El restaurante de comida argentina cuenta con una facturación anual superior al millón de euros, cifra que prevé multiplicar con sus nuevos planes estratégicos.
Una pareja camina por las estrechas calles del centro de Madrid. El olor de la mozzarella al horno seduce sus sentidos. Corre el año 1983 y son pocos los restaurantes de comida internacional en la oferta gastronómica de la capital española. Guiados por el aroma de la cocina, siguen el rastro hasta la Calle de la Cruz, 3. Sin saberlo, descubrían El Trébol, un local de comida argentina que, con los años, se convertiría en una referencia gastronómica.
Durante los últimos 35 años, el modesto establecimiento ha atendido a una clientela muy variada, “empezando por los argentinos que vienen a disfrutar de algunos de sus platos más tradicionales, hasta los españoles que nos conocen y los turistas que se detienen para probar nuevos sabores”, apunta Agustín Asín, codirector de El Trébol. Aunque asegura que una gran parte de la demanda radica en la pizza argentina y en sus empanadas, no olvida que también son especialidades de la casa: fainá clásica y la repostería, “donde hacemos nuestros propios alfajores y torta de chocolate”.
El Trébol vivió una nueva etapa de expansión durante 2014. ¿Por la gran exposición de Lionel Messi en la selección de Argentina durante el Mundial de Fútbol?, no, exactamente pero sí por la llegada de un nuevo ‘capitán’ al equipo del restaurante: Federico Ferreyra. Aunque no tenía relación con el sector de la gastronomía, tomó las riendas del negocio y lo llevó hasta una nueva etapa. “Hasta la fecha se había realizado un magnífico trabajo de reputación ‘de boca en boca’, lo que hizo que el lanzamiento de la página web y las redes sociales fuera más exitoso de lo esperado”, afirma a IberoEconomía.
Junto con un plan de negocio y nuevas inversiones, Ferreyra logró que la facturación y la plantilla crecieran de forma acelerada. El ritmo de crecimiento le permitió que dieran su siguiente salto exponencial: incluir los servicios de entrega a domicilio. “Los ingresos aumentaron de forma descomunal, llegando a cuadriplicarse”, recuerda. En este sentido, se encontraron con una problemática logística: el horno se quedaba pequeño para los niveles de producción demandados, “lo que evidentemente conllevo a la necesidad de contar con un segundo local”, precisa el director general de El Trébol.
A pesar de las previsiones, la segunda apertura no fue suficiente y, en sólo dos meses, se vieron obligados a tener que inaugurar su tercer establecimiento. “Decidimos que éste último local sería empleado para concentrar la producción de los pedidos online, así como estar abierto 24 horas al público con la venta de pizzas por porción”, recalca Ferreyra. Una gran infraestructura con la que son capaces de generar entre 4.000 y 5.000 empanadas argentinas a la semana, así como más de 3.500 pizzas.
Un jardín de tréboles
El restaurante, que cuenta con una facturación anual superior a los 1,2 millones de euros, está poniendo la semilla del que será su próximo crecimiento en el sector gastronómico madrileño. Por ejemplo, ya están preparando la apertura de dos nuevos establecimientos en el centro de la capital, lo que le permitirá “tanto marcar los precios de la pizza en la zona, así como aumentar la facturación actual en aproximadamente un 50 por ciento”, pronostica el director general de El Trébol.
Consciente de la importancia del delivery, Ferreyra adelanta a IberoEconomía que lanzará “una serie de locales satélite en los barrios estratégicos de la ciudad. No serán locales que atenderán al público, sino que se dedicarán a la preparación y envío de comida a domicilio de las zonas más cercanas, lo que permitirá que los clientes disfruten de una comida recién hecha, caliente y en poco tiempo”.
El Trébol, que no prevé superar la decena de locales satélites, asegura que se trata de un sistema rentable, debido a que “tienen un coste asequible de unos 30.000 euros y serán de gran utilidad para garantizar que el funcionamiento de los establecimientos de atención al cliente puedan funcionar sin verse entorpecidos por los pedidos que llegan por internet o teléfono”. En este sentido, se prevé una inversión que podría estar rondando el medio millón de euros.
Con las mejoras que se han venido implementando, El Trébol prevé alcanzar uno de sus puntos más altos dentro de cuatro o cinco años.
Hasta que llegue el momento, siguen viéndose parejas que pasean por las estrechas calles del centro de Madrid y que, así como ocurría hace 35 años, se dejan seducir por el aroma de la cocina argentina y terminan convirtiéndose en la nueva generación se seguidores de El Trébol.