Banco de España: la respuesta hubiese sido más eficaz con un colchón anticíclico positivo

Banco de España

Los expertos de la dirección general de estabilidad financiera y de supervisión del Banco de España explica que un mayor peso de los colchones anticíclicos habría permitido una mejor respuesta a la crisis causada por el Covid-19.

Un mayor peso de los colchones macroprudenciales liberables (CCA y CRS) frente a colchones estructurales específicos de las entidades (colchones de capital de entidades de importancia sistémica o de conservación) hubiera facilitado una respuesta «más eficaz y flexible» a la crisis generada por la expansión del coronavirus.

Así se desprende de un artículo incluido en el número 39 de la Revista de Estabilidad Financiera del Banco de España correspondiente Otoño, elaborado por Rebeca Anguren, Luis Gutiérrez de Rozas, Esther Palomeque y Carlos José Rodríguez García, de la dirección general de estabilidad financiera y de supervisión del organismo.

Los autores del documento creen que es necesario reflexionar sobre el paradigma en la operacionalización del CCA, que el Banco de España mantenía en el 0%, a pesar de que vino advirtiendo en trimestres anteriores de la posibilidad de activarlo.

«Hasta comienzos de este año, algunas autoridades habían activado el CCA por presencia de señales de desequilibrio en su ciclo crediticio o, alternativamente, por motivos meramente precautorios ante posibles shocks adversos futuros, aprovechando la discrecionalidad que ofrece la regulación de este instrumento para reforzar la solvencia de las entidades», recoge el artículo.

Para los coautores del texto, la irrupción del Covid-19 ha puesto de manifiesto las bondades de haber mantenido un enfoque basado en la fijación de un CCA mínimo positivo, pero modulable por consideraciones cíclicas, para abordar una situación de crisis inesperada y exógena al sistema financiero.

En esta línea, consideran que este cambio en el uso del CCA podría formar parte de una revisión más amplia del peso que deben tener los CCA y CRS frente a colchones estructurales específicos de las entidades. «Un mayor peso de los primeros frente a los segundos hubiera facilitado una respuesta más eficaz y flexible a la crisis», subrayan.

Igualmente, explican que la intensa experiencia acumulada desde el estallido de la crisis del Covid-19 deparará importantes enseñanzas para la conducta de la política macroprudencial. «El Covid-19 ha supuesto un shock acíclico y exógeno al sistema financiero de enorme magnitud, para el que ningún instrumento macroprudencial está concebido a priori», reconocen.

En cualquier caso, aseguran que el CCA ha cobrado especial relevancia en la actual coyuntura por estar diseñado para ser liberado en fases de contracción del ciclo financiero.

No obstante, dado que el CCA no era un requerimiento uniformemente exigible antes del estallido de la crisis, su liberación solo se consideraba una opción para las autoridades macroprudenciales nacionales que previamente lo habían fijado en un nivel positivo.

A partir de ahora, la planificación sobre la futura senda de reacumulación de colchones de capital, a medida que se consolide la recuperación económica, será otra cuestión que deberá formar parte de la agenda de las autoridades prudenciales.

El artículo hace referencia a algunas autoridades nacionales que ya han anticipado públicamente, a modo de ‘forward guidance’, su intención de fijar un CCA positivo en detrimento de colchones estructurales con el objetivo último de dotarse de más margen de actuación frente a futuros episodios de crisis.

En el horizonte temporal más inmediato, el Banco de España ha transmitido su intención de no aumentar el CCA por un período prolongado, al menos hasta que los principales efectos económicos y financieros derivados de la crisis del coronavirus se hayan disipado.

FOCO EN LA ESTRATEGIA DE RETIRADA DE APOYO

En otro orden de cosas, los autores del artículo de la Revista de Estabilidad Financiera advierten de que las autoridades supervisoras y reguladoras deberán seguir vigilantes en el entorno de «elevada incertidumbre» generada por el Covid-19, para garantizar la resiliencia del sistema financiero.

Así, un área clave de atención en el futuro serán las estrategias de retirada de las medidas temporales adoptadas. En este sentido, los organismos internacionales y las autoridades nacionales deberán reflexionar y analizar el diseño de las estrategias de salida que tendrán que tener en cuenta los posibles efectos cascadas que puedan generar.

También apuntan a los potenciales ‘trade-offs’, como, por ejemplo, una retirada demasiado temprana que ponga en riesgo la posible recuperación.

En cualquier caso, los retos para las autoridades en el medio y largo plazo se centrarán en continuar haciendo un seguimiento y valoración de la evolución de los riesgos financieros y operacionales para el sistema bancario, con vistas a asegurar la resistencia del sector y su estabilidad.

Los expertos del Banco de España señalan que, aunque las consecuencias de la pandemia son heterogéneas en función de la incidencia a escala nacional, se hace necesaria una «apropiada flexibilidad en la repuesta». «Es imprescindible un esfuerzo por asegurar la cooperación para garantizar un terreno de juego competitivo nivelado y evitar una fragmentación», precisan.

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