“Fue un sueño que empezó muy rápido, que se llegó a materializar en un mes”. Son palabras de Rita Arellano en referencia a la taquería que regenta junto a Marisa, su socia española, en el madrileño barrio de Lavapiés. Esta mexicana de Jalapa, capital del estado de Veracruz -de ahí el nombre del negocio-, vino a España para estudiar un Máster en Dirección y Estrategia de Marketing en la Escuela de Negocios Madrid School of Marketing . Para entonces, ya conocía a Marisa, aunque no se le pasaba por la cabeza abrir un negocio. Fue un año más tarde, al terminar esos estudios, cuando la idea empezó a tomar forma. (Ver vídeo).
“Acabé el máster un poco desilusionada porque pensaba que podía aspirar a un trabajo mejor y no fue así. Me desempeñé en atención al cliente y lo dejé porque no me gustaba”, explica. La que poco después se convertiría en su socia, Marisa, también estaba buscando un cambio y juntas decidieron emprender esta aventura. “Al principio la idea fue mucho más general. Pensamos en abrir un bar, pero hicimos un estudio de mercado y fuimos concretando”, apunta. Pronto se dieron cuenta de que en Lavapiés no había restaurantes mexicanos y debían aprovechar también el hecho de que ella era mexicana. Así nació La Jalapeña.
En la primera etapa atendíamos a una media de 200 clientes cada fin de semana
Con una inversión inicial que rondaba los 15.000 euros, Rita recuerda los comienzos. Una barra “pequeñita”, una zona con cinco mesas y el trato cercano, muy personal, eran todas sus armas para conseguir fidelizar a los clientes. “Era un mexicano y así se trata en México a las personas, como si estuvieran en casa”, aclara la joven. En esta primera etapa, sus clientes eran, sobre todo, amigos del barrio y los fines de semana -con una media de 200 visitas- salvaban a aquellas otras noches difíciles en las que apenas recibían clientela. Su lema era no desesperar. Llegaron entonces las llamadas para reservar. “Si llamaban para reservar era porque lo estábamos haciendo bien”, recuerda Rita con emoción.
Expansión del negocio
Cuando La Jalapeña iba a cumplir su tercer año, terminaba el contrato de alquiler del local en que se ubicaba. “Las propietarias querían venderlo, nos lo ofrecieron pero no podíamos permitírnoslo económicamente, así que empezamos a buscar otros locales por la zona”, dice. De esta forma La Jalapeña llegó al lugar en que se ubica hoy. Un espacio mucho más amplio, con terraza, que les ha permitido triplicar la cantidad de mesas y aumentar hasta cerca de los 500 el número de clientes que reciben en un fin de semana.
Ahora atendemos a muchos turistas, algo que antes no pasaba
Este proceso de expansión ha provocado también un cambio en el perfil de su clientela. “Ya no solo nos visita gente del barrio. Ahora atendemos a muchos turistas, algo que antes no pasaba”, explica Rita, quien relaciona este hecho con la nueva ubicación del negocio, zona de paso hacia Atocha o el Museo Reina Sofía.
Y a más clientes, más trabajo. En esta nueva etapa, La Jalapeña cuenta con cinco nuevos empleados, a los que Rita y Marisa han inculcado el trato directo con los clientes para que su negocio, ese que con tanto mimo han hecho crecer, no pierda la esencia que le ha caracterizado desde el inicio.
¿Franquicia La Jalapeña?
A punto de celebrar el cuarto aniversario de La Jalapeña, las expectativas de Rita y Marisa pasan por seguir creciendo. “Una vez emprendes, si lo haces bien, el objetivo es crecer”, responde la mexicana sobre sus planes de futuro. Planes que, sin embargo, no pasan por la franquicia. “Esa opción sería un poco difícil porque choca con nuestra idea de negocio”, afirma. Lo que no descarta Rita es abrir otra “tabernita”. En esta ocasión, enfocada a una fusión México – España o totalmente española. Para eso, de momento, habrá que esperar. Entre tanto, Rita sueña con poder revivir al compositor y poeta mexicano Agustín Lara. Si una celebridad mexicana tuviera la oportunidad de visitar su negocio, le encantaría que fuera él.