A pesar de que una fractura en la espalda le separó del mercado laboral, un “mensaje de Dios” le llevó a encontrar el negocio del éxito
A Moisés García la desesperación de perder su empleo en la construcción por una fractura en la espalda, lo llevó al negocio de la comida, sin planearlo ni pensarlo. Solo llevado por la necesidad de proveer por su familia. Nunca imaginó que a la vuelta de pocos años se convertiría en propietario de un restaurante conocido por tener el mejor ceviche del Valle de San Fernando.
“Hace cuatro años me quedé sin trabajo. Ya llevaba cuatro meses sin hacer nada, tomando medicamentos, deprimido. Nadie me quería dar trabajo en la construcción porque ya no podía cargar pesado. Me estaba volviendo loco sin trabajar. Había perdido mi casa, mi carro”, recuerda.
Fue en ese momento de crisis cuando Moisés se dijo a sí mismo que tenía que buscar la manera de sacar a su familia adelante. “De repente, como un mensaje de Dios, escuché una voz que me decía, ponte a vender comida”, dice. Con un capital de 100 dólares, decidió comenzar. “Me fui a comprar todo lo que necesitaba para hacer un ceviche de pescado, y mi esposa y yo nos pusimos a prepararlo”.
Moisés quien vive con su esposa y sus dos hijos en San Fernando, se lanzó a vender ceviche debajo del puente a la salida de la autopista 210 y la calle Paul. “Era un viernes. Puse un letrero grande que decía ‘ceviche de pescado estilo Nayarit’. Llegué a las 8:45 de la mañana para las 9:30 de la mañana ya se me había vendido todo el ceviche que llevaba en una hielera”, dice.
Las ventas siguieron en ascenso cada día. Ya no eran una hielera sino seis las que vendía a diario. “La gente hacía cola para comprar”, comenta.
Debido al éxito obtenido, hace un año, Moisés decidió dejar de vender en la calle para establecerse en un negocio formal en el centro de la ciudad de San Fernando. Así fue como nació Ceviches, un local al norte de la avenida Maclay que en poco tiempo ha creado fama de tener el mejor ceviche del Valle de San Fernando.
Le puso Ceviches en honor al platillo que le abrió las puertas al mundo de la gastronomía y lo sacó del desempleo, pero también porque a él, le apodan “Ches”. Junto a Moisés trabajan su esposa María Cecilia Gutiérrez, sus hijos Edgar y Kimberly García.
Moisés emigró de Nayarit a Estados Unidos hace 33 años. A su esposa Cecilia la conoció desde el cuarto grado de la escuela elemental. Ella lo alcanzó más tarde en Los Ángeles. Aquí nacieron sus dos hijos. Al principio trabajó en una fábrica de regalos ganando un salario mínimo de 3.25 dólares, pero luego entró a la construcción donde laboró por 25 años hasta que se lesionó y lo descansaron.
Un año después de haber abierto su negocio, este inmigrante dice que se siente muy contento porque la clientela crece cada día, al grado que están por ampliar el local para tener más espacio para colocar más mesas.
En el menú hay más de 50 platillos hechos a base de pescados y mariscos. “Lo que más demanda tiene son los ceviches de pescado y camarón, y el aguachile”, dice emocionado de haber encontrado una nueva forma de ganarse la vida que involucra a toda su familia, y de que su comida le guste a la gente.