El tabaquismo es el talón de Aquiles de la Medicina Preventiva en España. Así lo considera el experto norteamericano en el ámbito de la Salud, Rafael Rangel, quien ha destacado la necesidad de implementar campañas de prevención en un público más joven al que, actualmente, se está llegando con los métodos tradicionales. “Es indudable que los resultados alcanzados en España, y el resto de Europa, en el ámbito de la Medicina Preventiva son mejores que los alcanzados en Estados Unidos. Se ha logrado controlar la obesidad y los embarazos precoces, pero aún queda un gran tema por resolver: el cigarrillo”, explica.
El experto norteamericano, Rafael Rangel, destaca la necesidad de hacer campañas de prevención en un público más joven.
Para Rangel, que también es pediatra y neumólogo, recuerda que el consumo de tabaco “afecta a todos los órganos del cuerpo, generando desde problemas en el cerebro hasta enfermedades cardiovasculares y coronarias. Sin olvidar el importante impacto en el cáncer de esófago, estómago, colon y, por supuesto, de pulmón”. En este sentido, apunta que si la estrategia de las empresas que se dedican a la producción de tabaco han destinado sus recursos a la captación de un público joven, el objetivo de la Medicina Preventiva es, justamente, la de llegar a estos grupos para evitar que se adopte el hábito.
“Los últimos datos revelan que, a pesar de los esfuerzos realizados, el consumo en el público más joven ha aumentado durante los últimos años, mientras que solo deja de sumar cuando se superan los 40 años”, indica el director de una unidad de Salud Pública en Kentucky. De ahí que, según indica, existan pocos resultados favorables en la prohibición de fumar dentro de los establecimientos o a una distancia determinada de colegios y centros de salud. “Cuando se hacen las leyes, las personas buscan cómo romperlas. Además, son procesos que son muy difíciles de medir, lo que hace que su impacto sea muy limitado dentro de las sociedades”, puntualiza.
A su parecer, se requiere adaptar el modelo estadounidense de prevención, donde “acudimos a los niños de cuarto o quinto grado y les demostramos con contenido real el impacto que tiene dentro del organismo el consumo del tabaco, alcohol y drogas. No podemos olvidar que, en Estados Unidos, tenemos un importante problema de consumo de sustancias ilegales entre la población joven”, apunta Rangel. De ahí que esté convencido de la necesidad de formar, aunque desde un punto de vista realista. “No se pueden esperar resultados inmediatos, ni pensar que el hábito desaparecerá en una sola generación, pero es un trabajo que debe hacerse”, concreta.
Innovar en las campañas
El profesional sanitario, que incluso ha formado parte del equipo del Hospital Universitario Vall d’Hebron (Cataluña), destaca la necesidad de abogar por la creatividad al momento de realizar las nuevas campañas de prevención. Por ejemplo, uno de sus proyectos más exitosos en Estados Unidos contra el embarazo no deseado y las enfermedades de transmisión sexual destacó por atacar a un público que, hasta el momento, estaba siendo ignorado: los hombres. “Nos percatamos que solo el 50 por ciento de los jóvenes utilizaba condones y, la mayoría de ellos, de forma errada. Así que, a través de nuestra ‘Clínica para varones’, nos sentábamos con ellos para enseñarles cómo usar el preservativo y evitar situaciones indeseadas”, cuenta Rangel.
Los resultados no tardaron en llegar. “El mejor uso del condón y el conocimiento a profundidad del uso de la pastilla anticonceptiva cambiaron las estadísticas de la región, sin la necesidad de que se cambiasen los hábitos dentro de la población joven, quienes seguían manteniendo el mismo nivel de relaciones sexuales, pero de forma más segura”, aclara.