David Díaz, CEO del restaurante de comida tradicional venezolana, ha invertido junto a sus tres socios más de 140.000 euros en los últimos años.
El ‘Arepazo‘ no sólo ha ayudado a difundir la gastronomía venezolana, sino a promover el emprendimiento. Tras participar en las actividades de Venmundo para conmemorar el Día Mundial de la Arepa, cuatro venezolanos han conquistado el mercado gastronómico de Barcelona con otro de los platos tradicionales de Venezuela: la cachapa.
David Díaz, CEO de La Cachapera, afirma a IberoEconomía que, a través de grandes esfuerzos y una inversión de unos 140.000 euros, el establecimiento se ha convertido en una fábrica de ‘cachapalovers’, permitiéndole contar tanto con un establecimiento como con un Food Truck.
Con una facturación mensual que supera los 35.000 euros, ya están pensando en el siguiente paso: “La apertura de una segunda Cachapera para mejorar la disponibilidad en Barcelona y quien sabe si una posible apertura fuera de Barcelona. ¡Shhh, es un secreto!”, susurra entre risas Díaz.
¿A qué se dedicaban en Venezuela?, ¿tenía relación con el sector gastronómico?
Ninguno de los socios que componemos actualmente La Cachapera teníamos relación con el sector gastronómico. Roberto Hidalgo se dedicaba a la venta y distribución de pintura automotriz y yo, David Díaz, tenía dedicación 100 por cien con mi profesión, soy Licenciado en Ciencias Ambientales y ejercía como Responsable del Sistema de Gestión de Medioambiental en una planta de PDVSA Gas en el oriente del país.
Por su parte, Ángel Higuera se dedicaba a sus propios negocios en Venezuela, tenía su panadería y bienes inmuebles, así como, también tuvo tiendas de ventas de especias, etc. Finalmente, Adriana Llanos estudiaba Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello y también trabajó de forma puntual en los negocios de su padre asociados con pintura automotriz al igual que Roberto Hidalgo.
¿Cuándo deciden emigrar hacia España y por qué escogen este país?
Roberto llegó a Barcelona hace cinco años. Escogió España porque aquí residían sus padres y hermanas, él era el último de la familia que quedaba por venirse y debido a la tensa situación social, política y económica del país decidió dejar Venezuela en busca de nuevas oportunidades. A los pocos meses se vino también su esposa Adriana Llanos, quien también forma parte en la actualidad del equipo de La Cachapera.
Ángel Higuera llegó a Barcelona hace tres años, desde Maracay y llegó directamente a la ciudad donde residía su hermana menor, con la idea de emprender y establecerse en un entorno más seguro y con visión de futuro.
Yo, David Díaz, llegué en el año 2013, me vine a estudiar un Master en la Universidad Ramón Llull de Barcelona porque me gané una beca de la Fundación La Salle por excelencia Académica. El Máster era de Entorno y Calidad Ambiental. Al finalizarlo, logré insertarme en el mercado laboral local, trabajando en una empresa del sector de la Automoción haciendo Sistemas de Gestión, luego pasé por dos multinacionales dedicadas al área de la certificación, hasta donde estuve hace escasos dos meses desempeñándome en un cargo técnico.
Yo no escogí a Barcelona, como siempre lo digo, Barcelona me escogió a mí, ya que mi idea principal era ir a Madrid.
¿Cómo surge la idea de fundar La Cachapera?
Corría el año 2014, fecha de lucha y reivindicaciones en Venezuela, lo que nos permitió unirnos en un colectivo llamado Venmundo Barcelona (Venezolanos en el Mundo). Un colectivo a través del que se realizaban diferentes actividades socioculturales, una de las más conocidas es el ‘Arepazo’, para celebrar el Día Mundial de la Arepa.
Así se nos ocurrió abrir nuestro propio stand dentro de la feria para ofrecer comida típica venezolana. Aunque los resultados no fueron muy positivos, nos sirvió para fomentar la idea de un proyecto gastronómico, diferente y divertido donde pudiéramos demostrarle al mundo las maravillas de la cultura gastronómica venezolana. Eso sí, respetando las recetas tradicionales de nuestras abuelas, pero con un toque jovial y con una atención de calidad.
No queríamos solo vender comida, queríamos traslada a los comensales a Venezuela, desde que probaran el primer bocado o apenas entrar en nuestro local.
¿Y cuándo ‘arranca’ La Cachapera?
No es hasta julio de 2015,que realizamos la primera Feria importante: La Harley Days Barcelona, en la que contamos con el apoyo de muchísima gente. El éxito fue tal que logramos amortizar los más de 20.000 euros de inversión realizados en tres días de ventas continuas.
Desde esa feria el camino a recorrer fue largo y arduo, pero de muchos aprendizajes. Entramos en septiembre del mismo año a la Feria más importante de Barcelona ‘Palo Alto Market’ en modalidad Stand Gastronómico, y así estuvimos hasta agosto de 2017, de feria en feria, en stands o alquilando foodtrucks. Ese mismo año decidimos comprar nuestro propio foodtruck, una hermosa caravana Digue Vintage del año 73, que nos ha acompañado hasta la actualidad llenando nuestros días de foodtruckeros de muchas experiencias satisfactorias y felicidad.
¿Cuál fue la inversión inicial destinada para comenzar el proyecto?
Unos 120.000 euros en el local, así como otros 20.000 euros para el Food Truck.
¿Cómo fueron los primeros pasos del local situado en Barcelona?
La necesidad de abrir un local para darle forma a nuestro proyecto siempre estuvo latente, ya que desde el mismo año de la fundación estaba presente dentro del Plan de Negocio. Sin embargo, no es hasta agosto de 2017 que se empieza a cristalizar. En septiembre del mismo año el local ya estaba escogido y en octubre ya habíamos firmado el traspaso y alquiler del nuevo establecimiento.
Se comenzaron las obras de reforma el mismo día que nos entregaron las llaves y estuvieron activas hasta el mismo día de la apertura del local. El 24 de enero de 2018, a las 17:15h de la tarde, La Cachapera Restaurante abría sus puertas al público.
El establecimiento contó con una gran aceptación, no solamente del público venezolano, que ya conocía las cachapas, sino de todos los ‘cachapalovers’ que nos venían siguiendo con devoción a lo largo de los tres años de experiencia en streetfood, así como los nuevos clientes que fueron llegando poco a poco a conocer nuestra propuesta y ahora también se han convertido en amantes de La Cachapera.
¿Con qué plantilla dieron esos primeros pasos?
La plantilla con la que se abrió el local constaba de un CEO, un jefe de cocina, dos cocineros en producción, dos plancheros cachaperos, dos encargados de turno y cuatro camareros.
¿Cómo fue el proceso inicial de aceptación al mercado?
Para nosotros, el proceso inicial en el local fue más fácil que para otros restauradores emprendedores que empiezan de cero. Teníamos más de tres años de experiencia, vendiendo nuestro concepto y captando ‘cachapalovers’ por toda Barcelona, Cataluña y España. Al abrir nuestras puertas, estos amantes de la cachapa fueron muy fieles y nos acompañaros desde el primer momento.
¿Cuál es el valor añadido que tienen con respecto a otros establecimientos de comida tradicional venezolana?
La Cachapera no es solo un restaurante venezolano, ¡es una Fábrica de ‘Cachapalovers’! venir a nuestro restaurante o a nuestro food truck, es toda una experiencia que empieza con una primera toma de contacto visual, una decoración cálida que transporta a Venezuela. Sumado a una atención única, cercana y amena, una comida deliciosa con la receta tradicional de nuestras abuelas, un entorno musical muy bien cuidado, muchas sonrisas y anécdotas.
¿Cómo son los ‘cachapalovers’?
Jóvenes y adultos contemporáneos entre los 20 y los 45 años. El entorno también es familiar, sobre todo los fines de semana, en los que los padres traen a sus hijos a pintar los manteles lienzos de La Cachapera, decorados con motivos criollos venezolanos para rememorar los momentos más hermosos de nuestra infancia y para que los ‘cachapalovers’ no venezolanos conozcan un poquito de nuestra cultura.
Diferencias que perciben en el mercado de Barcelona con respecto a otros como Madrid o Valencia?
Barcelona es sin duda la ciudad más cosmopolita de España. En temporada alta vacacional o durante época de congresos importantes, es increíble observar la gran cantidad de personas de diversas nacionalidades que entran al local, esto es un plus muy importante.
Asimismo, Barcelona es arte, apertura, Europa, y Open Mind. Es la ciudad donde probar algo nuevo todos los días es posible y donde los sabores se mezclan para lograr empatía, diversidad y magia. La Cachapera nace en Barcelona y como su buena hija tiene mucho de esta ciudad, como la versatilidad, el arte, la calidez y las puertas abiertas para que todos vengan a conocerla y a disfrutar de sus bondades.
¿En qué situación está actualmente La Cachapera?
Contamos con una facturación mensual que supera los 35.000 euros, gracias a los más de 2.500 comensales que nos visitan. En cuanto a la plantilla, ha ido creciendo hasta las 15 personas.
¿Qué planes ‘cocinan’ a corto plazo?
Mantener el éxito en La Cachapera madre, apertura de una segunda Cachapera para mejorar la disponibilidad en Barcelona y quien sabe si una posible apertura fuera de Barcelona. ¡Shhh, es un secreto!
¿Y a largo?
Queremos expandir nuestra fábrica de ‘cachapalovers’ por toda España, traspasar fronteras, tocar Europa y por qué no, expandirnos en otros continentes y ser una referencia mundial de excelencia con sello venezolano.