Chery y la empresa EV Motors han cerrado el acuerdo para el desembarco del gigante asiático en las antiguas fábricas de Nissan en la Zona Franca de Barcelona. EV Motors ha confirmado este martes la operación que llega tras meses de negociaciones y supone la primera llegada de un fabricante de coches chino a Europa.
La fábrica de Chery se enmarca dentro de la reindustrialización de la antigua planta de Nissan en la Zona Franca, ubicada en un espacio de unos 300.000 metros cuadrados, un espacio muy cotizado por cualquier actividad económica por su proximidad al aeropuerto y al puerto de Barcelona. Allí, la empresa china ensamblará sus vehículos eléctricos, en concreto, se empezaría a montar el modelo Omoda 5, según EFE.
El aterrizaje del grupo asiático en Barcelona es clave para garantizar el proyecto de Hub Factory —empresa encargada del espacio— para revitalizar la Zona Franca, del que dependen unos 600 extrabajadores de Nissan, que perdieron su empleo cuando la multinacional japonesa abandonó Barcelona a finales de 2021. Según fuentes consultadas por EFE, la actividad de producción de vehículos que se desarrolle en la Zona Franca podría suponer la creación de un millar de puestos de trabajo.
Las piezas del vehículo, desmontadas en origen, viajarían desde China a Barcelona, donde se acabaría de ensamblar. La compañía habría aceptado también, según la misma agencia de noticias, realizar poco después todo el proceso de fabricación de estos modelos en la planta catalana, lo que tendría un impacto económico mucho mayor en el territorio, ya que requeriría trabajar con proveedores locales.
En las negociaciones también han jugado un papel relevante el Ministerio de Industria y la Generalitat, que formaban parte de la mesa de reindustrialización de Nissan, junto con la dirección de la compañía nipona y los sindicatos de los extrabajadores.
¿Quién es Chery?
Chery Automobile, de propiedad estatal, se fundó en 1997 y tiene su sede en la ciudad-prefectura Wuhu, con una actividad enfocada en las nuevas tecnologías y la innovación. La empresa tiene más de 20 años de desarrollo y su red de ventas y servicios cubre más de 80 países y regiones, de acuerdo con su página web.
Durante las últimas dos décadas, Chery ha establecido centros de I+D en China, Alemania, Estados Unidos y Brasil y se ha convertido en la primera firma de automóviles de China en exportar vehículos completos, piezas CKD, motores, tecnología de fabricación y equipos para el mercado global.
Una de sus marcas, Omoda, ha elegido España como primer mercado de Europa, desde donde quiere iniciar su expansión a toda Europa. La filial española, Omoda España, está desplegando una red propia de concesionarios oficiales.
Interés chino por fabricar coches en Europa
El aterrizaje de Chery en España se produce en un momento en el que Europa vive la incursión masiva de coches fabricados en China, sobre todo eléctricos, con precios mucho más competitivos y buenas prestaciones. Y es que esta operación supone la primera llegada a España y Europa de un grupo chino como fabricante de vehículos. Además, supone un nuevo paso en la internacionalización de las firmas asiáticas. Chery ya vende sus coches en España a través de su marca Omoda y planea abrir una fábrica en el Reino Unido antes de 2030.
«Si tienes una fábrica local, los clientes confían más en tu marca», explicó el presidente de la rama internacional de Chery, Zhang Guibing, el pasado mes de septiembre, cuando afirmó que la elección de España como punto de partida para su desembarco europeo se debía a que los clientes del país «están mucho más abiertos» a dar oportunidades a marcas nuevas, entre ellas las chinas.
El sector del motor chino, especialmente en el caso de un segmento en auge como el de los eléctricos, está mirando al extranjero ante la dura competencia en el mercado local —donde BYD, Tesla y otras firmas libran una guerra de precios— y la posibilidad de enfrentarse a aranceles por investigaciones antisubsidios como la iniciada por la Comisión Europea (CE) en 2023.
Según la Comisión, que podría imponer nuevos aranceles, los vehículos chinos tienen una penetración del 8% en el mercado comunitario, una cifra que podría duplicarse al 15 % en 2025 a este ritmo, algo que, en su opinión, supone una «amenaza económica» para la industria automotriz europea.