Los cierres se cuentan por miles, el incremento de los precios también y los porcentajes de gastos no salen. Casi 7.000 pequeños negocios han cerrado en la comunidad gallega y el número, todo apunta, va a seguir en aumento. De hecho, en el último mes han sido alrededor de 600 los negocios que han echado abajo la persiana.
Nos acercamos hasta el casco antiguo de la localidad lucense de Viveiro. Allí, céntrica, encontramos una tienda de decoración. Tiene cinco años de vida, ha sobrevivido a una inundación y a la pandemia pero su vida útil se ha agotado. «Mes a mes haciendo ceros. No se puede», comenta Mónica, su hasta ahora propietaria. En el escaparate un cartel recuerda las horas contadas del negocio: ‘Liquidación por cierre’.
A pocos kilómetros de allí se sitúa la panadería de Luis y Carmen. Ellos van a intentar evitar, a toda costa, mantener abierto su negocio y están empezando a aplicar, para ello, nuevas medidas. «Lo que estamos haciendo ya es cerrar dos días a la semana para intentar abaratar costes«, nos explica Luis.
«Sabemos que es raro ver una panadería cerrada pero las cuentas no salen», apostilla Carmen. Y es que los gastos se han incrementado en este establecimiento en un 300%, lo que les ha llevado a ellos también a tener que subir los precios de todo lo que venden en un 20% de media. «El pan que antes costaba 1.60 ahora lo tenemos a 2.10», explican.
Además, han prescindido del reparto a domicilio para ahorrar combustible y no descartan seguir tomando toda medida que ayude a paliar la situación. Un negocio nacido en 1960 que quiere seguir vivo muchas décadas más.