El profesor de salsa y música latina en la Escuela D´Angus Dance ha fundado la feria Shango Baila ‘El Origen’ para el preservación de la música tradicional de Cuba.
Javier Monier comenzó a mover las caderas en Santiago, su ciudad natal en Cuba. Con el ritmo en la sangre, se inscribió a los 11 años a formarse en la Escuela Nacional de Arte, donde ha permanecido hasta los 19 años aprendiendo la danza folclórica de la isla, esa que mezcla la cultura latinoamericana, española y africana. “Es una de las compañías más importantes del país y cuenta con una gran aceptación dentro del sector cultural, por lo que solíamos ir de gira por otros países de América Latina y del resto del mundo”, afirma a IberoEconomía el profesor de salsa y música latina en la Escuela D´Angus Dance.
Uno de sus viajes a España, en 1999, lo cambió todo. “Me enamoré de una española. Fue un momento difícil porque tuve que abandonar todo lo que tenía para poder estar con ella. Fue un proceso traumático, porque no tenía necesidades al ser parte de una compañía con tanto prestigio en Cuba. Sin embargo, el amor lo puede todo”, recuerda. Sin embargo, el cambio de país no paralizó sus pies, sino que al contrario lo ánimo para trasladar todos sus conocimientos a los demás.
“Cuando estaba en Cuba, siempre decía que si tenía que escoger otro país para vivir, ese sería España”, afirma Monier, quien destaca que “los españoles y los cubanos se tienen mucha estima, por lo que resulta difícil no sentirse en casa cuando se vive en España”. En su nuevo hogar cuenta con más de 15 años dedicados a la docencia, “trabajando con las escuelas más reconocidas de Madrid, así como con grandes estudiantes. Puedo decir que, de los grandes bailadores de salsa de España, la gran mayoría ha pasado por mis manos”, precisa.
Con sus 51 años, el profesor cubano está aunando esfuerzos para ayudar a la preservación de la música folclórica. En concreto, ha organizado el Encuentro Internacional de Ritmos y Bailes Cubanos Shango Baila, un “festival de referencia de la cultura popular tradicional cubana más importante de Europa, con sede en la ciudad de Leganés” y que, desde 2015, cuenta con el apoyo del Ayuntamiento.
Por su aceptación, Monier está ya trabajando para trasladarlo hasta la ciudad de Valencia y de Barcelona. ¿El objetivo? “aumentar la aceptación del festival en España, que crezca y que las nuevas generaciones conozcan y transmitan esta cultura. Rescatamos los ritmos afrocubanos al bailar y les libramos del desgaste que sufren con el paso del tiempo”. En este sentido, se evitan deformaciones en la técnica para preservar un legado surgido en el mestizaje de la colonia.
Convencido de que “la salsa sigue y seguirá viva”, Monier reconoce que seguirá en el mundo de la enseñanza de esos ritmos que cada vez ganan más espacios en Europa. “Son muchos los jóvenes que, en los últimos 20 años, han venido adoptando la salsa, bachata y kizomba, lo que ha permitido convertir a Madrid en la capital de la salsa en Europa”, matiza. No obstante, reconoce que el sector necesita un pequeño impulso más para que, así como ocurre en Cuba, el baile no sea considerado “una profesión de segunda clase”.
La aportación de Javier a la salsa y ritmos afrocubanos no sólo está en los acertados pasos de sus estudiantes, sino también en su propio hijo, quien con 25 años ha tomado el relevo y demostrado su capacidad como bailarín internacional. “Se formó en la Escuela de Ballet de La Habana y, ahora, cuenta con reconocimientos tanto en Asia como en África”, afirma orgulloso el padre. Un legado que, así como los ritmos de timbales y trompetas, pasa de generación en generación y hace que “la vida sea un carnaval”.