Una joven venezolana lidera el café con más ‘frenesí’ de Barcelona

Griselda Dugarte, fundadora de Café Frenesí.
Griselda Dugarte, fundadora de Café Frenesí.

Con una inversión de 150.000 euros, Griselda Dugarte lleva ocho meses reinventando el concepto de disfrutar del mejor sabor del café internacional.

Cuando pides un “café solo” en el número 115 de la calle Comte d’Urgell de la ciudad de Barcelona, jamás esperarías una tacita blanca colocada delicadamente sobre una pequeña tabla de madera, acompañada por un pequeño cubo donde va el azúcar y, a su lado, un vasito de agua para limpiar el paladar al terminar.

Uno de los valores añadidos del Café Frenesí es que combinan los productos con un estilo de vida.
Uno de los valores añadidos del Café Frenesí es que combinan los productos con un estilo de vida.

Así son los pequeños detalles de Café Frenesí. Un local con sello venezolano que ha conquistado la atención de los catalanes y de los turistas que lo visitan cada día para tomar un café o merendar las deliciosas obras de arte culinarias de Griselda Dugarte, una joven emprendedora que viajó desde Caracas para convertir su sueño realidad.

“Desde siempre mi sueño fue montar un espacio íntimo, particular y diferente al resto de las cafeterías que vemos todos los días en la ciudad”, comenta Griselda a IberoEconomía. Lo que hace diferente a Café Frenesí del resto, según explica, es que trabajan con “café de especialidad”, una nueva tendencia que busca preservar la esencia del producto desde la cosecha hasta su consumición.

“Nosotros tenemos granos de Guatemala, de Colombia y de otras partes del mundo, lo que buscamos es que nuestros clientes experimentes otras sensaciones en el paladar” aclara.

Este negocio es un proyecto familiar en donde sus fundadores trabajan todos los días para complacer a sus clientes. “Aunque no es fácil mantener un negocio en una ciudad tan grande y competitiva como Barcelona, nos hemos ganado la confianza y la fidelidad de muchos que llegaron un día por sólo un café y que ahora vienen con toda su familia”.

Hace ocho meses que Café Frenesí abrió sus puertas, buscando un espacio entre las cientos de cafeterías que hacen vida entre los transeúntes y turistas de Barcelona. La idea de destacar radica, además, en la necesidad de mantenerse presente en el mercado gastronómico de la ciudad. “Nosotros ofrecemos una propuesta única y diferente adaptada a las necesidades de nuestros clientes, buscamos complacer no solo paladares exigentes sino también estilos de vida”, afirma Griselda.

Dugarte necesitó de una inversión de 150.000 euros para poder transformar un bar chino en un acogedor café.
Dugarte necesitó de una inversión de 150.000 euros para poder transformar un bar chino en un acogedor café.

A la emprendedora venezolana le ayudó mucho el haber estudiado en España para montar su negocio. “Haber hecho algo aquí te abre puertas y además te da la posibilidad de conocer a la sociedad y entender sus necesidades”, explica.

Alrededor de 150.000 euros se invirtieron en Café Frenesí para llegar a ser hoy lo que es: un local acogedor de especialidad y buen gusto. “Cuando llegamos a este espacio, nos encontramos con un local descuidado que necesitaba muchas reformas. Antes era un bar de chinos, por lo que no fue fácil acondicionarlo para nuestra idea”, recuerda Griselda.

“Barcelona es una ciudad multicultural y diversa en donde cualquier idea se puede desarrollar y dar buenos frutos gracias al turismo, y porque es una ciudad que recibe a muchas nacionalidades”. Afirma la joven venezolana. Además, confiesa que la conducta de los catalanes es muy diferente a la de otras personas, ya que, saben cómo sacar tiempo para tomarse un café y relajarse, “a ese público nos dirigimos”, precisa.

“Cada día nos levantamos con el entusiasmo y la idea de nuestro eslogan: ‘En Café frenesí, nos gusta hacer a la gente feliz’”, sentencia Griselda.