Sentirse emocionalmente bien es fundamental para la mayoría de las personas. Iniciar nuestros días con optimismo y bienestar siempre es un buen punto de partida para asumir los retos de la vida diaria. Todos contamos con la capacidad para percibir el lado positivo de las situaciones y evitar que las demandas de nuestro entorno nos causen malestar, especialmente cuando sus causas no son evidentes.
Cualquier persona puede tener dificultades para sintonizarse con su propio bienestar, pero es importante recordar que éste depende de sí mismo. Para los psicólogos el bienestar emocional tiene diversas fuentes y la mayoría son internas, pero también observamos que las situaciones externas o ajenas a nosotros ejercen su influencia en nuestros estados de ánimo. La buena noticia es que cada persona está en capacidad de decidir cómo gestionar las dificultades y con ello tener control sobre los efectos que causan en nuestras vidas.
Para ello también es necesario reconocer los propios límites en relación con los comportamientos y actitudes de los demás. Lo que dicen, hacen y piensan las otras personas, está definitivamente fuera de nuestro control, aunque esa otra persona sea la pareja, los hijos o el jefe. La diferencia está en la actitud que asumimos ante lo que ocurre alrededor. Si pensamos que nuestra actitud personal es enteramente nuestra responsabilidad, el bienestar también lo es.
Es cierto que podemos sentirnos sumergidos en un mar de calamidades, sobre todo en ambientes con muchas dificultades políticas, económicas y sociales, donde las amenazas son evidentes y abrumadoras. Una manera de gestionar nuestro bienestar es mediante la adquisición del hábito de identificar las oportunidades. Esto se logra teniendo presente que toda situación, aún la más crítica, tiene un lado oscuro y un lado claro.
En general, tenemos la capacidad de aprender de todas nuestras experiencias. Si un tipo de situaciones se nos presenta una y otra vez, puede que haya llegado el momento de preguntarnos: ¿Qué me está mostrando la vida?, ¿Qué debo aprender de esta situación?.
Una buena forma de visualizarlo es imaginándonos la conocida figura del Yin y el Yan y preguntarse cuáles aspectos de esa situación podemos ubicar en cada lado, sin olvidar que el lado claro siempre tiene un punto oscuro y viceversa. Luego podemos proceder a tomar las oportunidades y controlar las amenazas. Gestionar nuestro bienestar puede significar también hacer lo mejor que podemos con los recursos disponibles, tanto materiales, como humanos, tomando en cuenta especialmente los propios recursos emocionales.
Para intentar dar respuesta a la pregunta que titula este artículo, ¿Por qué a veces no me siento bien?, invitamos a considerar las siguientes respuestas:
- Porque te comparas con otras personas. Tu realidad obedece a circunstancias particulares y está vinculada a las decisiones tomadas en el pasado. Tu vida se ha dado de manera única e irrepetible, por lo tanto, compararla con la de otras personas (o con lo que exponen los demás en las redes sociales) es un acto de injusticia y de irrespeto contra tí mismo.
- Porque actúas según las expectativas de los demás. Pensar que tu bienestar está en manos de otras personas o que las necesitas para estar bien se llama dependencia. Es tu responsabilidad recuperar el control de tu vida y tomar tus propias decisiones.
- Porque has sacrificado tus necesidades físicas y/o emocionales. Escucha lo que tu cuerpo y tus emociones te piden atender. Es probable que esa apatía que a veces sentimos sólo esté anunciando cansancio o nos sintamos avergonzados por nuestra necesidad de recibir un abrazo. Ama y demuestra amor, porque siempre es reconfortante sentir que somos importantes para nuestros afectos y ello es posible permitiéndonos un abrazo, una palabra oportuna o un gesto de atención.
- Porque dejaste de ver el lado positivo de todas las situaciones. Toda situación, independientemente de cómo la calificas para ti, tiene su lado “bueno” y su lado “malo”. Las situaciones desagradables tienden a desestabilizarnos, pero pueden transformarse en fuentes de aprendizaje si así lo decidimos.
- Porque das más de lo que tienes. Es necesario amarse a sí mismo para poder amar a los demás, independientemente si se trata de los hijos, los padres o la pareja. Solo cuando te llenas de amor puedes tener la tranquilidad suficiente para entender los sentimientos de los demás e impedir el abuso o el sacrificio de la propia tranquilidad. Es imposible dar lo que no se tiene.
- Porque esperas más de lo que das. Todo en la vida tiende al equilibrio, aunque a veces la balanza puede inclinarse más a un lado que al otro, siempre este tipo de situaciones es temporal. Esperar más de lo que das revela tratar a las personas como medios o como objetos para satisfacer tus necesidades y este es un lugar que nadie quiere ocupar. Si lanzas flores al mundo muy probablemente te devolverá flores y en la misma cantidad.
- Porque te disgusta tu situación actual pero la aceptas con resignación. Si bien es cierto que todos tenemos el poder de cambiar lo que nos disgusta o desagrada de nuestras vidas, también lo es que ello requiere esfuerzo, asesoría, dedicación, perseverancia y tantas otras cualidades. Observa a tu alrededor y seguramente encontrarás personas cuyas vidas te inspiren para cambiar o mejorar sensiblemente tu propia realidad.
¿Hay alguna otra razón que nos puedas aportar?