El MIR ha traído en su última convocatoria una serie de cambios y adaptaciones a las necesidades de la Formación Sanitaria Especializada (FSE). El hombre detrás de este reto es Rodrigo Gutiérrez Fernández, el actual Director General de Ordenación Profesional en el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, un cargo que ostenta desde julio de 2018 tras «un breve paso por la clínica, hace ya bastantes años, donde me he dedicado a la administración y gestión de los servicios públicos».
Gutiérrez Fernández, licenciado en Medicina y Cirugía, es también el presidente de la Sociedad Española de Atención al Usuario de la Sanidad (SEAUS) desde abril de 2011. Sin embargo, son pocos los que conocen que detrás de tantas obligaciones, el Director General de Ordenación Profesional aún cuenta con tiempo para dedicarse a escribir algunas reflexiones en su blog personal: Regimen Sanitatis 2.0.
Un espacio donde Gutiérrez Fernández puede aportar sus opiniones sobre temas como la Calidad Asistencial, la Investigación en Sistemas y Servicios de Salud, la Salud Pública, la Política y la Gestión Sanitaria, (digamos la Gestión Pública en general), la Sociología y la Economía de la Salud, la Bioética, la Educación Sanitaria y la Información y Comunicación sobre Salud y Servicios Sanitarios, entre otros tantos.
Incluso, su blog ha sido un espacio donde ha plasmado algunas de las prioridades en las que trabajar dentro del ámbito de la Formación Sanitaria Especializada: «por lo que se refiere fundamentalmente a la calidad y a la formación, importa sobre todo destacar que el sistema de formación sanitaria especializada (FSE) de nuestro país está suficientemente reconocido y valorado, y goza de un elevado prestigio y reputación. No obstante, transcurridos cuarenta años de la puesta en marcha del sistema, consideramos que es necesario llevar a cabo algunos ajustes que permitan su mejor adaptación y adecuación a las nuevas demandas y necesidades asistenciales».
En concreto, el director de Ordenación Profesional establece como hoja de ruta «examinar con criterios profesionales y no ideológicos sobre en qué se puede mejorar. Para ello, es preciso actualizar muchos de los programas formativos de las diferentes especialidades, sobre todo teniendo en cuenta los cambios sociales y la realidad sociodemográfica actual, condicionada por el envejecimiento de la población, la pluripatología y la cronicidad».
«Al mismo tiempo, también debemos intentar ajustar la oferta de plazas de formación de especialistas en ciencias de la salud al número de egresados de las distintas facultades, siendo conscientes de la necesidad de mantener siempre la máxima cooperación, colaboración y diálogo con la Universidad y con las comunidades autónomas, que finalmente serán los empleadores de estos profesionales en los diferentes Servicios Regionales de Salud. En este sentido, es preciso también recuperar e incrementar la oferta docente, que se había visto reducida sustancialmente en los últimos años», agrega.