La FAO desvela que la situación se ha agravado, por lo que demanda que se tomen medidas “urgentes”.
Los datos son dramáticos: Unos 59 millones de ciudadanos del ámbito rural viven en situación de pobreza en América Latina y el Caribe, una subida de dos millones de personas que, en opinión de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), debería alentar a los gobiernos de la región a adoptar medidas «urgentes».
Los datos recogidos por el Panorama de la Pobreza Rural en América Latina y el Caribe (relativos mayoritariamente a 2016) evidencian que uno de cada dos habitantes de zonas rurales es pobre y uno de cada cinco vive directamente en la indigencia. De media, un trabajador cobró en 2015 363 dólares anuales, por debajo de los 804 correspondientes a áreas urbanas.
Así, pese que solo el 18 por ciento de la población total de la región vive en zonas rurales, en ellas se concentran el 29 por ciento de las personas pobres en América Latina y el 41 por ciento de quienes sufren de pobreza extrema, alrededor de 27 millones.
El informe de la FAO presentado en Buenos Aires confirma un cambio de tendencia en una lacra que se redujo en casi el 20 por ciento entre 1990 y 2014. En los dos años siguientes, tanto la pobreza como la pobreza extrema aumentaron dos puntos porcentuales en zonas rurales, hasta alcanzar el 48,6 y el 22,5 por ciento, respectivamente.
El representante regional de la FAO, Julio Berdegué, ha denunciado una «reversión histórica» que demuestra que «nos estamos olvidando del campo», un ámbito «clave» para el crecimiento económico y para el empleo de millones de personas. «Allí está la base de la agroindustria, que impulsa la innovación científica y tecnológica en la región y también está la agricultura familiar que hoy produce la mayor parte de los alimentos de consumo local», ha explicado.
Para recuperar los avances, la ONU ha propuesto crear sectores agrícolas eficientes, incluyentes y sostenible; mayor protección social; gestión sostenible de los recursos naturales; impulso al empleo rural ajeno a la agricultura; y mejorar la infraestructura.
El informe recoge casos de éxito en los últimos años, de los cuales el más significativo es Brasil, que logró reducir su pobreza rural del 71 al 29 por ciento entre 1990 y 2014. Bolivia también ha mejorado del 79 al 54 por ciento, mientras que Chile ha pasado del 29 al 7 por ciento, según el compendio estadístico.