La ONG española apunta que el 90 por ciento de los fondos que recauda son destinados a la región y que se han registrado importantes avances en áreas como saneamiento de agua o construcción de viviendas.
Cooperación Social (CoSocial) está a las puertas de sus bodas de plata. La ONG española, fundada en 1993, es una de las promotoras más reconocidas de la ayuda nacional e internacional. Su apoyo a los más desfavorecidos desconoce de fronteras, por lo que a su tercer año dio el salto hasta América Latina; específicamente, a República Dominicana, allí comenzaría una trayectoria de 21 años en donde han trabajado por iniciativas valoradas en unos 20 millones de euros. “Latinoamérica siempre ha sido una región de interés para nosotros, aunque también hemos estado presente en el Congo, Senegal y Camerún”, afirma a IberoEconomía Javier Suárez, responsable de Proyectos de Cosocial.
A lo largo de estos años, Cosocial ha tendido puentes con otras ONG locales, facilitando que todas sus ayudas e iniciativas estuvieran presentes en Perú, Bolivia, Colombia, El Salvador, República Dominicana, Guatemala y Panamá. Una actividad para la que se ha contado, en un 63 por ciento, con las subvenciones de instituciones públicas y privadas de España, mientras que el 37 por ciento restante corresponde a las aportaciones realizadas por las contrapartes locales o, incluso, por parte de los propios beneficiados.
Suárez apunta que “el mecanismo implementado nos ha permitido ayudar directa o indirectamente a más de 260.000 personas en todo el mundo”. Su capacidad para la obtención de fondos en España ha sido clave en este proceso. “Hemos logrado recaudar subvenciones por valor de unos 10 millones de euros durante estos años. Del total, el 90 por ciento ha sido destinado para Latinoamérica, siendo el gran beneficiario por encima de España y países de África”, puntualiza.
A pesar de que las cifras son representativas por sí solas, el responsable de Proyectos puntualiza un aspecto clave: “Somos una ONG en donde ninguno de sus miembros cobra. Esto hace que nuestros gastos operativos sean inferiores al 5 por ciento de las ayudas recibidas y que seamos capaces de emplear el 95 por ciento de las ayudas o proyectos ejecutados”. Justamente, unos recursos que han sido clave para la “creación de viviendas en El Salvador, garantizar el suministro de agua potable en Nicaragua o fomentar la producción agropecuaria en Bolivia”, indica.
La apuesta constante por la colaboración internacional no ha sido fácil. “En los últimos años, hemos percibido una reducción de las donaciones por parte de las administraciones públicas españolas debido a la coyuntura económica, lo que hizo más compleja la captación de los fondos”, indica Suárez. Sin embargo, considera que la tendencia se está revirtiendo, por lo que han comenzado a negociar con la Comunidad de Madrid la subvención para un proyecto en Nicaragua, que tiene por objetivo evitar las malas gestiones de los comités encargados de velar por el acceso a agua potable en el país de Centro América.
Campañas en España
Las tareas de Cosocial también tienen gran impacto dentro de España. Sin olvidar que han sido la ‘cuna’ de iniciativas que posteriormente se han independizado como el Banco de Alimentos (1995), desde la ONG se realizan importantes acciones de voluntariado, donde han participado unas 1.200 personas hasta la fecha. Un equipo que permite dar vida a ‘Programa en Línea’, destinado al apoyo a la educación de jóvenes entre los 8 y 12 años escolarizados con riesgo de exclusión social. “El curso pasado trabajamos con cinco colegios de España, lo que nos permitió acceder a unos 130 alumnos que recibieron formación por parte de 80 voluntarios. Es decir, por medio de clases personalizadas de uno o dos estudiantes”, ha explicado Jesús Collell, vicepresidente de la ONG.
Comprometidos con el ‘Programa en Línea’, algunos de los voluntarios provienen de acuerdos con las instituciones académicas que proveen de sus alumnos de bachillerato, pero también algunas de las universidades españolas, como la Francisco de Vitoria. Unas colaboraciones que, además, hace que los estudiantes del grado cumplan con las normas del centro privado de cumplir un número de horas de apoyo a la sociedad.
Con las bodas de plata a la vuelta de la esquina, Cosocial traza una modesta pero no sencilla hoja de ruta: “mantener el nivel de colaboración desarrollada en España y América Latina, así como contar con más sucursales en las comunidades autónomas que nos permitan acceder a subvenciones que sean de gran ayuda para los más necesitados”, apunta Suárez. De ahí que sus esfuerzos estén creciendo en Andalucía y Comunidad Valenciana, “donde las ayudas a los proyectos internacionales de cooperación no se han visto tan menguados durante los últimos años”, sentencia Suárez.