Juan Sánchez defiende su labor de caridad, a la par de los beneficios económicos que representa el «cuidar» a más de 5.000 menores
Como director ejecutivo de su organización Southwest Key Programs, Juan Sánchez recibió 1.5 millones de dólares, sólo durante 2017, al «aprovechar» la crisis migratoria en Estados Unidos con albergues para niños detenidos por el gobierno de Donald Trump.
A través de al menos 24 refugios en los estados de Arizona, California y Texas, la organización puede albergar hasta 5.000 niños, pero también recibe dinero del gobierno federal. En la última década, Southwest Key obtuvo USD 1.7 billones, y sólo USD 626 millones en el último año.
Una investigación del diario The New York Times expuso, según docenas de entrevistas y un examen de documentos, que existen «posibles irregularidades financieras» en la organización que tiene un «registro de gestión descuidada».
El hispano ha estado bajo el escrutinio público desde la gestión de Barack Obama, pero con la administración de Trump se intensificó su trabajo de albergar a miles de niños separados de sus padres inmigrantes, y por tanto, pedir dinero de los contribuyentes para alimentar a cada pequeño.
La compañía de Sánchez también tiene empresas con fines de lucro en campos de la construcción, servicios de alimentos, mantenimiento, entre otros, que han canalizado el dinero a la organización benéfica a través de altas tarifas de administración.
«Ha acumulado decenas de millones de dólares de los contribuyentes con poca supervisión del gobierno, y posiblemente,comprometido con los altos ejecutivos», indicó el Times.
El hispano defiende su acto de caridad, e insiste en que todo lo que hace es para ayudar a los niños. Pero los albergues de Southwest Key han sido acusados de múltiples abusos.
En julio se acusó a un trabajador del albergue en Phoenix por acosar a una adolescente. En septiembre, un trabajador fue condenado por abusar sexualmente de siete jóvenes en el albergue de Arizona, donde también hubo un alegato porque trabajadores abusaron físicamente de tres niños.
De la vulnerabilidad al poder
Sánchez creció en Brownsville, Texas, en la frontera con México y después de sobrevivir a una infancia con carencias, obtuvo un doctorado en educación por la Universidad de Harvard. En su graduación utilizó un «zarape«, una prenda mexicana similar al poncho porque «quería establecer que los latinos estamos aquí».
Juan siempre se ha considerado un activista de los vulnerables, pero desde los 14 años, cuando murió su padre de un ataque cardíaco, él era uno de ellos. Trabajó vendiendo periódicos, en la recolección de fruta junto a inmigrantes mexicanos, e incluso fue boxeador.
Fue el primero de su familia en graduarse de la preparatoria para estudiar en la Universidad en San Antonio, y posteriormente obtener la maestría en la Universidad de Washington antes de su doctorado en Harvard.
Cuando tenía 33 años, en 1981, inició con su albergue «Esperanza» para delincuentes juveniles. Seis años después inició una caridad para ayudar a que menores de edad no terminaran en prisión, y así nació su organización Southwest Key, «en esencia, para ayudar a mis amigos», dijo Sánchez al New York Times.
Para 2013, cuando Southwest Key cumplió 25 años, miles de niños cruzaban la frontera de México con EEUU sin familiares. El gobierno de Obama necesitaba reubicarlos, y Sánchez vio la oportunidad. En un año abrió ocho albergues.
Los críticos conservadores dijeron que Southwest Key malgastaba los dólares de los contribuyentes y «mimaba» a los inmigrantes ilegales. En 2014, el senador Charles E. Grassley criticó a la organización benéfica por solicitar USD 316 por niño, por día, al gobierno federal para un refugio de California donde tenían una granja con ponis y hasta un jardín orgánico.
La expansión de la organización, debido a tantos jóvenes migrantes en EEUU, representó el aumento de la fortuna de Juan. De 279.000 de dólares en 2012, llegó a ganar como ejecutivo 682.000 de dólares en 2015.
Entre los planes de Juan Sánchez está el duplicar el número de refugios con tal de ayudar a más niños, aunque sus detractores interpretarían esto como su deseo de incrementar al doble su cuenta bancaria.