas aumentaron para atraer a más gente. “Los precios son altos porque entendimos que suponíamos un dilema en el mercado”, dice Gertler.
Lo que explica el profesor es resultado del extraño mercado de la educación superior, en el que las cosas valen por el “estatus” y en el que la asequibilidad se confunde con baja calidad.
La Universidad de Toronto está entre las 30 mejores del mundo, pero sus tarifas que antes eran bajas parecían estar desanimando a los estudiantes internacionales. “Éramos una universidad muy bien clasificada; sin embargo, éramos muy baratos”, sostiene Gertler.
“En el mercado internacional, era difícil para las personas conciliar estas dos cosas”, añade. “Cuando aumentamos el precio, vimos que la demanda aumentó, al igual que la calidad de los postulantes”, indica.
Oportunidades de inmigración
Reino Unido siempre ha tenido la preocupación de que la visa de estudiante funcione como una puerta para quedarse a vivir y trabajar en el país. En cambio, las universidades canadienses alientan esto, según Gertler.
Cuando los estudiantes extranjeros se gradúan pueden conseguir trabajo y postular a una residencia. Estas personas se ven como el tipo de migrantes cualificados que el país quiere atraer.
Según la Oficina Canadiense de Educación Internacional, aproximadamente la mitad de los universitarios internacionales que llegan a Canadá buscan la residencia permanente. Esa puede ser la diferencia de ser un país grande con una población pequeña como Canadá, pero que le da a este país una ventaja competitiva para reclutar estudiantes de otros lugares.
“Bastiones para los privilegiados”
Mientras que la Universidad de Toronto se presenta a sí misma como un ejemplo de valores liberales internacionalistas en acción, algunos perciben que estos principios pueden ser elitistas.
Gertler dice que la “mayor crisis” para las universidades “top” es la dificultad para acceder a ellas, lo que alimenta una sensación de aislamiento y de falta de apoyo en la comunidad en general.
«Cada vez más, las universidades son bastiones para privilegiados en vez de portales de oportunidades para muchos”, reconoce.
Gertler cree que “esto es un desafío existencial para el futuro de las universidades”. “Si no podemos resolver ese reto, nos enfrentamos a un viaje cada vez más difícil”.
El profesor dice que, para su universidad, basar la admisión en calificaciones de exámenes y declaraciones escritas en lugar de en entrevistas ha contribuido a que el centro educativo sea menos exclusivo socialmente. “Gran parte del sesgo inconsciente proviene de las entrevistas”, advierte.
Pero si las universidades quieren mantener el apoyo público, deben ser vistas como lugares de oportunidad y movilidad social.
“La combinación de excelencia académica, apertura de acceso y diversidad se está volviendo cada vez más rara”, según Gertler.
“Muchos de los desafíos que hemos enfrentado en los últimos años vienen de la percepción cada vez más fuerte de que nos estamos volviendo menos accesibles y más elitistas”, lamenta.