Dado que este tipo de vivienda resulta más económica y se entrega en unas condiciones más ventajosas que las que se aplican al resto de los mortales, tiene sentido que se nos exija algo a cambio: no podremos alquilar o vender un VPO durante un plazo de 10 años desde su adquisición. Una vez cumplido este periodo de tiempo, podremos optar por cualquiera de las dos opciones.
Si, por cualquier motivo, decides intentar vender tu VPO antes de que se cumpla este plazo, necesitarás una autorización de tu comunidad autónoma y alegar un motivo justificado (básicamente, un traslado por trabajo, aumento del núcleo familiar o por necesidad de un miembro del núcleo familiar mayor de 65 años). Si cumples uno de estos requisitos, el siguiente paso será presentar la solicitud de venta a la consejería de tu Comunidad Autónoma. Si se te concede permiso para hacerlo, ten en cuenta que no saldrá gratis: deberás devolver todo el dinero recibido en ayudas públicas, con intereses y en relación a tu inmueble, a lo largo de los años previos, tal y como recuerda Housfy. Además, desde tu comunidad autónoma te especificarán a qué precio máximo legal puedes venderla: las reglas que se aplican a su compraventa no serán las mismas que las del mercado ‘normal’.
Debes tener en cuenta que, en el momento de la venta, incluso aunque se haya cumplido el plazo de 10 años, estarás sujeto a ciertos límites de precio definidos por tu autonomía y relacionados con el tiempo que hayas sido propietario del inmueble. Deberás informarte acerca de cuánto puedes pedir por tu vivienda antes de venderla. Con todo, vender una VPO una vez cumplidos los 10 años de propiedad es, en principio, un proceso sencillo, si bien el futuro propietario deberá cumplir con las condiciones necesarias para poder ser dueño de una VPO. Dado que este tipo de vivienda escasea y existe una enorme demanda, encontrar a un interesado es, en principio, relativamente fácil.