El venezolano Jhon Núñez y su socio español Alfonso Martínez han diseñado un modelo de negocio flexible que les ha permitido sumar 20 años de trayectoria en Madrid.
Una puerta se abre. En su interior, decenas de flores llenan de color una estancia que está impregnada con el aroma primaveral de la naturaleza. Así es La Real, una floristería que celebrará su 20 aniversario en el mercado madrileño. Dos décadas en las que no sólo han logrado ofrecer sus servicios al Gobierno de España o a reconocidas firmas de moda, sino que además han tenido la capacidad de reinventarse para sobrevivir a los años de la crisis económica, comenzando una nueva etapa de ‘brotes verdes’.
Alfonso Martínez, uno de sus fundadores, decidió emprender tras haber trabajado con una de las empresas más reconocidas del sector. Un proyecto en el que contó con el apoyo de su socio Jhon Núñez, un venezolano que llegó a España en 1996 tras haber terminado sus estudios de Ciencias Administrativas en la Universidad Metropolitana de Caracas. Tras pasar un año siendo objetor de ‘la mili’ y homologando sus estudios, deciden dar el paso con “una inversión inicial de 3.000 euros cada uno, que nos sirvió para hacer los trámites, alquilar el local y comenzar a operar de cara al público”, recuerda Núñez.
El negocio empezó con el pie derecho. “Al abrir, la señora que nos alquiló el local fue la primera en encargarnos nuestro primer centro de flores”, afirma el venezolano. Si bien no conocía el mercado de las flores y plantas, Núñez había trabajado con su padre en la venta de repuestos de automóviles, “donde aprendí mucho sobre la importancia de la atención al público”. No obstante, comprometido con el proyecto, acudió hasta Londres para poder estudiar con las academias más reconocidas de Europa y aplicar estas habilidades en sus propias creaciones.
Si bien están situados a pocos metros del Teatro Real, los primeros clientes de La Real no eran las personas que visitaban el casco central de la ciudad. “Durante la primera etapa la mayor parte de los pedidos llegaban por teléfono, muchos porque buscaban a Alfonso, quien ya tenía un reconocimiento dentro del sector”, reconocen. Una avalancha que fue creciendo y que les permitió empezar a contar con encargos de la Administración Pública, incluidos los Gobiernos de José María Aznar y de José Luis Rodríguez Zapatero, así como de grandes firmas de moda, empresas de catering y hoteles de primer nivel.
El marchitar de la crisis
La Real no ha sido inmune a los efectos de la crisis económica. “Los hábitos de consumo fueron cambiado. Desde la Administración Pública se redujeron los costes, mientras que los hoteles y catering comenzaron a realizar sus propios arreglos florales. Entendimos que teníamos que reinventarnos y comenzamos a centrar los esfuerzos en la venta directa al público”, explica Núñez. La nueva estrategia coincidió con los cambios registrados en el barrio, donde “aumentó el número de jóvenes de clase media y media alta que se mudaron a la zona”.
Simultáneamente, los dos emprendedores reorganizaron las cuentas del negocio. “Hemos reducido los gastos para adaptarnos a las exigencias del mercado. Administramos todas las cuentas como si fuera una economía del hogar; es decir, evitando endeudarnos, con la compra de las flores que pudiéramos pagar en el momento y rebajando los sueldos tanto de Alfonso como el mío”, admite. Incluso, cambiaron las formas de cobro, “solicitando con cada encargo, al menos, el 50 por ciento del coste total, ya que era común que alguna de las empresas que solicitaban un encargo estaban ya cerradas unas semanas después”.
La adaptación al cambio ha sido fundamental para la sobrevivencia de La Real. Ahora, con el inicio de la recuperación económica, los emprendedores están listos para celebrar sus 20 aniversarios. “Una etapa llena de muchos aprendizajes, donde hemos pasado de 7 clientes habituales a más de 200 en la actualidad, así como hemos venido ampliando la oferta, con un conjunto de flores y plantas importados de Colombia, Ecuador, Holanda, África e Israel”, matiza.
Núñez, que afirma que La Real nunca ha tenido la necesidad de solicitar créditos, indica que ya están pensando en cómo aprovechar la recuperación económica para ampliar el modelo de negocio. Contrario a las tendencias del mercado, descartan entrar a competir en las ventas online o en fundar su propia franquicia, aunque sí aseguran estar interesados en abrir una nueva línea de negocio: la formación. “Muchos clientes han demostrado su interés en aprender cómo preparar un ramo o un centro, por lo que estamos estudiando la opción de habilitar un espacio para la docencia”, adelanta Núñez.
Convencidos de que la clave del éxito radica en “hacer bien el trabajo, así como plasmar con precisión lo que el cliente busca, con profesionalismo y precios ajustados al mercado”, los emprendedores detrás de La Real afirman que “el gran logro que buscamos será seguir trabajando como lo hemos venido haciendo y poder jubilarnos entre nuestras flores y plantas”.