Sophie Rinaldi encontró el amor en la ciudad idónea: París. El corazón le llevó hasta Madrid, donde ha cumplido su sueño de abrir su propio local de cosmética natural en el centro de la ciudad.
Sophie Rinaldi conoció a su pareja en la ciudad del amor. Sus caminos se cruzaron por el destino y el Erasmus. Una historia idílica que estuvo cerca de su punto final cuando él tuvo que regresar hasta España. No obstante, la joven francesa lo dejó todo por amor y se mudó a la capital española. “Era una experiencia que quería vivir. Así que, muy optimista, me vine sin conocer el idioma pero con la esperanza de que encontraría un trabajo en mi sector profesional», afirma a IberoEconomía.
A pesar de sus estudios y experiencia profesional en Marketing y Comunicación, su llegada en 2010 coincidió con los años de la crisis económica. Las puertas laborales no estaban tan abiertas como la joven emprendedora esperaba, así que terminó trabajando por cinco años en el sector de seguros. La experiencia, no tan gratificante, terminó de darle el empujón que necesitaba para empezar a crear el sueño que tenía desde pequeña. «Desde siempre soñé con emprender. Con empezar de cero algo que fuese mío y que me diese la oportunidad de desempeñarme en aquello que me apasiona», precisa Rinaldi.
En junio de 2017, su sueño se transformó en realidad con Kōsui. Una tienda de cosmética natural en la que se encuentran «marcas y productos que no están en los escaparates de una farmacia o de otras tiendas». En este sentido, se apuesta por aquellos que sean cruelty free y que permitan defender a la agricultura ecológica, así como al comercio justo y ayudar al cuidado exhaustivo del medio ambiente.
Con un concepto que va mucho más allá que el verse bien, Kōsui ha venido ganando espacios en el barrio madrileño de Chueca (calle San Marcos, 18). Su público, en un 80 por ciento conformado por mujeres, abarca un gran abanico de edades. «Están desde las personas jóvenes que forman parte del movimiento de los productos naturales, hasta las personas mayores o que han padecido de alguna enfermedad que requieren de productos que sean muy cuidadosos con su piel«, precisa Rinaldi.
La emprendedora francesa, que comenzó con una inversión de unos 25.000 euros, asegura que los inicios han sido difíciles. «Las obras en el barrio de Chueca no han ayudado, pero esperamos que ahora, que las calles están más bonitas, aumente el tráfico de posibles clientes por la zona», explica. A lo que suma el reto que suponen algunas trabas burocráticas o las faltas de ayudas para quienes están empezando su proyecto.
«Deberían considerar algunas medidas fiscales que faciliten todo el proceso de emprender. Por ejemplo, librar a los emprendedores de pagar el IVA en los primeros dos años, ya que resulta difícil tener que pagar impuestos desde el primer día, cuando aún no has recibido ingresos», puntualiza la parisina de 34 años.
Pasitos seguros
Consciente de la importancia de mantener las cuentas saneadas del proyecto, Rinaldi ha evitado el solicitar créditos, al mismo que ha asumido junto a su pareja los procesos de decoración y de obras del local. Una estrategia que le ha permitido ir creciendo en su primer año y ser muy optimista con las perspectivas para los próximos 12 meses. «Cada vez llegamos a un público más amplio. Quienes conocen nuestros productos, se interesan por sus orígenes y por el efecto favorable que tienen para el medio ambiente y para la economía local», apunta.
Con el aroma del éxito flotando en Kōsui, su fundadora prevé que en el próximo año posicionará su página web y la respectiva tienda online de la marca. Al mismo tiempo que aumentará el número de las marcas ofertadas, estudiará la opción para incorporar cabinas para probar los productos e incluso aumentar la plantilla en un par de personas. «Son pasos que vamos dando poco a poco, pero que nos llevan hacia un camino seguro», matiza.
Sophie Rinaldi aún mantiene en su rostro esa mirada enamorada con la que llegó a Madrid en 2010. Aunque no sólo cuando observa a su pareja, sino también cuando se para delante de su tienda y ve que su sueño de niña se ha transformado en realidad en una de las calles más céntricas de la capital española.