Las nuevas proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) dejan muy mal parada a España y contrastan con los datos optimistas del Gobierno al reflejar los rebrotes y la poca fuerza económica desde la desescalada, dejando al país como la peor economía entre los países desarrollados al cierre del 2020.
El FMI mantiene su previsión de una caída del 12,8% del PIB español. En cambio, revisa al alza en 0,9 puntos porcentuales para el 2021 con un crecimiento del 7,2%, y tomando ya en consideración los efectos positivos de la llegada de los fondos europeos.
Mientras España se estanca, el resto avanza
El FMI prevé avances para todas las demás economías desarrolladas. Frente a junio, este grupo de países mejora en 2,3 puntos este año la previsión de caída hasta el 5,8%, aunque la empeora en 0,9 puntos para 2021 hasta el 5,9%.
El organismo estima que la diferencia entre la economía española y el resto de Europa crezca. A cierre del primer semestre España (-12,8%), Italia (-12,8%) y Francia (-12,5%) vivían casi idéntico futuro desolador para el conjunto del ejercicio. Ahora, la institución ha revisado al alza sus proyecciones para estos dos últimos territorios hasta el 10,6% y 9,8%, respectivamente. Nuestro país es el campeón en el golpe del Covid. Muy lejos de la caída del 6% prevista para Alemania o del 5,4% para Países Bajos.
En términos trimestrales, mirando la estimación para octubre-diciembre, España tampoco sale nada bien parada. El desplome interanual en ese periodo sería del 10,8%, frente al 8% de Italia, el 6,7% de Francia y el 5,2% de Alemania.
Con respecto al mercado laboral, la organización internacional augura que el paro escalará este año hasta el 16,8%… aunque lo más preocupante radica en que no se espera ninguna mejoría en 2021. La institución da la misma cifra para este año y el siguiente, siendo la cifra de desempleo española la más elevada de las economías desarrolladas solo por detrás de Grecia (19,9%).
Estos datos desvelados hoy por el FMI contrastan con lo que espera el Gobierno para este año. Nadia Calviño comunicó la semana pasada que el Ejecutivo ahonda su previsión de hundimiento del PIB este ejercicio desde el 9,2% que se pensaba en abril hasta el 11,2%. Sigue siendo considerablemente menor, pero ya se acerca más a lo proyectado por la institución internacional.
Para 2021 tanto el Gobierno como el FMI auguran un rebote idéntico, del 7,2%, aunque en el caso de las estadísticas del Ministerio de Economía no se ha tenido en cuenta el impacto al alza de los fondos europeos. Y casi lo mismo ocurre en relación al desempleo, por debajo del 17% en 2020 y del 16,9% en 2021, frente al 16,8% en ambos años de la organización dirigida por Kristalina Georgieva.
Golpe a nivel global
Asimismo, el FMI calcula que la economía global se hundirá un 4,4% (ocho décimas menos que la estimación de junio) en 2020 y que repuntará un 5,2% (dos décimas inferior a junio) en 2021. «La revisión refleja unos resultados del PIB del segundo trimestre mejores de lo anticipado, principalmente en las economías avanzadas, donde la actividad comenzó a mejorar antes de lo esperado después de que se redujeran los confinamientos en mayo y junio, así como por los indicadores de una mayor recuperación en el tercer trimestre», reza el documento. España, en este caso, es la gran excepción.
«La pandemia revertirá los avances realizados desde la década de 1990 en la reducción de la pobreza y aumentará la desigualdad», explica el FMI en términos generales, al tiempo que destaca que tiene asumido que las economías «experimentarán cicatrices» con efectos persistentes sobre la producción potencial y que provocan la urgencia de acometer cambios estructurales.
Para el FMI, la incertidumbre continúa siendo muy elevada debido a los riesgos de rebrotes, la posibilidad de que la vacuna se retrase más allá de 2021 y que se desvanezcan las medidas fiscales puestas en marcha por los países. «El riesgo de peores resultados de crecimiento que lo proyectado permanece considerable. Si el virus resurgiera, el avance sobre tratamientos y vacunas fuera más lento de lo previsto o el acceso de los países a ello siguiera siendo desigual, la actividad económica podría ser menor de lo esperado, con un distanciamiento social renovado y encierros más estrictos», señala.
Todo ello, además, sin perder de vista que las previsibles quiebras empresariales que se esperan en el corto plazo pueden suponer un freno más para la reducción del paro. Y pone especial foco en la vulnerabilidad de las pymes.
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