El Mercado de Maravillas se ha convertido en el epicentro de los emprendedores venezolanos en Madrid, que han encontrado en este espacio un lugar para volver a empezar de cero.
Una joven entra al Mercado de Maravillas de Madrid. Tras subir por unas escaleras mecánicas, se tropieza con un aroma que reconoce a la perfección. «Alguien está preparando unas arepas«. Con cada nuevo paso, se interna en una especie de viaje en el tiempo que la regresa a su natal Venezuela. Entre el barullo del mercado flotan las palabras como ‘chamo‘, ‘maracucho‘ o ‘naguevonada‘. Todos sus sentidos se llenan con la nostalgia de los recuerdos, los sabores de la malta, el acento caribeño y el humor tan tradicional como una buena hallaca o empanada de carne mechada.
El Mercado de Maravillas está minado con emprendedores venezolanos. En los pasillos, decenas de banderas tricolor decoran los establecimientos que venden todos aquellos productos y alimentos que fueron parte cotidiana de la infancia de todo venezolano. Unos negocios que, con unos alquiler que oscilan entre los 300 y los 1.500 euros, buscan comenzar de cero, «dando productos de calidad y el servicio cariñoso al que estamos acostumbrados».
Reinaldo García es uno de los venezolanos que ha encontrado en el Mercado de Maravillas una oportunidad para volver a crecer. Tras perder su cafetería en Caracas tras la expropiación del Ateneo de Caracas, decidió mudarse a España en 2009. «Durante unos siete años y medio estuve trabajando para una cadena de franquicias, pero consideré que llegó el momento de emprender. Ahí fue cuando cree Nomade«, apunta a IberoEconomía. A pesar de que comenzó con una tienda en el barrio de La Latina, el alto precio del alquiler le obligó a cambiar de ubicación y comenzar desde hace dos meses en el Mercado de Maravillas.
Ahora, con ‘Nomade Grill’ asegura que «la experiencia ha sido muy buena». Una clave para el éxito ha sido la habilidad de adaptarse al cambio. «Comenzamos como un bar típico español, pero ante el elevado número de peticiones de comida latinoamericana fuimos adaptando la carta para lograr una fusión de ambos», explica García. De esta manera, reconoce que «los españoles son más de arepas que de empanadas, en especial para aquellas personas celiacas que han descubierto que la arepa es un producto gluten free».
De cara al futuro, el fundador de ‘Nomade Grill’ sueña con «seguir creciendo e, incluso, comprar el local en el Mercado de Maravillas. Una opción a la que tenemos acceso sólo tras un año de estar alquilados».
Los tequeños maracuchos
La Tequeñería es otro de los espacios icónicos para los venezolanos. El encargado, Ángel Morán, recuerda que «el proyecto nace de familias maracuchas que deciden crear una fábrica de tequeños en España, llamada ‘Madridcucho‘. Para dar salida a los productos, piensan en la creación de una cadena de franquicias, que es La Tequeñería. Un modelo de negocio que tiene en el Mercado de Maravillas su proyecto piloto para evaluar todo aquello que funciona y lo que debe ser mejorado de cara a las próximas aperturas que se realizarán en el país».
Con un año de trayectoria, Morán reconoce que «la diáspora venezolana ha ayudado a la creación de un mercado idóneo para vender los productos venezolanos. Son el 90 por ciento de nuestros clientes, el 10 por ciento restante son españoles y turistas». Un segundo grupo que se está adaptando a la gastronomía venezolana y que deja imágenes muy curiosas como «la de los chinos comiendo un tequeños con cubiertos y viéndose tan raros como seguramente nos vemos nosotros comiendo el arroz con palillos», bromea Morán.
Pescaderos de Mérida
Juan Carlos Gerede y Karina López son un matrimonio andino que se ha sumergido en el mundo del emprendimiento a través de la Pescadería Mérida. El proyecto, que cuenta con una trayectoria de dos meses y medio, tiene sus orígenes en la pasión que descubrió Juan Carlos por este sector con su llegada a España hace 14 años.
Tras trabajar por años en una reconocida pescadería por Plaza de España, el venezolano adquirió los conocimientos del mercado y de la preparación de los producto, por lo que decidió aventurarse con su propia marca para «ver los sueños convertirse en realidad«. A pesar de que no tiene relación con su profesión original de la fragua, reconoce que «fue una profesión en la que comencé a aprender de cero y que ahora domino para ofrecer lo mejor a mis clientes».
No en vano, el matrimonio venezolano tiene muy buenas expectativas sobre su futuro. «Queremos seguir creciendo y poder expandirnos, para estar en otros de los grandes mercados de Madrid«. No obstante, son conscientes de que aún queda mucho trabajo por delante, ya que «los inicios nunca son fáciles y requieren de mucho esfuerzo y constancia«, puntualiza Karina.
Empanadas orientales
Cuando Maira Marín comenzó a visitar el Mercado de Maravillas iba sólo como clienta, pero un día lo cambio todo. «Venía a comerme una empanada en el único local que estaba abierto. Como tuve que esperar mucho para que me atendieran, pensé que hacía falta otro local ante la magnitud de los venezolanos que venían. Por eso, abrí El Empanadazo hace dos años».
La emprendedora venezolana, oriunda de Puerto La Cruz, dejó atrás sus negocios de impresiones digitales para centrarse en las exitosas empanadas y arepas de masa blanca y con azúcar que son tan tradicionales en el Oriente de Venezuela. «A pesar de que los españoles son más de arepas que de empanadas, ya están probando las hallacas que preparamos y han quedado encantados», matiza.
En este sentido, asegura que sus planes profesionales siguen de la mano de los sabores tradicionales de la mesa venezolana, esos que también ofrece en el local que ha abierto hace sólo tres meses en la calle de Dulcinea 39.
Quesos latinos, en manos españolas
Daniel Sadornil, fundador de la fábrica Quesos Sadornil, conoce muy bien los gustos del paladar venezolano. El español proveniente de Burgos cuenta con una trayectoria de 30 años, pero desde el año 2007 ha comenzado a percibir el efecto de la migración venezolana. «Los primeros que venían eran las personas relacionadas con PDVSA. Con mucho poder adquisitivo y que fueron creando su vida en España», recuerda. No obstante, el perfil ha venido cambiado durante los últimos años.
«Además de la clientela tradicional, cada día recibimos aproximadamente un 30 por ciento más de compradores de origen venezolano, quienes se suelen decantar por el queso duro o semiduro», afirma Sadornil. No en vano, se ha convertido en uno de sus públicos más representativos, así como de los más queridos: «Puedo decir con toda seguridad que es mucho más agradable atender a un solo venezolano que a 10 españoles«, sentencia.