La Sanducherie, que crece a un ritmo mensual entre el 5 y 10 por ciento, buscará abrir su segundo establecimiento en Madrid antes de 2019.
Los tiempos están cambiando. La expansión de la oferta gastronómica española permite la reinvención de uno de sus platos más cotidianos, el bocadillo. La Sanducherie es uno de los mejores ejemplos. Desde noviembre de 2016, tres emprendedores venezolanos han reinventado el bocadillo español para dotarlo de “un estilo más gourmet y disfrutarlo en un ambiente agradable y a buen precio. Es decir, el clásico ‘bueno, bonito y barato’”, afirma a IberoEconomía uno de sus socios fundadores, Alfredo Romero.
Cuando llegaron a España, nunca imaginaron que terminarían emprendiendo en el sector de la gastronomía. En realidad, todos provienen de sectores muy distintos. Mientras que Alfredo se ha formado en Comunicación Social con un Máster en Mercado y Publicidad; sus socios Luis Criscuolo y Pablo Azpurua son ingeniero y abogado respectivamente. “Un día decidimos empezar nuestro propio proyecto. Analizamos varias opciones e, incluso, conversamos con el fundador de Goiko Grill. Estos pasos nos llevaron al sector de la restauración en Madrid”, recuerda Romero.
Uno de los grandes retos fue encontrar el local para inaugurar La Sanducherie. “Llevamos a cabo una búsqueda de unos ocho meses hasta encontrar un establecimiento que cumpliera con las condiciones de tamaño y localización que queríamos”, apunta. El alquiler es un factor a tener en cuenta, ya que “es recomendable que represente cerca de un 10 por ciento de la estructura de costos”. En la zona de Alonso Martínez, en Madrid, el valor de la renta de un local comercial puede oscilar entre los 1.500 y 2.000 euros.
Aunque los inicios no son fáciles, La Sanducherie logró dar con la clave para crecer. Su socio fundador explica que “empezamos con un ‘soft opening’ pero a los dos meses contratamos una agencia de comunicación que aumentó nuestra visibilidad y el número de clientes”. Un cambio que también se ha registrado en la evolución natural de la carta, “pasando de una versión inicial de siete sándwiches con tres tipos de pan hasta los 10 que tenemos actualmente con cuatro panes diferentes a elegir”.
La Sanducherie, famosa por sus patatas trufadas, también ha logrado aumentar el número de pedidos a domicilio. “Actualmente representan el 30 por ciento de las ventas, por lo que trabajamos con varias empresas de reparto de comida y además contamos con nuestro propio servicio”, cuenta Romero.
Modelo franquiciable
Un modelo de negocio similar a La Sanducherie requiere de una inversión “entre 70.000 y 140.000 euros, según la estructura de costes, las obras y remodelaciones que requiera el local y las condiciones acordadas en el traspaso del inmueble”, precisa este emprendedor. No obstante, su proceso de transformación en una franquicia hará que sus próximas aperturas estén marcadas por unos cánones de entrada mucho más precisos.
“La Sanducherie nació con la idea de convertirse en franquicia. De ahí que, con poco más de un año de trayectoria, varias consultoras se acercasen para decirnos que era un modelo replicable en el que estaban interesados”, afirma. Un proceso en el que están inmersos ahora y que creen que tendrá su primer resultado a finales de 2018. “El objetivo es comenzar el próximo año con, al menos, un segundo restaurante en Madrid para apostar después por el mercado de Barcelona”, matiza.
El restaurante, que no sólo está captando público español sino también latinoamericano y turístico, ha registrado un crecimiento constante en el último año, “con un incremento intermensual entre el 5 y el 10 por ciento, según la temporada”. En este sentido, es común que las ventas de la capital española desaceleren en enero, Semana Santa y verano.
Lejos de conformarse con los resultados, Romero asegura que “se está trabajando en la mejora de los tiempos de elaboración de comida”, ya que “la clave del éxito en el sector de la restauración está en saber escuchar a los clientes y estar en un proceso de mejora constante”.