Food52 se ha convertido en uno de los casos de éxito empresariales más llamativos de los últimos años gracias al empeño de dos emprendedoras.
Las emprendedoras Amanda Hesser y Merrill Stubbs querían crear un sitio web, pero no lograban encontrar la receta para hacer un negocio exitoso. En 2008, las dos neoyorkinas, estaban decepcionadas porque no había un sitio para los amantes de la comida que realmente les gustara, un lugar que concentrara recetas, videos, venta de utensilios, artículos culinarios y guías de viaje.
«Como somos dos personas que aman cocinar y que nos encanta estar en la casa, no encontrábamos una web que nos gustara», cuenta Hesser. «No sentíamos que existiera un sitio que nos diera lo que necesitábamos».
En esa época si querías recetas, ibas a una página de recetas, dice Stubbs, y si querías comprar utensilios para la cocina, tenías que ir a otra. Entonces las escritoras culinarias y chef profesionales decidieron lanzar Food52.
Actualmente las emprendedoras dicen que su compañía ha crecido hasta convertirse en una comunidad culinaria de 13 millones de personas de distintos países, que intercambian recetas, utensilios, ven tutoriales y comparten ideas.
Con ingresos anuales estimados en alrededor de US$30 millones el año pasado, la firma con sede en Nueva York usa redes sociales y YouTube para conectar con sus usuarios, además de producir sus propios libros.
«Nadie quería invertir»
Aunque hoy Food52 es líder en un sector lleno de competidores como Serious Eats, Cookstr y Chowhound, hace una década era un concepto innovador.
Tan poco conocida era la idea que inicialmente fue difícil conseguir financiamiento. «Nadie quería invertir cuando lanzamos el sitio», dice Hesser, directora ejecutiva de la empresa.
Entonces las dos amigas, que en aquel entonces estaban en sus 30, sacaron adelante el proyecto con dinero que consiguieron por adelantado -previo a la publicación de un libro- y con dinero prestado por familiares.
Hesser y Stubbs se conocieron en 2004 cuando trabajaron en un libro de cocina para el diario The New York Times. La primera era la editora culinaria de la revista, mientras que la segunda era editora freelance y escritora.
Pasó cerca de un año hasta que Food52 consiguió financiamiento externo por 750.000 dólares. En la medida en que los usuarios aumentaron durante la siguiente década, se hizo más fácil encontrar inversionistas. Tanto así que hoy la empresa ha logrado 13,3 millones en financiamiento.
El verdadero negocio
Food52, cuyo nombre viene del número de semanas que tiene el año, obtiene cerca de tres cuartos de sus utilidades de la venta de mercaderías. Después de vender otras marcas de equipamiento para la cocina, en 2018 comenzaron a vender marcas propias.
Para el diseño de los productos, la empresa le pide ideas a los usuarios. Por ejemplo, cerca de 10.000 personas respondieron a una encuesta sobre cómo sería una tabla para cortar perfecta.
«La gente se apasiona con estas ideas», cuenta Stubbs, cofundadora y presidenta de la compañía. Megan Hodgkiss, estratega de comunicaciones que se especializa en la relación entre las empresas y sus clientes, dice que Food52 se adelantó a su época cuando fue lanzado, en 2008.
Sin embargo, advierte que como ese mercado se ha vuelto tan competitivo, la empresa tendrá que seguir trabajando arduamente para mantener a sus seguidores. «Tiene que adelantarse a las tendencias culinarias», dice Hodgkiss. «Así como evoluciona el sector, también lo debe hacer la empresa», agrega.
Para mantener su presencia en redes, la firma tiene un equipo de marketing de 11 personas. Y entre sus cerca de 80 empleados, hay muchos en sus 20 años. Los jóvenes «son nuestros ojos y oídos», dice Stubbs.
Hesser y Stubbs cuentan que su amistad está en el centro del éxito de la empresa. «De la manera más básica, creamos Food52 para nosotras», dice Hesser. «Y partimos con una muy buena amistad».