El Fondo Monetario Internacional coincide con las estimaciones de organismos españoles sobre un crecimiento del 3 por ciento interanual, aunque destaca que aún quedan asignaturas pendientes.
España crece a ritmo de ‘Despacito’. Aunque con unas palabras más sofisticadas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aumenta la previsión de crecimiento nacional al 3,1 por ciento, como lo ha indicado en un comunicado. Una estimación que coincide con otras previas que han realizado el Banco de España, BBVA y Bankia.
«El consumo, la inversión y las exportaciones netas contribuyen a un patrón de crecimiento más equilibrado», señala el informe desarrollado por el personal técnico del FMI. También destacan la reasignación de recursos como un elemento clave en las exportaciones españolas. Si hablamos del sector bancario, los balances son más sólidos, la deuda del sector privado está disminuyendo y la disponibilidad de crédito mejora.
El Producto Interior Bruto (PIB) probablemente ya ha superado la cifra que había alcanzado con anterioridad a la crisis en el segundo trimestre, con un crecimiento holgadamente superior a la media de la eurozona. Gracias a las reformas efectuadas, la economía se ha vuelto más competitiva, flexible y resistente
Sin embargo, el FMI se muestra cauto ya que todavía quedan algunos retos que es necesario afrontar plenamente para contrarrestar la ralentización del crecimiento que se espera a medio plazo y para lograr una mayor resistencia. La deuda pública y el desempleo estructural permanecen elevados, el envejecimiento de la población genera presiones fiscales, y la productividad va por detrás de la de los países homólogos de la UE.
Para contrarrestar estos efectos a medio plazo, es crucial elevar el crecimiento de la productividad, ya que se prevé que la población activa se contraiga en las próximas décadas debido al envejecimiento de la población. En un tono más positivo, la institución internacional destaca el uso de recursos en empresas más productivas y saneadas financieramente, gracias a la reestructuración del sector bancario.
Las políticas que reduzcan los obstáculos a la competencia, como la aplicación de la Ley de Unidad de Mercado, que apoyen la capacidad de crecer e innovar de las empresas y faciliten el acceso a la financiación con recursos propios para las empresas de nueva creación, serán importantes para fomentar el crecimiento y la competitividad de aquí en adelante.
En cuanto a las políticas fiscales, el FMI se muestra tajante: ‘La elevada tasa de deuda pública de España, que ronda el cien por cien del PIB, deja poco margen a la política fiscal para responder a turbulencias’. Además, la dinámica demográfica de España conlleva un aumento significativo del gasto relativo al envejecimiento en el medio plazo. Mantener el ritmo gradual de ajuste establecido para 2017, hasta alcanzar el equilibrio presupuestario estructural, permitiría reconstruir las reservas fiscales con mayor rapidez, al acelerar la reducción de la deuda.
El techo de gasto previsto para 2018 contribuirá de forma importante a rebajar el déficit, requiriendo la aplicación de la regla de gasto en todos los niveles de la administración. El margen para medidas más estructurales se encuentra principalmente en el lado de los ingresos, aunque también ayudaría la adopción de reformas destinadas a incrementar la eficiencia del gasto.