El venezolano Félix Ochoa, uno de los responsables de Clue Hunter Madrid, explica el modelo económico que existe detrás de los juegos de escape, así como el repunte de su popularidad entre amigos, familiares y empresas.
Un coche se detiene en medio del bosque. Las condiciones obligan a un grupo de amigos a salir del vehículo y buscar cobijo en el único lugar disponible: una cabaña abandonada. La oscuridad imposibilita percatarse de que, una vez cerrada, la puerta de entrada ya no se podrá volver a abrir. Aunque intentan mantener la calma, algunos detalles revelan que la casa no está deshabitada ni tampoco es segura. El tiempo para escapar se agota, solo tienen 60 minutos para encontrar una forma de salvarse de un trágico final… Sin embargo, por hoy la suerte está de su lado y la experiencia solo se trata de una de las ‘escape room’ de Clue Hunter Madrid, una empresa de entretenimiento extremo de Madrid.
Uno de sus responsables en Madrid, Félix Ochoa, asegura a IberoEconomía que están teniendo mucho éxito los juegos de escape en España. “Cuando comenzamos, fuimos la treceava sala en abrir sus puertas en la ciudad. Ahora, un año después, hay más de 40”, apunta. Un fenómeno que también se extiende por el resto del país. “En Cataluña el incremento ha sido más acelerado, superando las 120 salas frente a las 600 que hay en toda España”, por lo que precisa que “estimamos que, cada mes, se están inaugurando una media de cuatro salas de escape”, indica el también politólogo.
El proceso de apertura, sin embargo, no es sencillo. “No se puede abrir una buena sala de ‘escape room’ con menos de 50.000 euros”, puntualiza el venezolano, quien recuerda que con sus socios provenientes de Brasil e Italia tuvieron que afrontar importantes retos al momento de comenzar su negocio. “La inversión inicial suele ser muy alta para lograr condicionar el local a las necesidades de los juegos, así como para darles del mayor realismo posible. A esto se suma el tiempo y recursos que se invierten en las licencias, seguros y otros trámites necesarios para cumplir la normativa”, afirma.
Apoyados bajo la marca de la franquicia valenciana, Ochoa y sus socios se decantaron por ofrecer dos salas principales: ‘Atrapados en el sótano’, donde los usuarios tendrán que escapar de la cabaña en el bosque y que está disponible en ‘versión combate’ (dos grupos hacen la misma prueba simultáneamente para competir); y ‘El tesoro de calicó Jack’, cuya modalidad es mucho más flexible y permite que sea trasladada a fiestas o eventos fuera del local. No obstante, será cuestión de semanas antes de que lleguen sus dos nuevos retos para escapistas, “que destacan por su alto nivel de adrenalina y alta exigencia para resolver enigmas”.
El primero, ‘Holmes vs Moriarty’, es una sala basada en la historia del famoso detective Sherlock Holmes, donde los usuarios tendrán que adentrarse en la guarida de su enemigo para ayudarle, pero donde salir de la misma se verá un poco cuesta arriba. La segunda, ‘Asesinato en el tren’, requiere de una doble habilidad: escapar del ferrocarril y descubrir con las pistas encontradas quién es el asesino escondido. Una experiencia muy similar a la gran aventura descrita en la obra ‘Asesinato en el Orient Express’ de Agatha Christie.
Con la incorporación de estas dos nuevas salas, y una más portátil a fiestas y eventos, Clue Hunter Madrid está valorando la opción de abrir un segundo local en la ciudad, lo que permitirá aumentar su plantilla de las cinco personas que lo conforman actualmente a un total de siete.
Escapar del paro con un ‘escape room’
“Cada vez son más las empresas que utilizan los ‘escape room’ como parte de los procesos de selección de personal. Los responsables de Recursos Humanos pueden ver en primera persona las reacciones de los candidatos ante situaciones adversas, de estrés y donde el tiempo se agota a gran velocidad”, explica Ochoa. En este sentido, es una de las fórmulas para reconocer “quienes son líderes natos, quienes saben trabajar en equipo o, por el contrario, quienes se quedan paralizados desde el primer momento”.
Además del uso de las empresas, el perfil de los 6.000 clientes que hasta el momento han visitado sus salas de escapismo oscila entre los 23 y 35 años, conformado por grupos de amigos, familiares o grupos que disfrutan de una despedida de solteros o un cumpleaños. “La única limitación es tener más de 14 años de edad para poder participar en las salas”, precisa.
El venezolano se muestra optimista con el futuro de las ‘escape room’ como oferta para el entretenimiento. Por eso, “estamos trabajando para lograr crear una asociación que una a todas las empresas del sector y permita una mayor simbiosis entre nosotros”. Una meta que aún está por llegar, mientras que cada semana decenas de personas afrontan el reto de escapar de una cabaña perdida en el bosque, un laboratorio infectado de zombies o de un tren donde se han cometido homicidios.