Wakü nace de una inspiradora historia de superación personal y, con solo seis meses en la capital española, ya ha logrado abrir su segundo local con altas perspectivas de crecimiento.
“Nunca nadie nunca logró nada espléndido fuera de quienes se atrevieron a creer que algo dentro de ellos era superior a las circunstancias”. La historia detrás de Wakü, restaurante que se ha especializado en una variada oferta de tequeños, hace honor a la frase del reconocido escritor norteamericano Bruce Barton. Pocos imaginarían que la grave enfermedad que padeció Roberto Achikar en 2006 terminaría inspirando un negocio familiar basado en la reinvención culinaria de la gastronomía venezolana. Sin embargo, el optimismo del joven caraqueño hizo que una tragedia se trasformara en una oportunidad empresarial.
Cuando Roberto Achikar padeció su enfermedad, los médicos venezolanos le pronostican unos pocos años de vida. En su cuerpo, los coágulos de sangre habían alcanzado un gran número de órganos, lo que empeoraba su situación. Su familia decide invertir sus ahorros para ingresarlo en un hospital de San Diego (Estados Unidos), para lo que también fue necesaria la ayuda económica de sus amigos, de algunos colegios de la capital y de su propia universidad. Si bien la ciencia logró recomponer su estado de Salud, Roberto tenía en mente una forma de devolver el dinero que había recibido para salvarse: comercializar tequeños de sabores.
La debilidad de su estado de salud le impide estar en las trincheras del proyecto, donde es la familia la que toma las riendas. En el caso de Madrid, la responsabilidad es asumida por su hermana Miriam quien, junto con su esposo Anselmo Afonso decide continuar con el sueño de Roberto. De ahí que nazca Wakü. “Al inicio todos seguían las indicaciones y, sin darse cuenta, se fue convirtiendo en una receta familiar. Esa que nosotros mantenemos y de la que cuidamos hasta el más pequeño de los detalles”, afirma Afonso.
Primer contacto con la cocina
La formación profesional de Miriam y Anselmo son ajenas al mundo culinario. Mientras que ella se formó en Comunicación Social en la Universidad Santa María, él se graduó en Economía. Justamente los dos ámbitos que fusionaron en su primera aventura como emprendedores: una productora audiovisual. “Cuando decidimos mudarnos a España, lo que intentamos fue trasladar esa empresa al mercado local, pero nos dimos cuenta en solo seis meses que había sido un error”, afirma el cofundador de Wakü. Una situación que le llevó a trabajar en un Burger King, mientras que su esposa estaba en un Hamburguesa Nostra.
Afianzados en el sueño de emprender, el matrimonio venezolano comenzó a buscar una nueva ventana para invertir. “Pensamos que la idea de vender los tequeños podía ser una buena opción. Sin embargo, como no estábamos seguros, empezamos a vender a través de Instagram. Cada vez que teníamos un pedido lo preparábamos, congelábamos y los llevaba yo en el Metro”, recuerda Afonso. Una época en la que podía hacer una media de cinco o seis viajes diarios, algunos hasta Alcalá de Henares.
Antes de la inauguración, ambos tuvieron que destinar cerca de 100.000 euros para dar el gran salto. “Normalmente, las inversiones para un local de estas dimensiones oscilan entre los 50.000 y 80.000 euros, pero si quieres hacer las cosas bien hay que subir un poco más el listón”, precisa Afonso. La apuesta les ha salido bien, no solo por el número de clientes que les visitan a diario, sino por los acuerdos que han cerrado con otros locales de comida venezolana, como son John La Arepa; La Sanducherie; y con Ávila Burger, que abrirá en breve en la capital española.
“La receptividad que estaban teniendo los productos nos hizo plantear la opción de abrir una tienda y, con el apoyo de un abogado, empezamos el proyecto en Chueca”, afirma. En muy poco tiempo lograron conquistar una buena cuota de clientes, llegando a sumar una media de 80 a 100 personas al día, “de los que un 60 por ciento son venezolanos, pero el otro 40 por ciento españoles”, matiza el cofundador. Muchos de ellos impulsados por algunos de los tequeños más solicitados entre los que, además del tradicional de queso, se encuentran otros como el de Nutella, jamón, beicon, plátano, chistorra o salmón.
El éxito de Wakü les ha permitido dar el salto a su segundo local, esta vez en el Centro Comercial La Vaguada, bajo un modelo de sociedad empresarial. Con una plantilla de una decena de personas, el matrimonio venezolano descarta la opción de convertirse en una franquicia, “para poder cuidar de la receta familiar”. No obstante, ya saben cuáles serán sus próximos objetivos: la apertura de su tercer local en Madrid e “incorporar el tequeño entre las opciones de tapas en España”.