Ayer, hoy y mañana son adverbios del tiempo que hemos usado históricamente para situar cuándo ocurren los hechos de manera lineal, pero el hoy que vivimos es simultáneamente el mañana debido a la celeridad de la tecnología. Este inevitable aceleramiento, es sin duda un llamado para las sociedades de hacer futuro a través del uso de la tecnología de hoy.
Uno de los sectores donde este llamado ha sido más temprano es la banca, puesto que muchas empresas tecnológicas ya hoy se bancarizan, sin embargo, un punto a favor de la banca es que tradicionalmente la gente ha confiado su dinero a las instituciones financieras, así que la tarea es evolucionar y esto supone una desaparición de la banca al menos en la forma en la que hoy la conocemos y unificando su back end con su front end.
Así mismo, otras cosas ya empiezan a desaparecer, como los cables, las pantallas que apuntan a ser más virtuales que físicas y la presencia física más omnipresente y multi- interactiva. En este sentido, la apuesta tecnológica de la banca implica cambios sustantivos en el nuevo orden financiero y en consecuencia en las sociedades.
Esta apuesta tecnológica, se basa en competencias, recursos y avances inacabables, que se renuevan a cada instante y dónde la tarea fundamental de las instituciones financieras es considerar el futuro como algo tan inmediato que ya empieza a suceder apenas al terminar de leer este párrafo.
Sí, es un futuro tan inmediato que no ocurre en la tradicional línea de tiempo, porque las brechas entre cada avance son tan cortas que la batalla se centra en estar al margen de cada actualización. Estamos en un escenario donde la existencia es directamente proporcional al “update” de cualquier sector que centra sus operaciones en productividad, avances e innovación.
La invitación en primera instancia es a tener un pensamiento exponencial porque el mundo se está desarrollando de forma no lineal. Por eso, asumir que el futuro ya existe y que convivimos en este, nos desmonta del pensamiento cronológico y aunque cerebralmente estamos habituados al pensamiento lineal, hemos de adaptar la naturaleza de esa estructura para garantizar la existencia. Aprender a incorporar la sorpresa inherente al ritmo tecnológico es clave, donde la predicción con exactitud se desdibuja, porque la innovación estalla desmesuradamente sin botón de stop.
En el sector financiero los esfuerzos orientados a los conceptos de seguridad y la confianza no son una nueva noticia, sin embargo, lo que sí resulta emergente son las formas aceleradas de garantizar estos conceptos a través de los recursos tecnológicos hacia la gente. La seguridad es y será clave en el desarrollo tecnológico en general y no sólo de las entidades financieras y está basada principalmente en la seguridad del dato y su valor.
Por lo que estamos frente a un futuro tecnológicamente más seguro, que deberá ser un futuro cuántico. Si bien, la celeridad de los procesos tecnológicos suponen un universo de posibilidades sin precisión predictiva, sí es posible a través de la Big Data almacenar grandes cantidades de datos y encontrar patrones y entendimientos que se traducen en rentabilidad. En este sentido, el valor de la protección de la información es vital, la criptografía cuántica y trabajar sobre la vulnerabilidad de los datos en el futuro podría ser
una tarea que hoy compete a las entidades bancarias frente a este mundo emergente y acelerado.
La atención rigurosa, primaria y sistemática sobre los mecanismos tecnológicos de seguridad son las bases sobre las que se construiría la confianza real entre el usuario y el banco.
Por otra parte, no sólo es tarea de los bancos tomar acciones frente al inminente futuro tecnológico. También es imperioso en otros sectores de producción humana tales como la educación, las artes, las comunicaciones y prácticamente cualquier oficio.
Si es cierto que la tarea es algo difusa, frente a este asombroso crecimiento de posibilidades, pero de eso se trata, de conectar con lo novedoso, de mantenernos en la actualización y ser parte del futuro aprendiendo hoy, además se trata de entendimientos donde la curva de aprendizaje que estamos experimentando es fascinante porque cada vez los recursos tecnológicos nos hacen optimizar el sagrado tiempo, el valor económico real que tenemos como sociedad inteligente.
Por otra parte, lo que está claro es identificar lo que que NO es tarea de hoy: se trata de preocuparnos sin ocuparnos y tener miedo a la tecnología o los posibles embates que nos traerá en las sociedades, tales preocupaciones como la desaparición de puestos de empleo o la rebelión de la inteligencia artificial están basadas en un pensamiento anclado en la duda, la ciencia ficción y sobre todo en la falta de formación y preparación de hoy frente a lo que ya es.
La tecnología, lejos de tener atribuciones deshumanizantes es capaz de generar inspiraciones sublimes para crear sin límites, lo que viene como humanidad es fascinante, la apuesta es hacia aumentar al humano, no a la máquina y el curso de la humanidad sí tiene un corazón pero no reside en el corazón sino en el cerebro, esa maravillosa y poderosa estructura de creación que llevará tiempo descifrar en su totalidad.
Por estas razones, la invitación es hacia crear desde cada una de nuestras parcelas de saber y mover cada una de nuestras intenciones productivas hacia la innovación y el avance para crear sociedades inteligentes, creativas y resolutivas.
Vanessa Iacono, consultora de innovación, artista Visual y Arte en Realidad Virtual.
@viaconog
www.viacono.com