Giusi Di Benedetto y su hijo Guiseppe Pedicino fusionan la gastronomía venezolana e italiana en un proyecto empresarial que conquista al Mercado de Las Ventas.
Cuando Giusi Di Benedetto llegó a Caracas, sólo tenía ocho años. Atrás quedaba su natal Italia. En concreto, las playas cristalinas y cientos de iglesias que decoran Sicilia. Con el paso del tiempo, la joven fue aprendiendo castellano, fue integrándose a la nueva sociedad y formando una familia. En el interior del hogar, sin embargo, seguía viva la llama de las tradiciones del país transalpino. En su cocina era común el olor de la pasta y de los cannoli, los mismos que desde hace un año y medio han ido recorriendo los pasillos del Mercado de Las Ventas.
La emprendedora italovenezolana, junto a su hijo Guiseppe Pedicino, ha concentrado esos sabores tradicionales y caseros en un proyecto empresarial: DeliPeppe. «Es un espacio muy reducido, pero desde el que hacemos verdaderos milagros», reconoce Giusi Di Benedetto. Una afirmación en la que coinciden los demás dueños de establecimientos dentro del mercado. «Ellos nos conocen muy bien, no sólo porque suelen comer en nuestro establecimiento, sino también porque son a quienes compramos los productos que cocinamos para ofrecer una variedad tanto fresca como sana», precisa Guiseppe.
Combinando sus dos raíces, DeliPeppe ha creado su plato estrella: Una focaccia rellena con carne mechada, aguacate, tajadas y queso mozzarella. «Los clientes encuentran una cocina similar a la que hago para mi familia. Eso genera un aspecto difícil desde un punto de vista de optimización de costes, debido a que no sé qué quitar para reducir el gasto de cada plato. Hago la misma receta que llevamos haciendo por años en mi hogar«. Sin embargo, el desembarco en el mundo de la gastronomía no ha sido casual para esta familia. «En Venezuela yo estudié Ingeniería Industrial en la Universidad José María Vargas, pero al pensar en mi proceso migratorio comencé a formarme en una escuela de panadería y en un curso de barista», matiza Pedicino, quien desde joven ya tenía el sueño de ser el dueño de su propio local.
A pesar de que Guiseppe conocía Barcelona de primera mano, decidió comenzar su proyecto en la capital española, «ya que no nos obligan a tener que aprender el catalán«. Convencido de todo el potencial del mercado madrileño, realizaron una inversión inicial de 50.000 euros y comenzaron la aventura empresarial que les ha permitido captar a una clientela conformada «en un 60 por ciento de latinoamericanos y un 40 por ciento de españoles».
Los fundadores de DeliPeppe afirman que «el modelo de negocio en un mercado es distinto al que se conoce a pie de calle. El público se suele limitar a las personas que hacen vida o acuden para la compra de alimentos, por lo que existe una menor visibilidad«. A pesar de que se pueda pensar de que se trata de una clientela conformada por personas mayores, los emprendedores reconocen que la tendencia está cambiando y que » ha venido creciendo el número de jóvenes que han retomado la pasión por la alimentación sana y la compra en los mercados tradicionales».
La familia italovenezolana ahora está en un proceso de expansión. No sólo por la búsqueda de socios que ayuden a llevar a DeliPeppe hasta el siguiente nivel, sino también «porque estamos trabajando en la apertura de un nuevo local, pero esta vez a pie de calle». Una apuesta que ayudará a que se conozcan aún más esta cocina tradicional que mezcla los sabores de dos de las cocinas más reconocidas del mundo.