Acabado ya prácticamente el verano, del 2023, en el que parece ser que los españoles han disfrutado todo lo que les ha sido posible de él, pues según se ha venido informando, los lugares de veraneo han llegado a alcanzar el cien por cien de ocupación y hoteles y hosteleros, parece ser, que no tienen queja alguna de como ha ido el negocio este año, viene ya el otoño y con él, como se decía antaño, la hora de la verdad.
Indefectiblemente, el panorama económico previsible, céteris páribus, que se avecina tiene como características definitorias de la Economía española una subida del petróleo que abocará lógicamente, a una subida de la inflación por ello. Aunque no es el único factor que tensionará al alza los precios, pues existe el peligro razonable de que los precios de las materias primas y alimentos sigan subiendo. Y a eso se debe añadir que vuelve a haber algún problema con la cadena de suministro, relacionado con cierta escasez de los contenedores que de no subsanarse, evidentemente, agranda estas tensiones en la inflación.
Por lo cual, es lógico pensar que los tipos de interés seguirán subiendo, si continúan los bancos centrales, con el objetivo de doblegar la inflación, al menos al 2 %.
Además se debe tener también en cuenta que la banca va a tener más reticencias a la hora de otorgar crédito, no sólo por el riesgo crediticio, sino también por la estructura económico financiera que deben tener. Por lo que se prevé que ciudadanos y empresas van a tener más problemas de financiación, como se está percibiendo ya. Y esa falta de financiación abocará a que haya que hacer reajustes en las empresas de crecimiento y consolidación de negocio, plantilla laboral etc.. Que si vemos que ya en el ámbito laboral, España, continúa a la cola de Europa, incluso en el segmento juvenil, hace que estos próximos meses sean muy preocupantes. Porque no podemos conocer en estos momentos, si el invierno va a ser tan benigno como el anterior y que precio puede llegar a alcanzar la electricidad. Pues parece ser que la problemática que originó, el invierno pasado, que hizo que los precios de la electricidad batieran records, aún no ha sido solventada.
Además de un posible colapso financiero, en sus agentes, como consecuencia de previsibles problemas en sus activos de renta fija y el gran peligro existente en los instrumentos derivados, que puede ser de dimensiones catastróficas, ya que el Mercado de derivados, su tamaño es alrededor de 10 veces la cifra del PIB agregado mundial, todo indica que la fiesta se ha acabado. Y la Recesión Económica, sino Depresión Económica, en la cual nos podemos sumergir, es algo que la ciudadanía tendría ya que tener presente y adoptar ya medidas defensivas, para que no le pille de manera imprevista. Pues la locomotora económica de Europa y Francia, así como también Italia vienen dando señales de los problemas importantes económicos que están padeciendo y que, obviamente, es una señal más de alarma que hay que tener en cuenta, en estos momentos.
Resumiendo, siendo breve y claro, lo esperable es que los tributos subirán, los apoyos a los ciudadanos, por parte del estado descenderán y evidentemente el poder adquisitivo se verá indefectiblemente cercenado. Y además, se debe tener presente también, que por todo lo anteriormente expuesto, los inversores extranjeros, se vean en la tesitura, en sus niveles de exposición, de que tienda a reducirse, en este país.
Y por último, no se puede soslayar el grave problema existente en los precios de la vivienda que provoca que no se pueda acceder a ella con los niveles salariales que por lo general, existen habitualmente en España y ésto afecta indudablemente, al Mercado laboral, pues muchos trabajadores tienen grandes problemas para poder acceder a una vivienda que les posibilite tener una posición laboral que pueda obtener.
JOSU IMANOL DELGADO y UGARTE.