La deshumanización de la migración

Recientemente vi la película “Elemental” de Disney y me llevé una agradable sorpresa al ver que la trama iba más allá de la simple integración de los distintos elementos que componen la sociedad, sino que como tema transversal está la integración de la migración.

De una forma muy sencilla y con dibujos animados “Elemental” muestra todas las fases de la migración, desde el motivo por el cual se toma la decisión de salir del país de origen, pasando por dejar a los seres queridos, llegar a tierras nuevas, intentar acoplarse a las nuevas reglas, vivir la discriminación, los retos de crearte tu propio espacio para crecer, crear tu propia familia o nuevas amistades y gestionar la esperanza y las auto-proyecciones de que tus hijos y nietos no vivan lo mismo que viviste y que te superen en lo personal y profesional.

Investigando el origen de la película encontré que quien dirigió la película es hijo de migrantes asiáticos que llegaron a Estados Unidos, y que a través de dibujos fue capaz de mostrar su propia realidad, la misma realidad de millones de personas. Lo que me impresiona es la sencillez con la que trata todas las etapas de la migración a pesar de los compleja que puede ser y que solo quienes somos migrantes o trabajamos con migrantes podemos identificar, viéndonos reflejados en Candela y/o en el “Chico Agua”.

Sin hacer spoiler de la película, el elemento fuego es sacado de la ciudad hacia los suburbios pues su nuevo ser no encaja en la sociedad y por lo tanto debe buscarse su propio espacio, es lo que está pasando ahora en Estados Unidos, y otros países desarrollados, con los migrantes que están llegando y la analogía perfecta entre realidad y dibujos animados es la ciudad de Nueva York.

Las noticias sobre la situación de la migración a nivel mundial dan mucha tela que cortar, los gobiernos de los países “desarrollados” no saben qué acciones tomar para controlar los grandes desplazamientos de personas que se están dando simultáneamente en todas las regiones del mundo.

Lo que más me preocupa es que esos países desarrollados lo sabían, era predecible en la mayoría de los casos que esto estaba por venir, especialmente aquellos movimientos originados por cambios de gobiernos, o crisis político-social de los países poco desarrollados o en vías de desarrollo.

Me pregunto: ¿Qué hubiese pasado si en vez de obviar lo obvio, los países “desarrollados” hubiesen actuado a tiempo para evitar que gobiernos autoritarios tomaran el control en esos países o que las crisis humanitarias se extendiera a niveles mortales para los más necesitados?, ¿Cuántos miles de millones de dólares se hubiese ahorrado o se hubiesen invertido en mejorar verdaderamente las condiciones de vidas de esos países?, ¿Cuántas vidas se hubiesen salvado?, nunca lo sabremos.

Mientras no se arregle la situación que origina esta problemática, no se va a acabar los movimientos migratorios y EE. UU. y Europa no tendrán un centímetro de territorio donde albergar a más migrantes y refugiados, serán ellos quienes tendrán que buscar nuevas tierras.

Los gobiernos están jugando a la improvisación, lo podemos ver en los siguientes casos:

·         Reino Unido con el “bote-cárcel” Bibby Stockholm para migrantes, usan una cárcel móvil para alojar a los solicitantes de asilo o migrantes irregulares que llegan al país;

·         Rishi Sunak que está evaluando enviar a los migrantes a la isla Ascensión en el Atlántico a unos 4.000 km de Londres, islas prácticamente desiertas mientras piensan en qué hacer con las personas;

·         México crea campamentos de concentración para un grupo de los “caminantes” que tratan de cruzar hacia EE. UU. Adicionalmente otro grupo son encarcelados como criminales, situación que ha llevado a la muerte de muchos de ellos por la negligencia del Estado;

·         EE. UU. los trasladan de un estado a otro sin previa evaluación, los dejan dormir en las calles de Nueva York o en futuras carpas en parques públicos. Además contemplan una nueva propuesta hecha la semana pasada para usar las instalaciones de la prisión federal “Centro Correccional Metropolitano” de Nueva York para albergar a los nuevos migrantes que lleguen a la ciudad, prisión que está clausurada después del suicidio de Jeffrey Epstein y que también fue lugar de reclusión del narcotraficante Joaquín ·El Chapo· Guzmán;

·         Sur de Europa que no para de recibir embarcaciones de migrantes provenientes de África y Medio Oriente donde los dejan aislados en los campamentos de los organismos internacionales (OIM, Cruz Roja, etc.) pues todavía no se han puesto de acuerdo con la distribución de la carga de migrantes, propuesta que lleva meses sobre la mesa peros que ninguno accionar para que se apruebe y ejecute, al contrario está el caso de Polonia que ha convocado  un referéndum para el próximo 15 de octubre sobre el compromiso europeo de asilo a inmigrantes ilegales de Medio Oriente y África con el fin de que sus ciudadanos decidan si aprueban o no recibir a los migrantes del Mediterráneo.

·         España que no solo recibe a los inmigrantes en las pateras por el Mediterráneo, sino que también recibirá migrantes provenientes de los centros creados en Colombia y Guatemala que tienen a migrantes con intensión de ingresar a EE. UU. España en conjunto con Canadá y Estados Unidos aceptarán inmigrantes cuyos casos serán gestionados por la vía legal a través de centros de tramitación en países de Latinoamérica, como Colombia y Guatemala, pero no cuenta con una política clara y beneficiosa para la acogida de los migrantes, lo cual hace que queden en las calles, sin acceso a los servicios y sujetos vulnerables a caer en organizaciones criminales.

De los ejemplos anteriores, y otras tantas situaciones de vulnerabilidad que se ven a diario en el terrero y en los medios de comunicación, se evidencia la “deshumanización del migrante”. Para los gobiernos estas personas dejan de ser seres humanos para convertirse en un número, potenciales criminales, un “estorbo social”. Nada más lejos de esa concepción.

La deshumanización de la migración es una realidad que no podemos obviar. Los migrantes se enfrentan a numerosos obstáculos y violaciones de sus derechos humanos durante su travesía, desde la falta de acceso a servicios básicos hasta la explotación laboral y el tráfico de personas.

Para resolver los problemas que originan esta deshumanización, es necesario abordar las causas subyacentes de la migración en los países de origen, como la pobreza, la falta de oportunidades económicas, crisis de gobierno, crisis humanitarias, los conflictos armados y el cambio climático. Sin embargo, estas soluciones requieren un enfoque integral y colaborativo a nivel internacional que no vemos se esté realizando.

Es crucial que los gobiernos y las organizaciones internacionales implementen políticas públicas efectivas para resolver los problemas y así abordar la deshumanización de la migración. Estas políticas deben abarcar aspectos como el desarrollo económico, la seguridad ciudadana y el acceso a servicios básicos.

Sin embargo, muchas veces se observa una falta de voluntad política para abordar estos problemas, por el contrario son objeto de criminalización en sus discursos políticos, algunos de ellos rayan en delitos de odio, los señalan como los culpables de todos los problemas económicos, sociales y delictivos del país, lo que provoca el enfrentamiento de los lugareños con los extranjeros. Los políticos optan por medidas represivas y restrictivas que solo empeoran la situación.

Es fundamental comprender que la migración es un fenómeno complejo y multifactorial. No se puede resolver simplemente reubicando a los migrantes sin atender las causas subyacentes. Es necesario adoptar un enfoque integral que involucre a todas las partes interesadas, incluyendo a los gobiernos locales y nacionales, organizaciones internacionales y sociedad civil.

Debemos recordar que detrás de cada historia de migración hay seres humanos con derechos y necesidades. La deshumanización solo perpetúa el sufrimiento y no brinda soluciones sostenibles.

Los gobiernos y las organizaciones internacionales deben priorizar el desarrollo de políticas públicas locales efectivas para resolver los problemas que originan la deshumanización de la migración que se asienten en ese país o que estén en situación de tránsito. Además, es fundamental brindar formación al personal de frontera o de los organismos encargados de la migración, atención en salud y educación, pues quienes tienen el primer contacto con ese migrante puede hacer una gran diferencia en el trato y evitan la doble o triple victimización del migrante pueden convertirse en esa persona que les facilita el proceso y les informa y acompañaen la obtención de respuestas oportunas y efectivas para cada caso en concreto. Solo así podremos abordar este fenómeno desde sus raíces y garantizar una respuesta humana y justa hacia aquellos que buscan una vida mejor.

Como hemos hablado en artículos anteriores son pocas o inexistentes en algunos países las políticas públicas para el abordaje positivo de la inmigración que venga a resolver el origen de la migración de grandes grupos. Los gobiernos y las organizaciones internacionales sólo están poniendo «pañitos de agua caliente» para solventar las emergencias in situ pero no hay una coordinación, evaluación y ejecución de acciones concretas para prevenir que éstos grandes movimientos de personas se estén dando, no es solo sacar comunicados lamentando la situación precaria, o invertir en programas de cooperación aislados.

Veo con preocupación que solo nos quedamos en programas de cooperación con poca continuidad, pues vemos que su impacto es poco y discontinuo, el mejor ejemplo de ello en la cantidad de dinero invertida en cooperación en el continente africano, no niego que su valor sea importante para los locales pero solo atiende a la situación en concreto en un espacio y tiempo determinado sin la visión a largo plazo de solventar lo que origina la Crisis social/política.

Por otra parte en los países receptores lo que observamos son acciones aisladas y de pequeños pueblos, de reubicación de los migrantes pero sin planificación a corto/mediano plazo, sin proyectar el tipo de país y de sociedad que se quiere en unos 10 o 20 años.

Es claro que las políticas públicas locales juegan un papel crucial en la reubicación del migrante, pero deben contemplar e implementar medidas que garanticen su integración socioeconómica y cultural en las comunidades receptoras que abarquen todas las áreas que le permitan establecerse en ellos y diseñar su futura vida en ese lugar. Esto incluye brindar acceso a servicios básicos como vivienda, educación y atención médica, así como fomentar programas de capacitación laboral para facilitar su inserción en el mercado laboral local.

Pero en la práctica los gobiernos locales que ofrecen este tipo de «ayudas» al migrante, lo que buscan es solventar su problema de escasez de mano de obra o su crisis de habitantes, por lo que dan acceso a casas gratuitas o a muy poco costo y otros ofrecen dinero para asentarse en esa zona. Pero qué pasa con el acceso a los servicios de salud, la banca, las escuelas, el trabajo para el resto del grupo familiar, pues no están previstos en la oferta, por ello a corto plazo esos migrantes buscarán otro lugar “más cómodo” y ajustado a sus necesidades. Volvemos al inicio. Esta es otra forma de deshumanizar al migrante pues solo se toma en cuenta la necesidad del país pero no del migrante.

Para volver a humanizar la figura del migrante es necesario identificarlo como ser humano, reconocerlo como un humano con necesidades, emociones, propósito y visión de vida, habilidades, formación profesional y no profesional, experiencias distintas, que en su conjunto lo hace un ser meritorio y que puede ser muy valioso para el nuevo país. Sólo cuando se vea al migrante como un igual del cual se puede aprender y que está en la capacidad de integrarse y desarrollar sus potencialidades podremos decir que hemos superado la barrera de la deshumanización.

 

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Acerca de Bárbara Puglisi 47 artículos
Abogada con experiencia en Derechos Humanos, Derechos de Infancia y Políticas Públicas.