A pesar de atravesar en la actualidad por una de las peores crisis económicas – y humanitarias- del mundo, estos emprendedores siguen en pié de lucha creyendo en el futuro de Venezuela
La economía venezolana se ha contraído 50% en los últimos cinco años y ninguno de sus sectores ha arrojado algún resultado positivo. Todos están mal y no se avizoran cambios hacia la recuperación.
Los últimos datos aportados por el Banco Central de Venezuela reconocen que en el tercer trimestre de 2018 los sectores de la construcción y el manufacturero cayeron en 76,9% y 46,1%. En tanto que el consumo se contrajo en 22,5%, y la actividad comercial cayó 40%, según la misma fuente, la cual rara vez ofrece datos oficiales.
Analistas del entorno advierten que el gobierno de Maduro no podrá revertir los números rojos debido a la poca capacidad de producción de petróleo -la principal fuente de ingresos en esta nación-, la profundización de políticas de controles y a las sanciones que impuso el gobierno de los Estados Unidos.
Para fines de 2019 se prevé que la hiperinflación supere el 200.000 %, según el Fondo Monetario Internacional. Hay cálculos menos apocalípticos que ubican a este indicador en 15.000 o 20.000 %. En todo caso, será la inflación más alta del mundo.
En este entorno tan adverso hay quien sigue en el país y hay quien emprende a pesar de la crisis económica. Infobae habló con tres jóvenes venezolanos quienes apostaron por un negocio propio.
Manufactura
Gloria Milexys Carpio es periodista. De 31 años, esta residente del estado Miranda, vecino a la capital, Caracas (norte de Venezuela), combina el ejercicio de su profesión con un emprendimiento familiar: la fábrica de ropa deportiva Krpio.
“Todo el concepto del negocio es nuestro; desde el logotipo hasta los diseños de la ropa. La idea fue de mi hermano, periodista como yo, quien hace tres años trabajaba como diseñador en una fábrica de uniformes. Me dijo que el corte y confección era un trabajo que podíamos hacer y me trajo a casa varios patrones y telas. Poco a poco fuimos marcando la tela con tiza y cortando. Empezamos a trabajar en la mesa de nuestro comedor”.
En entrevista con Infobae, Carpio señala que “al principio solo cosíamos pantalones cortos y poco a poco fuimos aumentando el abanico de productos: camisetas, uniformes para práctica de varios deportes. Por lo pronto, hacemos los modelos, cortamos la tela y contratamos a varias señoras quienes cosen la ropa. Ganamos dinero y damos trabajo a mujeres que hasta no hace mucho tenían empleos fijos. Con la crisis, muchas fábricas cerraron y quedó mucha gente capacitada y valiosa en la calle”.
Admite que el suministro de materia prima es una de las dificultades que debe afrontar. “Hay que buscar y brincar por las tiendas que venden telas, ligas y botones. Los precios de los insumos pueden subir mucho de semana a semana o día tras día, ese es un reto comprar y no perder dinero. En un par de ocasiones el material subió tanto en muy corto tiempo que hicimos negocios a pérdida pero entregamos los productos, nuestra meta es cubrir una necesidad de mercado. A eso apostamos”.
“En esta Venezuela hay que insistir y perseverar; hay semanas buenas y malas, eso siempre va a pasar, creo que sí vale la pena ser emprendedor. Aún se pueden hacer muchas cosas acá; no hay que esperar que las oportunidades toquen tu puerta. Tienes que buscar los negocios, usar las redes sociales, hablar mucho con la gente y ofrecer tu producto. Sé que vivo en una economía inestable e hiperinflacionaria y aún así mi familia y yo vivimos de esto”.
La periodista ya comenzó a exportar mercancía. “Varios amigos, quienes se fueron del país, nos han contactado para que desde Venezuela confeccionemos y enviemos uniformes de sus empresas o equipos deportivos. Este es otro nicho de mercado, la diáspora. También nos llegan clientes por recomendación y nosotros vamos a empresas a ofrecer nuestro catálogo y también participamos en ferias y eventos”.
-¿Quieres hacer fortuna con tu emprendimiento?
-Nunca pensé en hacerme rica con este negocio. Lo que deseo es tener un ingreso extra para poder seguir en Venezuela con mi familia, yo no me quiero ir de mi país. Además quiero ayudar y dar empleo a otros emprendedores. Yo creo que los ricos están completos.
No obstante su optimismo, Carpio reconoce: “A veces me quiebro y disminuye mi fe. Pero aún mantengo la esperanza en que esto tiene que cambiar para mejor y los que nos quedamos en Venezuela ayudaremos a la reconstrucción”.
Carlota González Sucre es ingeniera de producción y tiene de 26 años de edad. “No sabía qué hacer con mi vida hace cuatro años, no tenía trabajo”, dijo aInfobae . La crisis económica ha propiciado el cierre de cientos de empresas en donde Carlota podía ejercer su profesión.
González, caraqueña de 26 años, aseguró que “la falta de un trabajo bien pagado y que me apasionara fue un factor que me hizo pensar en un emprendimiento. Es así como nace la empresa Sucré (significa postre en francés) como un juego de palabras pues mi segundo apellido es Sucre. Producimos y distribuimos postres criollos y en la actualidad tenemos un catálogo de 20 productos. Comencé con la venta del clásico ponqué casero, las recetas son de mi familia y de amigos. Ahora busco por Internet qué hacer en materia de postres. Mi norte es ofrecer excelente presentación, sabor y precio”.
-¿Cómo una ingeniera de producción gerencia a una pequeña factoría de dulces?
– Si he ejercido mi carrera con este emprendimiento. También tenemos presencia en redes sociales y nuestros clientes nos refieren a otros. Gerencio la producción, procura, ventas, mercadeo, cobro y distribución de los productos. Recorro media Caracas para ubicar la materia prima. Busco precios y calidad y no todo está en el mismo sitio, así que el trabajo es intenso.
Dice que desde hace dos años acude al mercado negro, debido a la escasez de materias primas. “No quiero sacrificar calidad por falta de algún ingrediente. También acudo al mercado regular, el cual está absolutamente dolarizado. Es una realidad con la cual hay que trabajar.”
Para Carlota es un reto enfrentar la hiperinflación que sacude a Venezuela desde hace dos años.
“Tengo que idear estrategias para que el negocio sea rentable y sustentable. La inflación puede arruinar a un emprendimiento, hoy en día yo vivo de este trabajo y doy empleo. Tengo a tres colaboradores que me apoyan en la cocina mientras busco mercancía o atiendo a algún cliente. La producción no para y a veces he trabajado de lunes a lunes. Pocas veces tomo vacaciones”, dice.
-¿Emprendes para hacerte rica?
– Emprendí pues consideré que un hobby puede convertirse en un negocio rentable, aún cuando la situación país no sea la mejor. Yo trabajo mucho para llenar un espacio en el mercado de la repostería de Caracas. Ciertamente, Venezuela está mal desde el punto de vista económico y hay quien se queja mucho y todo el tiempo. Mientras unos lloran, nosotros hacemos pañuelos. Pensamos en grande y el cielo es el límite.
No descarta salir de Venezuela, “pero a establecer sucursales de Sucré en otros países con la misma calidad excepcional de este emprendimiento. Nuestro producto emblema es el ponqué de vainilla, que es postre sencillo y muy típico venezolano. También hacemos tartaletas, dulces, torta (pastel) de chocolate y zanahoria, red velvet, entre otros”.
Inmobiliaria
El ingeniero eléctrico Enrique Conde tiene 36 años. Estudió en la universidad de Boulder, ubicada en Colorado, Estados Unidos. Trabajó un año en una empresa americana, “pero decidí volver a mi país con la idea de emprender. Este es mi país, mi mercado”.
Junto a varios socios intentó trabajar con el sector alimentación. “Fue muy difícil emprender pues no sabíamos nada de un negocio tan particular como el de manejar comida, así que no funcionó”, explica a Infobae.
“Seguí con la idea de no trabajar para nadie sino para una empresa propia así que junto un socio, quien ahora reside en Canadá, nos capacitamos para ingresar en el mundo inmobiliario y adquirimos una franquicia de la empresa RE/MAX y la nombramos Gold. Iniciamos operaciones en octubre de 2013. Sé que es difícil que alguien que no conoce este mundo crea que el mercado de la venta de casas, apartamentos y locales comerciales se está moviendo en Venezuela. Esto sí está pasando. Las ventas son a contado y en moneda extranjera, a este país está ingresando moneda dura. Además, los bancos no están dando créditos a nadie”.
Asegura que “trabajar con bienes y raíces es un estilo de vida y así lo he asumido. En Venezuela el mercado secundario (inmuebles usados) es el que está marcando la pauta y si se ofrece un precio justo y de mercado, claro que la propiedad se vende”.
En seis años, Conde ha armado un equipo de trabajo “que capacitamos todo el tiempo, somos una familia que emprendemos juntos. En seis años hemos armado oficinas en Caracas y en Charallave (ciudad vecina a la capital)”.
Señala que “en toda sociedad hay movimiento. La gente se casa, se divorcia, muere, invierte o se va del país. También hay quien desde el exterior se interesa por Venezuela e invierte. Atendemos a todos estos nichos de mercado”.
-Pero nadie apuesta por la recuperación de la economía venezolana, al menos en este instante…
-Estoy convencido de que el país no estará en crisis eterna, soy optimista y esto no será para siempre. Para el que se quiera quedar o quiera invertir este es el momento, los precios de los inmuebles han caído y de las crisis económicas se generan cosas positivas. Hemos venido propiedades a gente quien reside en España, Francia e Inglaterra.
“El venezolano aspira, quiere estar mejor. Nosotros ayudamos a la gente a cumplir su sueño de comprar una casa o apartamento. Manejamos las emociones del cliente, esto es apasionante”, dice Conde.
Finalmente, Enrique Conde señala que invierte mucho en publicidad “en radio, redes sociales, vallas publicitarias en las calles y asistimos a eventos empresariales, hacemos todo lo posible para que se sepa de nosotros”.
Negocios son negocios
Para el economista Aarón Olmos “en Venezuela tienes el emprendedor que por naturaleza es inquieto, es la persona que nunca está conforme con las cosas que ve o tiene, que está dentro de una estructura organizacional y quiere mejorarla y potenciarla. Sin embargo, hay muchos emprendedores que entienden que tienen que ir más allá de eso, y salen de la estructuras a crear su propio negocio. Comienzan siendo actividades que comienza con la familia: hermanos, esposos, amigos de toda la vida, y terminan de alguna manera convirtiéndose en pequeños negocios informales que luego de probarse durante un tiempo, ensayando y errando la mayoría de las veces terminan logrando ciertos puntos de mejora”.
-¿En qué sectores de la economía venezolana hay más emprendimiento?
-En Venezuela hay emprendimientos interesantes en diferentes áreas: restauración, alimentos, tecnología por la vía de aplicaciones, en el área cripto, no solamente creando criptomonedas sino plataformas de pago. Hay mucha gente joven generando transformación en Venezuela desde el punto de vista tecnológico. Sin embargo, suele suceder que por más que haya mucho emprendimiento y si el país no mejora ni cambia, no se llega a impactar o a mejorar las condiciones de vida de muchísimos de los venezolanos.
Olmos señaló que “hay una tasa bastante elevada de fracaso de emprendimientos en Venezuela. Tenemos cifras que señalan que 80% de los nuevos negocios de venezolanos mueren antes de cumplir los tres años. Es un reto emprender aquí y mucha gente está trabajando para que su nuevo negocio se sostenga y sea rentable”