El emprendedor Inty Gronneberg ha sido premiado en el MIT por el uso de las nuevas tecnologías en la lucha contra el plástico
«Yo creo que es un derecho del ser humano el poder innovar, el poder aportar a la sociedad nuevas ideas que se transformen en negocios, que se transformen en trabajo».
Esta frase es del ingeniero ecuatoriano Inty Gronneberg, desarrollador de una innovadora tecnología para impedir que el plástico que flota en los ríos llegue al océano.
Inty ya firmó un acuerdo con el gobierno de Ecuador para aplicar su sistema en dos ríos del país, reduciendo de esa forma el plástico que llega al delicado ecosistema de las islas Galápagos.
Pero la historia de Inty Groneberg revela algo aún más profundo y vital para América Latina: cómo crear las condiciones para que otros jóvenes puedan expresar su talento, innovar y crear empleo en la región.
Inty vive hace cinco años en Inglaterra y es estudiante de doctorado de una de las universidades más prestigiosas de Londres, Imperial College.
Groneberg ganó en 2018 el premio al Inventor del Año de Latinoamérica del prestigioso Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT, en inglés).
Y este mes, Inty habló sobre la tecnología creada por la empresa que cofundó, Ichthion, ante la Real Sociedad Geográfica de Reino Unido.
El ingeniero habló con BBC Mundo sobre su tecnología y sobre su sueño de alentar la innovación y transferir tecnología a América Latina.
¿Qué estudias en Imperial College?.
Estoy finalizando un doctorado sobre Innovacion y Emprendimiento Tecnológico.
Mi doctorado y la maestría los hice con una beca del gobierno ecuatoriano. Se han reducido lamentablemente las becas en los últimos dos años porque no hay tanto dinero en el país, pero llegaron a darse 20.000 becas.
Cuando hacías tu maestría en la Universidad de Greenwich en Londres, antes del doctorado en Imperial College, te diste cuenta de la importancia de la innovación. ¿Podrías explicar esto?
Yo creo que es un derecho del ser humano el poder crear, el poder innovar, el poder aportar a la sociedad con nuevas ideas que se transformen en negocios, que se transformen en trabajo.
Algo que vi aquí en Reino Unido es que la gente tiene mucho más esa oportunidad,tiene mucho más esa capacidad de traducir su imaginación hacia procesos creativos.
Entonces aquí y en las sociedades desarrolladas existen las condiciones bajo las cuales se puede crear mucho valor, traducir ese proceso creativo hacia productos nuevos, lo cual genera empleo.
¿Podrías explicar cuales son esas condiciones que existen aquí que no encuentras en América Latina?
Es la razón en realidad por la cual empecé esta empresa. Se habla del ecosistema de innovación. Cada país tiene un ecosistema, que se refiere a las relaciones que existen entre los individuos, los agentes de innovación que son ciertas empresas especializadas, y las necesidades de la sociedad.
Un agente de innovación puede ser, por ejemplo, todas las instituciones que proveen financiamiento a las start ups (empresas emergentes), entonces este es un tema macro, de institucionalidad de los gobiernos.
¿Cómo se ayuda a emprender en Reino Unido en comparación con América Latina?
Todo el ecosistema en países que apuntan hacia la innovación esta diseñado para que ayude a los emprendedores. Incluso a los individuos se les motiva a emprender y a arriesgarse a crear nuevos negocios.
Mientras que en Latinoamérica el emprendimiento no es un efecto de motivación, es un efecto de necesidad.
La gente en Latinoamérica emprende porque no tiene trabajo o porque perdió su trabajo, una gran diferencia entre las dos situaciones.
¿Como te ayudó Imperial College con tu empresa?
Propuse hacer un caso de estudio y derivó en la empresa que ahora se llama Ichthion, y mucho tiene que ver el apoyo que recibimos de la universidad.
Dentro de la universidad hay competencias y si uno gana esas competencias o es aceptado en programas recibe fondos no reembolsables, y eso da la oportunidad para poder experimentar, invertir en crear prototipos.
¿Por qué dedicaste tu proyecto a tratar de resolver el problema del plástico en el océano?
Con Robert Rouse, el cofundador, queríamos buscar un hueco donde haga falta tecnología.
Los dos habíamos tenido una experiencia muy similar de haber visualizado el plástico en los océanos, yo lo vi en China y Robert en Grecia.
Decíamos entonces: «Somos capaces de enviar tecnología a Marte, de tratar de poner una maquina en un cometa, ¿por qué no podemos enfrentar esto?».
¿Cuál es el mayor obstáculo para solucionar el problema del plástico en los océanos?
El principal problema de la humanidad con el plástico es la gran diferencia que existe entre la cantidad de material plástico que se produce y la capacidad instalada para poder reciclarlo.
La humanidad solo tienecapacidad para reciclar el 5% de todo lo que se produce.
El resto termina en botaderos, muchos de ellos a cielo abierto. Llegan las lluvias y mucho del plástico pasa a los ríos y a través de los ríos termina en los océanos.
Se estima que entre el 60 y el 90% de todos los plásticos en algún punto van a terminar en los ríos y a través de los ríos en los océanos.
¿Cómo funciona entonces la tecnología que inventaron ustedes?
No tratamos de reinventar desde cero.
La mayoría de la tecnología actual se basa en unos sistemas tipo flotador, que lo que hacen es retener el material.
Solo retienen. Y el retiro, la recolección, es manual. Entonces nos dimos cuenta de que esa tecnología es muy elemental y había una oportunidad enorme de poderla optimizar.
¿En qué se diferencia el sistema que ustedes crearon?
El sistema, llamado Azure, es un sistema que nosotros llamamos de tipo barrera. Nuestra tecnología lo que hace es que con sistemas similares de flotación, usa una geometría distinta, mejorada, que en lugar de solamente retener el material flotante lo direcciona hacia los lados del río.
No nos quedamos ahí, sino que en los lados tenemos sistemas de extracción, unos sistemas que se llaman conveyor, (con bandas) que funciona por dar una idea como las gradas o escaleras mecánicas en las ciudades.
¿Cuál es el acuerdo con Ecuador para usar la tecnología en Galápagos?
Cuando fui reconocido por el MIT Technology Review como inventor del año para Latinoamérica y como miembro de la lista de innovadores menores de 35 años, la noticia llegó a Ecuador y a oídos del presidente Lenín Moreno, que me invitó a reunirme con él.
Le propuse que me gustaría que el Ecuador sea el primer país con esta tecnología. Firmamos ya un acuerdo de mutuo entendimiento entre el gobierno ecuatoriano y nuestra empresa.
¿Qué información tenían sobre el plástico que llega a las Galápagos?
A esas reuniones fuimos con muchos datos del Instituto Grantham que tiene un simulador de corrientes oceánicas y de como el plástico viaja. El Instituto Grantham de estudios ambientales es el mayor de su tipo en Europa y su sede en Reino Unido está en Imperial College.
Tenemos un estudio que salió hace un mes y muestra que el principal contribuyente de todo el material plástico que termina acarreado por las corrientes oceánicas a todo el ecosistema marino de las Galápagos es Sudamérica, empezando por Perú y luego Ecuador.
¿Cómo se crearán mejores condiciones para innovar?
Esto no va a nacer de los gobiernos, esto va a nacer de la sociedad civil.
En Latinoamérica ya hay charlas, congresos de emprendedores, que se están empezando a juntar y desde ahí tienen que empezar las propuestas.
El derecho de crear, de que nuestra imaginación tenga valor, esto debe nacer desde la sociedad civil. Debemos unirnos y debemos creer que podemos hacerlo.
Hablas también sobre la importancia de la sostenibilidad ante el desafío del cambio climático.
Definitivamente, los jóvenes tenemos que apuntar hacia allá, lo más rico que tiene Latinoamérica es su ecosistema natural, su naturaleza.
El tema es cómo volvernos resilientes, cómo nuestras sociedades pueden desarrollarse, sin destruir su entorno.
La generación pasada fue de los sistemas de producción en masa, luego fue la masificación del conocimiento a través de las redes y la digitalización.
La siguiente era es la revolución por la sostenibilidad.
Hay mucho por lo cual luchar en Latinoamérica, y es responsabilidad de esta generación, de los millenials. Ése es su reto.