El Banco de España ha alertado que las consecuencias derivadas de la segunda oleada de contagios de Covid-19 retrasará la recuperación económica y plantea que será en 2023 cuando la economía alcance los niveles previo a la pandemia.
Así lo pone de manifiesto en la edición de otoño del Informe de Estabilidad Financiera, en el que además ha incluido el resultado de un test de estrés a la banca que indica que el sector es capaz de resistir el elevado impacto económico de la crisis sanitaria, si bien una reducción de los programas de apoyo económico y financiero, así como la persistencia de los efectos negativos de la pandemia en la actividad económica podrían tener un impacto significativo en su solvencia.
En concreto, el informe advierte de que los brotes de coronavirus podrían intensificar riesgos como la debilidad financiera de empresas y hogares, la rentabilidad de la banca y el aumento de la deuda pública, cuya materialización dependerá «crucialmente» de la reacción de las políticas económicas y el mantenimiento de los estímulos, que deberán ajustarse temporalmente a la duración de la crisis y enfocarse en los agentes más afectados.
Según ha advertido el Banco de España, una recuperación más lenta de lo esperado incrementaría la vulnerabilidad financiera de empresas y hogares, dilatándose la reactivación del empleo y el gasto en consumo e inversión, lo que también impactaría en la rentabilidad y solvencia de las entidades, al tener que asumir mayores costes por el deterioro de sus activos.
Según los escenarios que maneja el organismo, «a finales de 2022 no se habría alcanzado aún el nivel de actividad previo de crisis». A tenor de estas proyecciones, presumiblemente no todas las empresas podrán recuperar un nivel de actividad similar al que tenían antes de la pandemia y aquellas que experimenten una recuperación más débil o hayan acumulado un volumen muy elevado de deuda «podrían encontrarse con dificultades para hacer frente a sus obligaciones financieras», ha advertido la institución.
Para que las empresas en esta situación no presenten problemas de viabilidad empresarial a largo plazo, el Banco de España ha apuntado que la reestructuración de su deuda, mediante carencias, alargamientos de los plazos de devolución, quitas o la conversión de la deuda en acciones «podría ser una alternativa factible».
«Aunque esta vía supone la materialización de pérdidas para los acreedores, en muchos casos, estas serían probablemente más acotadas que las que experimentarían con la liquidación empresarial. La supervivencia de la empresa evita el coste económico que supondría su cierre en términos de pérdidas de empleo y tejido productivo», ha explicado.
ACTITUD VIGILANTE ANTE EL PREVISIBLE AUMENTO DE LA MORA
En cuanto a la repercusión en el ámbito financiero, el Banco de España no ha constatado aún un aumento de los dudosos o de la ratio de mora, pero ha advertido de que en la primera mitad de 2020 las entradas de dudosos no han podido ser compensadas totalmente por las recuperaciones y salidas de fallidos, lo que contrasta con la evolución observada desde el final de la crisis de 2008.
«La crisis actual podría provocar un incremento adicional de los flujos de entrada en dudosos en los próximos trimestres, lo que se uniría a una mayor dificultad por parte de las entidades para liquidar este tipo de activos problemáticos mediante operaciones de venta», ha avisado el Banco de España, quien ya ha visto que la morosidad del crédito al consumo ha subido un 20%.
Por otro lado, señala que las moratorias de crédito han sido utilizadas, en mayor medida, por los hogares más vulnerables, lo que hace prever al organismo, una vez terminado el periodo de carencia, que exista «un riesgo elevado de que dichos hogares pasen a una situación de dudosidad si no se ha normalizado la actividad económica».
«De cara al futuro, es necesario una adaptación prudente y ordenada de estos programas al desarrollo de la situación económica para evitar que una retirada brusca precipite los potenciales episodios de crisis de liquidez», ha advertido.
Ante la posible materialización de deterioros crediticios adicionales en los balances bancarios, el informe indica que las autoridades «deberían estar preparadas para dar una respuesta adecuada» que evite una interrupción del flujo de financiación de la economía que afecte negativamente a la recuperación.
Por todo ello, ha resaltado la conveniencia de que las entidades mantengan una actitud vigilante sobre la evolución de su activo, adopten una gestión del riesgo flexible y favorable a la recuperación de la actividad y exploren cauces eficaces para mejorar su eficiencia.
En cualquier caso, el informe dice que las entidades tienen margen para mejorar su eficiencia, recortando costes y utilizando más intensivamente las nuevas tecnologías. En concreto, apunta que los procesos de consolidación del sector bancario «podrían ser un instrumento útil de respuesta a la crisis, siempre y cuando las entidades presenten un plan de negocio que genere valor y permita aprovechar las sinergias existentes».
El organismo cree que las operaciones transnacionales europeas permitirían profundizar en la Unión Bancaria, incorporar mayores posibilidades de diversificación y mejorar los incentivos para la digitalización, si bien tendrían un impacto inmediato más reducido en la reducción de costes.
Los últimos test de estrés a la banca muestran que el conjunto de entidades bancarias españolas cuenta con colchones de capital significativos para absorber las potenciales pérdidas, pero podrían ver una reducción importante de su solvencia, especialmente si se reducen o modifican los programas de apoyo económico y financiero. Además, sigue pidiendo a las entidades «prudencia» en la distribución de dividendos ante la situación de incertidumbre.
REDUCIR LA DEUDA PÚBLICA
El informe reconoce que la respuesta de las administraciones públicas a la crisis ha servido para mitigar en buena medida el impacto súbito inicial de la pandemia sobre hogares y empresas, pero ha supuesto un importante aumento de la deuda pública que, de mantenerse en el tiempo, representa «un elemento de vulnerabilidad crónica ante cambios en el sentimiento de los mercados».
En este sentido, el Banco de España ve preciso elaborar un plan de reequilibrio de las cuentas públicas que reduzca el endeudamiento y que se ponga en marcha una vez que se consolide la senda recuperación económica.
«La corrección requerirá de un esfuerzo muy grande que debe retrasarse hasta que la economía española se haya recuperado plenamente de los efectos de la crisis. Será entonces cuando las autoridades tendrán que implementar un programa creíble y suficiente de consolidación fiscal a lo largo de un período dilatado de tiempo, que proporcione margen de respuesta ante otras posibles perturbaciones y favorezca el crecimiento a largo plazo», indica el informe.
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